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viernes, 30 de abril de 2010

lobbies (2ª parte)

Siguiendo con el tema de los lobbies, y defendiendo su figura dentro de un movimiento de evolución de la forma democrática que debiera incluir un cambio en el sistema electoral, podemos observar cómo podría ser su funcionamiento una vez reconocida la posibilidad de que los partidos políticos se financien a través de las subvenciones. Actualmente, en la ley del 2007, se establece un tope de 100.000 euros anuales por persona física o jurídica. Parece un margen aceptable y maniobrable. Suficiente como para empezar, aunque deberían eliminarse o, al menos, reducirse las subvenciones estatales forzando así a que los partidos no se acomoden (y de paso haciendo que los presupuestos aliviasen peso para destinarlo a otros menestares más necesitados de financiación).


Un lobby, como comentaba en la anterior entrada, podría entonces coordinar y encontrar donantes para su causa, para la causa del lobby, y aportar esas donaciones a un partido político que la defienda y la lleve al congreso o vigile por su cumplimiento. Sería demagogo argumentar contra los lobbies diciendo que saldrían mejor parados los más ricos. Vemos semana tras semana manifestaciones en Madrid convocadas tanto por sindicatos como por las asociaciones proVida. Ambas formas de asociación son lobbies, sin duda, y sus movilizaciones cuestan dinero. Ambas defienden sus propios intereses de manera muy activa y la base ideológica de esos intereses es sensiblemente opuesta. Dejemos para otro momento la financiación de los sindicatos, pero independientemente de la procedencia del dinero que les permite actividades, inmuebles, movilizaciones, comunicación, publicidad… ambos tipos de asociaciones influyen y llevan temas a las mesas del legislativo (y a la del ejecutivo también, claro).


Si el módelo existe de forma tácita, ya que no se reconoce como tal y el término "lobby" está demonizado en nuestro país, legislemos de forma estricta al respecto y hagámoslo público para que tanto la economía, como la sociedad impacte de forma transparente en la política.

jueves, 29 de abril de 2010

Mozart Sinfonía nº 25 VPO Karl Bohm 1 de 4

MOZART 's Haffner Symphony n°35, I moov Arca XXI/Dionysios Dervis-Bournias

El arte con mayúsculas

Hoy es un día de malas noticias económicas... otra vez... una ojeada a los periódicos del día le dejan a una la sensación de que, en efecto, todo es susceptible de empeorar.

Por eso he decidido darle un respiro a mi espíritu. Ahí dentro se está bien. En paz. Ahí dentro hay armonía, serenidad, sosiego....

Mozart, el prodigio llegado a Salzburgo en 1756. La música que enciende el alma. Que apaga el dolor. Que eleva el espíritu.

Cuando en 1782, seis años después de la composición de la Serenata Haffner, recibió Mozart de Sigmund Haffner el encargo de escribir al burgomaestre de la ciudad de Salzburgo una nueva serenata para él. Mozart, que entonces vivía en Viena y tras recibir la noticia por su padre, le contestó.

"Usted no sabe lo difícil que es colocar esto en armonía -lo que es propio de los instrumnentos de viento y que al mismo tiempo no se pierda nada del efecto- Bueno pues, tendré que tomarme la noche para ello, de otra manera no puede ser -y que a usted, mi querido padre, sea sacrificio- Voy a trabajar tan rápidamente como la urgencia lo permita"

Un año más tarde, cuando Mozart vió con atención su "pieza urgente" quedó sorprendido por su calidad y decidió transformar la serenata en una sinfonía. Tachó la marcha de introducción y uno de los minúes y añadió la parte para flauta y clarinete en la parte primera y última. Por su afinación festiva pertenece ésta a las sinfonías de Mozart que con más frecuencia se interpretan.

Nació, así, la sinfonía nº 25 VPO... otra delicia para los sentidos.

