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jueves, 28 de noviembre de 2013

Un hombre afortunado al tener una complicada tarea

En el New York Times viene una semblanza de Denis McDonough, el jefe de gabinete de Obama, que recomiendo que lean. McDonough, ya hemos hablado de él aquí al poco de tomar posesión de su cargo, fue adjunto al Consejero de Seguridad Nacional justo antes de entrar a ocupar su puesto actual y, por lo tanto, venía de ser un experto en temas internacionales. Un experto de verdad. De mirar un informe y poder predecir los próximos cinco pasos de los implicados en el relato.
 
Obama y McDonough (Global Post)
Ser JdG implica ser la persona que conoce la mesa del Presidente y tiene medido cada tema de todo lo que en ella descansa. Evidentemente esto implica algo más que política internacional y, especialmente, temas nacionales. Temas como el Health Care, el desastre de su web y las repercusiones que ello tiene; desde la decepción de la gente que veía casi tocar la protección médica, como el frente republicano que no ha perdido ni medio minuto en poner esta situación como ejemplo de un plan dirigido al populismo y que condena el país al crecimiento de la deuda.

Pero Obama está en su segundo mandato y ha hecho dos apuestas muy fuertes para definir su legado; una el propio Health Care y otra Irán. Y cualquiera de las dos están siendo apuestas arriesgadas. Ningún presidente quiere pasar a la historia siendo el nuevo Warren Harding (no se puede fallar más), Hoover (le tocó la depresión y no ayudó) o Nixon (un político de talento y que nunca será recordado por nada que no fuera Watergate). Y es Denis McDonough el segundo mayor responsable de que Obama no pase a la historia dentro de esta lista. Por otra parte él tiene su propia lista encabezada por Haldeman, el JdG de Nixon.


En el artículo aparecen dos frases. Una de un antiguo colega diciendo que McDonough es Jefe de Gabinete, estratega jefe, y jefe de la oficina de responsables e implementación, pero que un solo hombre no puede jugar en todos los puestos del campo. Mi admirado Rahm Emanuel, que ocupó el mismo puesto hace cinco años, dice, en cambio, que nadie se puede sentir bien con todo esto que está ocurriendo, pero que uno no debe darse por vencido, que la pregunta es si eres capaz de leer un mapa y ver la luz que hay delante de ti. Y McDonough es ese tipo de persona. Creo que el primer comentario, el del antiguo colega, no es más que, de nuevo, alguien que habla sin dejar de proyectarse a sí mismo. Gente con fronteras que no hará mucho más que dar citas a un periódico.

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