Algunas dificultades con los links me han impedido incorporarlos al texto pero, por favor, no se priven... en las dos entradas anteriores encontrarán ustedes dichas piezas... Les animo a que, como he hecho yo, se den un respiro.

miércoles, 28 de abril de 2010

Lobbies

Ayer por la noche hablábamos un grupo de amigos en una cena sobre qué pasa en España con la clase política y qué se puede hacer para hacer que la dinámica institucional tenga sentido (aquí quedaría francamente bien añadir "otra vez", pero si tengo que hacer memoria lo que se traían entre manos Cánovas y Mateo-Sagasta no dejaba de ser interesante pero apañado y Castelar es una figura mítica, pero se me escapa el detalle).


Ellos me comentaban que había que montar un partido político y, por contra, yo les intentaba convencer de que se deberían empezar a activar de manera pública el funcionamiento de los Lobbies.
Si yo nombro Lobby, a la mayor parte de la gente le viene a la cabeza "grupo de presión" y como descripción condensada no es maña, por mucha carga peyorativa que tenga el término "presión". No obstante los lobbies toman diferentes formas y diferentes prácticas. Insisto en que no debemos engañarnos, los lobbies existen en España y a poco que se den un par de vueltas al tema seguro que, al menos por sectores, se sacan ejemplo. Un lobby es un conjunto de intereses que miran en un sentido concreto sobre tema o temas concretos. Para hacerse valer o recuperan mucha gente y se manifiestan por su fuerza popular (venga, en España tenemos un par de ejemplos bien claros) o bien recaudan dinero para donarlo a agrupaciones y partidos políticos demandando a cambio actuaciones en un sentido concreto.
¿Es ilegítimo? En mi opinión no si está bien regulado. Es decir, que un lobby debe estar sometido también a control. Pero, a fin de cuentas, un lobby se debe financiar y financiar de aportaciones conocidas y públicas para, a su vez, financiar a los partidos políticos. Tal y como está este tema ahora, si los alfareros de Guadalajara presionan al Partido Regionalista de la Alcarria (he comprobado en Google que no existe. Lo de los alfareros ya me iba a llevar más tiempo, pero un agente inexistente hacen in escenario imposible) para que legislen de cara a beber agua en vasijas de barro, ese lobby se encuentra con que está violando un derecho fundamental y el partido entenderá que con pretensiones similares no se recuperan muchos votos.


A lo mejor este sistema electoral haría que un sistema de lobbies quedara desvirtuado, pero una de las cosas que favorecería sería la eficiencia del sistema político. No dejamos de ver partidos antiabortistas, o partidos verdes… partidos con una idea principal que pueblan las mesas de papeletas en elecciones, Un sistema de loobies haría que muchos de ellos se conformaran como tales y, además, sanearía en cierta medida las subvenciones porque no habría que pasar dinero a las asociaciones políticas.


Dejo para mi siguiente entrada (aunque les invito a abrir el debate) continuar por la senda de qué frágiles son las estructuras ideológicas en cuanto a lucha de poder (al menos en las empresas los intereses corporate dan mucho molde a los objetivos) y cambios necesarios en la ley electoral.

martes, 27 de abril de 2010

Estabilidad y Revolución. Vanidad y Soberbia

De acuerdo NRQ.

Hablemos de estabilidad y de revolución. Hablemos de Maquiavelo y de Napoleón.

Los príncipes que reciben un estado comprándolo o haciéndolo dar en favor no tienen más fundamento que la voluntad o fortuna de los hombres que los exaltaron, variables éstas ausentes de la estabilidad necesaria (sistema electoral) y del apego de una tropa fiel (la madera).

Las ciudades griegas de Iona y Helesponto, son buen ejemplo de lo anterior. En ellas, Darío, nombró varios principes que debían tenerlas y mantenerlas para su propia gloria -como también para su propia seguridad- También encontramos ejemplos entre los romanos, particulares, que se hacían elevar al imperio por medio de la corrupción de los soldados...

No, no pueden ser esos verdaderos príncipes... Falta lo principal: raíces (memoria protohistórica) adherencias (¿intelectuales? sindicatos) obviedades (miedo) maniqueismo (doctrina de Manes: los buenos y los malos) valor (entendido como el que profesa el ignorante) y superior talento (para el pastoreo)

¿En manos de quién estamos? preguntaba mi admirado N
Y yo repregunto ¿Estamos haciendo una revolución... o nos la están haciendo?

Vayamos pues a Napoleón, gran admirador donde los haya de Nicolò -aunque he de advertir que a Napoleón le debemos una entrada propia. Y arrojo el guante ¿algún paseante de esta humilde zódica se anima?-

Me recuerda a veces Napoleón en su vanidad y su soberbia al propio José Bono, tan de actualidad -inmobiliaria- últimamente. Comenta Carlos Luis Napoleón Bonaparte sobre el texto de Nicolò Maquiavelli siguiente

De los que llegaron al principado por medio de maldades

...El primer ejemplo es del siciliano Agatocles, quien, habiendo nacido en una condición no solamente ordinaria, sino también baja y vil, llegó a empuñar, sin embargo, el cetro de Siracusa. Hijo de un alfarero.....

El comentario de Bonaparte al párrafo anterior es el que sigue.

Éste, vecino mío, como Hierón, y de una era más cercana que la de él, estará más seguramente también en la genealogía de mis ascendientes.

Savanarola cavó su propia tumba a base de paladas se vanidad y soberbia. Otros muchos cayeron también por idénticos motivos. ¿Qué hace caer a un muñeco tentetieso?

lunes, 26 de abril de 2010

Revoluciones



Primero y principal quiero dejar un tema abierto para que alguno de los participantes se atreva a entrar con él, tanto en entrada como en post, whatever love most.


Recuperando la historia de Savonarola (y manteniendo una impaciente espera porque Ms Taz entre con el tema de Maquiavelo, un gran teórico, pero cuya biografía deja perplejo por lo alejada de su vida respecto a sus teorías) quería lanzar la pregunta ¿qué hace que una autoridad sea depuesta?


Por supuesto me dirán que la revolución, la toma de conciencia y alguna que otra aspecto válido, pero demasiado abstracto. ¿Qué hizo que cayera Savonarola? ¿y que echaran a Dante de Florencia y luego lo quisieran recuperar? ¿Y el Zar? ¿Y la Unión Soviética? ¿qué hace que caiga todo un estamento organizado con un aparato represor (y si no represor sí coaccionador) detrás de él? ¿Qué hizo que no cayera De Gaulle en el 68?


 Básicamente la pregunta es de dónde nace una revolución y cómo se mueve a una población para conseguir deponer a una autoridad. Y con cuidado, porque las interesesante es la de Savonarola. Cómo se consiguó que él cavara su propia tumba… bueno, que encendiera su propia pira.


Obviamente el motivo no es el hastío de la gente, que sería uno de los componentes de la combustión, pero no la chispa ni lo que lo enciende, sino que el hastío es la madera, lo que mantiene la hoguera viva. Normalmente se necesita alguien que lo organice y alguien que dé la cara y no tienen por qué ser la misma persona (ni tiene por qué ser una). En los tiempos que corren hoy en día, la inmediatez de todo y la información constante hacen que el ánimo se deba mantener cogiendo la ola de ese bombardeo y, entonces, bombardear con tu mensaje. Al haber mucho ruido, se hace necesario que tu ruido se oiga, y eso obliga a lanzar mensajes cortos de significado no claro, sino obvio. Y con esto se hace madera.


Pero a Savonarola lo tumbó su vanidad y su soberbia (bonitos compañeros de viaje para un dominico). Ambos hicieron que el Vaticano le llamara a capítulo porque estaba adquiriendo demasiado poder fáctico y ambos hicieron que rechazara el llamamiento. Entonces hubo un choque de autoridades dónde ganó, paradójicamente, el Vaticano. Paradójicamente porque Florencia siempre fue LA REPÚBLICA. La ciudad que se identificaba con David, que venció a los filisteos, al poder opresor. Pero Savonarola se había llevado de calle y por la inoculación del miedo, a las clases bajas y medias florentinas y era una amenaza a una forma de vida que venía de la época de Cosme el viejo, incluso de antes. Los del Arno dejaron que la autoridad papal sintiera miedo por perder el control y se quedaron esperando a que, en palabras de Les Luthiers, los acontecimientos se precipitaran. El movimiento fue genial; Para mantener la autoridad esperan a que una autoridad moral superior actúe, quedando ellos no ya sólo como inocentes de sedición, sino como guardianes de la fe.


Entonces me pregunto; ¿en manos de quién estamos?

domingo, 25 de abril de 2010

Los Chivos, de allá y de acá

Ciudad Trujillo 1961. Allí un hombre que no suda tiraniza a tres millones de personas sin saber que se gesta una maquiavélica transición a la democracia. Una era a la que da voz Vargas Llosa en La Fiesta del Chivo.

El sonido impecable e implacable del general Trujillo, El Chivo, y la voz sosegada del hábil Doctor Balaguer, sempiterno presidente de la República Dominicana.

Una mujer, Urania. No le habían hecho un favor sus padres. Su nombre daba la idea de un planeta, de un mineral, de todo.... salvo de la mujer espigada de rasgos finos, tez bruñida y grandes ojos oscuras, algo tristes.

La fiesta se acaba. Urania regresa a la isla que juró no volver a pisar. Urania sigue vacía y llena de miedo. No ha tenido un solo amor.

Se terminó la fiesta. Es hora de democracia. El Rey a muerto. !Viva el Rey¡

Un puñado de estrellas ha sido arrojado sobre los ojos de los hombres. Centellean ayudándoles a abrirlos, a recibir nuevamente la luz de sol... Urania regresa para recuperar su vida.

Hay un merengue dominicano titulado, Mataron al Chivo, que dice:

"El pueblo celebra
con gran estusiasmo
la Fiesta del Chivo
el treinta de mayo"

Vargas Llosa dio un paso en Perú que le fue frenado de inmediato. Sobre él cayeron las descalificaciones y los insultos que hoy escuchamos sobre nosotros mismos.

Necesitamos otro puñado de estrellas que nos permita de nuevo ver la luz.

sábado, 24 de abril de 2010

El tío Girolamo



Buenos días, Taz;


ayer leyendo tu entrada me hiciste recordar un acontecimiento del que he encontrado un paralelismo reciente y quería comentarlo como entrada, porque se va por una vía originada por tu tema de ayer, pero genera una línea que creo debería ser tratada aparte.


Girolamo Savonarola, el dominico, el incendiario, independientemente de cuáles fueran sus motivaciones qué el explicaba como acordes a la moral y por proteger la moral, una vez muerto Lorenzo (1492) y de la huida de Piero de Medicis de Florencia (1494)  aprovechó el vacío de poder para hacerse con la responsabilidad de la ciudad. Una de las primeras cosas que hizo fue pactar con el ejército de Carlos VIII de Francia, acampado a las afueras de la cuidad del Arno, esperando a que el desgaste le dejara una ciudad cerca de la agonía en la que no hubiera que hacer mucho esfuerzo por entrar.
Negoció la retirada de uno de los ejércitos más grandes que los florentinos habían visto nunca y, con ese acto, legitimó su poder. Entonces empezó la "revolución espiritual", con todo aquello de vigilar las formas, las hogueras de las vanidades…


Pero tomó una decisión perversa; formó una brigada de niños para que se colara en conversaciones, escuchara en las casas, siguiera a los ciudadanos de Florencia e informara al dominico y a los suyos de quién estaba comportándose de forma inmoral.


Esos niños reclutaban objetivos.


Y reclutaban objetivos acusando cómo quién acusa a su compañero de clase, cómo quién va a su madre a decir que su hermano ha roto un florero, pero con el ascendente de un órgano autoritario superior al paterno (y materno, que se nos enfada Bibiana. ¿Cómo se denominan ambos? ¿parental? en fin, esto lo dejamos para otro día) que les hacía sentir más responsabilidad que ir a por el pan. Cuando eres pequeños quieres agradar a los mayores y quieres que los mayores ajenos a tu entorno habitual vean lo genial que eres. Estos niños fueron utilizados como espías, aprovechando el clásico "el niño no entiende de esto" como para que su presencia implicara tanta preocupación como su ausencia. Hablaron y pusieron al descubierto de vecinos, tíos, hermanos o padres y lo hicieron por un valor se servicio que les había sido inculcado como de bien por la ciudad.


Pero es que para estos niños se estaba hablando de quién había sido malo. Nada más. Muy posiblemente muchos de ellos conocieron la maldad y a hacer daño en serio a través de esta experiencia.


No quiero dar aquí conclusiones; creo que son obvias y es complicado no tocar, aunque tangencialmente, una línea de demagogia, pero estoy convencido de que las que pueden estar pensando son muy cercanas a las mías.


Hugo Chávez ha reclutado niños para que vayan anunciando la revolución.

viernes, 23 de abril de 2010

El control de los políticos

En nuestro entorno nos topamos con "marxistas", con "tomistas", con "franciscanos" o encontrmos expresiones como "un giro copernicano", leche "pasteurizada" o con actitudes "kafkianas". Se trata de un legado cultural que se debe a individuos concretos.

Sin Marx no hay marxistas, sin Tomás de Aquino no hay tomistas y así sucesivamente. Sin Pasteur no tendríamos hoy leche "pasteurizada" y sin Kafka habría que borrar del diccionario lo kafkiano.

Y qué pasaría si no hubese existido Nicolò Machiavelli, o si no nos hubiera legado su obra.... hoy no hablaríamos de algo "maquiavélico" cuyo significado es exactamente el mismo utilicemos el idioma que utilicemos en el entorno occidental.

Maquiavelo vive en Florencia, la Florencia de los Médicis y la Florencia en la que se quema, en uno de esos ritos al servicio del espectáculo, al dominico Savanarola. Desde luego, y a mi juicio, es más ejemplar y más "maquiavélico" quemar al autor que quemar su obra... ya se sabe que los que quemaron un libro de Mario Vargas Llosa, cuando nadie lo conocía, lo conviertieron en una celebridad mundial y Buñuel confesó en su día que un jesuita que la emprendió contra Viridiana fue su mejor representante...

Buenos ejemplos vivimos en esta etapa política convulsa... unos quemarían libros, otros desterrarían a otros...

Maquiavelo describe al hombre como mitad hombre y mitad bestia y por eso el príncipe debe gobernar el pueblo con leyes -cosa propia de los hombres- y con la fuerza bruta y despiadada -cosa propia de las bestias-

...." así pues, viéndose un príncipe en la necesidad de saber obrar competentemente según la naturaleza de los animales, debe entre ellos imitar a la zorra y al león a un tiempo; porque el león no se defiende de las trampas y la zorra no se defiende de los lobos. Es necesario, pues, ser zorra para conocer las trampas y león para destrozar a los lobos"

¿Somos los humanos, en verdad, desagradecidos, volubles, falsos, cobardes y avariciosos como asegura Nicolò? ¿Olvidamos antes la muerte de nuestro padre que la pérdida de nuestro patrimonio?

Recuerden aquella frase maquiavélica de Franco, cuando le aconsejó a uno de sus Ministros... "haga como yo amigo, no se meta usted en política"

Hobbes es, en mi opinión, el mejor discípulo de Maquiavelo. Ambos sufrieron en propia carne los zarpazos de la bestia humana.... pero dejemos a Hobbes para otro momento, que bien lo merece.

Hoy en día ciertas estrategias de poder utilizan la relación entre el Estado de derecho y la democracia para judicializar la política. De este modo, los votos o las leyes se convierten en armas de los políticos que socavan el entramado del régimen democrático.

Lo que no podamos resolver nosotros que lo resuelvan los jueces... Ahh pero ojo, deben resolver a mi favor o entonces estarán politizados.

Es cierto, Montesquiau ha muerto.

jueves, 22 de abril de 2010

Armamento Defensivo hacia Ofensivo



Cambiando el rumbo de la zodiac y pensando en aquello que hace tiempo que no pensamos, salvo cuando Korea del Norte le da por hacer Happenings; la escalada armamentística.
Si recuerdan Reagan estableció la primera base de un proyecto llamado La Guerra de las Galaxias que buscaba trasladar al espacio una línea de defensa contra los misiles soviéticos. Llegado Gorbachov y la Perestroika eso se aparcó, pero no se olvidó y renació en forma del escudo antiMisiles. Se declaró ilegal (¿en serio hay guerras o defensas ilegales? no me malinterpreten, ¿en serio ha defensas o guerras legales?).
Yo pensaba que con eso estábamos protegidos de situaciones de enemistad como potencialmente demostraron los ensayos iraníes, coreanos o la compra de armas a Rusia por parte de Venezuela que ignoro sin compraron misiles, cohetes o alguna forma de largo alcance.


Pero me paré a pensar. No ya que el escudo protege sólo o principalmente, en el mejor de los casos, a los USA, sino que nada, y quiero remarcar ese "nada", nada hace pensar que ese proyecto sea efectivo. Tecnológicamente puede acertar el 100% de sus objetivos, que no creo, pero a nivel de desarrollo, tal y como ha sido la historia humana, ¿qué hace pensar que ese escudo no es un potencial acelerador del desarrollo en armamento ofensivo? Al final siempre nos hemos superado por la necesidad, no por la diletancia y algo así motivaría a un desarrollo a la contra superior.

miércoles, 21 de abril de 2010

Patricia. De lo indestructible y las palabras

Patricia remataba su comentario del otro día sobre "De las máquinas y la libertad" con una provocación y con una invitación a continuar.

Tomo el guante arrojado por mi estimada Patricia con todo interés porque, a mi juicio, el agotamiento humano, cuyos elementos de los que está compuesto son -supuestamente- indestructibles, parece inevitable.

La ley Lomonosov-Lavoisier nos dice que la materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Y, digo yo, ¿en qué se transforma? en producir, en pensar, en generar más conflicto?

Decía Patricia sobre este hecho:

.......Y a modo de provocación le contesto a su pregunta sucintamente: "Nos agotamos porque queremos" (yo la primera, no se crea)

Reflexionando sobre ello y sobre la plasticidad cerebral que nos enlazó Patricia, donde Punset nos revela hechos sospechados pero no contrastados hasta ahora, como que el cerebro aprende, que el ejercicio multiplica la sinapsis entre neuronas, que no se pierde lo adquirido si no que nos catapulta a la innovación... me he dejado llevar (como de costumbre) al mundo de las palabras.

Las palabras también se transforman y nunca mueren -si no las matamos nosotros mismos- y pueden llevarnos, por sí mismas, a lugares insospechados, hacernos navegar por uno u otro paraíso, por un conflicto o por una ansiedad...

Por ejemplo. Al reflexionar sobre una palabra como praxis, o pleroma, mi cabeza empieza a vagar como una abeja repleta de néctar. Puedo acabar en un esfuerzo desesperado por recordar el nombre de aquel compositor ruso, el místico, o teósofo, que había dejado inacabada su obra más importante. Aquel de quien alguien había escrito: "el mesías de la humanidad hasta la última fiesta, que se había imaginado ser Dios y todo, incluido él mismo, su propia creación... que había soñado con destruir el Universo con la fuerza de su música, murió a causa de una pústula"

Scriabin. Sí, ese era. Luego, Scriabin puede hacerme desvariar durante días.

Con sólo examinar una palabra. Ya les digo. O un cuadro, o un libro... es una idea, un pensamiento, una emoción... la que puede volverme majara.

Sólo un título, a veces, como Heart of Darkness o Under the Autumm Star... ¿Cómo empezaba ese cuento maravilloso? Y comienza la locura. Echar un vistazo, leer unas páginas, tirar el libro al suelo y recrearte en esa sensación... inimitable.....

lunes, 19 de abril de 2010

La Selva

Un día decidieron ir a por lo que había tras los escritos. Un día decidieron ir a ver qué se ocultaba tras la selva y quién era la bestia que atemorizaba.
Y vimos que la Tierra no era el centro del Universo. Y aceptar eso supuso resistencia. Pero ¿cómo no íbamos a ser los favoritos?
Nosotros que habíamos levantado templos. Templos enormes a los que acudía gente de todo el planeta a rezar, agradecer y pedir
Nosotros que habíamos defendido la Fe hasta dónde la Fe había nacido.
Nosotros que luchamos contra los que negaban a Dios
Nosotros, a quiénes Dios había declarado el centro de la creación…

Nosotros no éramos el centro del universo.


Por supuesto nos opusimos. Juzgamos a quién afirmaba tal herejía. Sentenciamos, condenamos y ejecutamos. Pero llegaron otros.
Y esos otros que llegaron abrieron un claro en el bosque. Y en el bosque mostraron que no había más que plantas y animales. Que todo era una continuación de la creación.
Y nos enseñaron que fuimos nosotros los que habíamos hecho por no hacer habitable el bosque. Que lo que habíamos hecho era ponernos en la entrada sin permitir el paso y sin hacer tampoco nada por mirar dentro.
Y no conseguimos nada porque siguieron avanzando. Y cada vez nuestra oposición era más débil porque cada vez tenía menos dónde apoyarse.


Es más, esa oposición hizo que ciertos personajes intelectualmente débiles, de conclusiones erróneas, llegasen a ser declarados héroes. Mártires. Porque en ningún caso hicimos por rebatirles con lógica, sino a través de la justificación de la fe. Hubiera sido extremadamente sencillo negar sus teorías. Pero… no, no habría sido sencillo porque la negación de las suyas llevaba implícita la negación de las nuestras. Porque ellos discutían lo que nosotros habíamos establecido y entonces, en algún punto, nos dimos cuenta que estábamos tan equivocados como ellos.

El rescate y el encuentro

Golding nos dice desde su profundo pesimismo que seremos rescatados sólo cuando nos encontremos a nosotros mismos. Es el propio Golding el que nos señala con su dedo acusador.

La agresividad criminal como uno de los instintos inherentes al hombre. La violencia de los niños como producto de la educación represiva de una sociedad que se sustenta en el castigo como valor y justicia final de toda ley.

¡ Las normas son lo único que tenemos ¡ exclama uno de los muchachos protagonistas de El Señor de las moscas, apelando, según el narrador, a su propio buen juicio.

Ante la falta de reglas la desazón del delito desaparece. Sin responsabilidades no hay sentido de culpa y, sin culpa, no hay madurez.

En un momento de la narración Golding estalla en nuestra cara una bomba de barrena:
"...Quizá haya una bestia (....) Lo que quiero decir es que..... a lo mejor somos nosotros"

domingo, 18 de abril de 2010

nota a lectores y participantes

Cualquier tema queda permanentemente abierto. Si añadimos entradas de forma diaria es porque es un elemento vivo y porque, además, detestamos procrastinar. Si quieren continuar con un tema dejado atrás unos días, coméntenlo que lo traemos al frente en nada.


(la entrada de hoy, queda justo debajo de esta nota)


Gracias

... del árbol del bien y del mal

Quiero traer hoy dos momentos muy interesantes que nos propiciaron ayer Lindo Gatito y Neo.


Lindo Gatito comentaba que "si lo que "comemos" es el "fruto" de todas las ramificaciones del Bien y del Mal, entonces degradaremos esa Ciencia sólo en función del Provecho, la Dominación, la Acumulación, el Poder. Queriendo hacer el Bien, haremos el Mal, como subproducto inevitable".


El fundamento de esa frase deberíamos encontrarla unos pasos más atrás y es en que el mero concepto de bien genera el concepto de mal de forma automática. Supongamos que somos almas socráticas que vivimos en nuestro mundo de las ideas y que, por tanto, todo acto que realizamos es bueno. Sócrates afirmaba que si un alma cometía un acto de maldad se precipitaba al suelo ocupando un cuerpo material dónde debía hacer lo posible por recuperar el estado natural del alma; lo que Aristóteles llamaría eudaimonia o felicidad. Afirmaba el mentor de Alejandro que el alma es lo que hace que un cuerpo viva y, por tanto, la felicidad no existe fuera del cuerpo. No nos fijemos ahora en si veníamos sabiendo o no, que eso es asunto ya muy tratado y a mi me queda grande porque no soy capaz de entender una vida pasada.
(nota al margen; lo llamo "alma" por mantener la terminología, pero pueden poner cualquier sustantivo que deseen)


Ahora; ¿cómo conoce el alma el mal? Pues bien, creo que el alma humana es una permanente "testadora" desde el mismo momento en el que se nace y la educación es hacer distinguir entre mal y bien, dejando identificado lo inmoral, eliminando lo amoral como excusa y, por tanto, inculcando lo moral. Bueno, todo esto en un plano teórico, claro, porque si el ser humano es capaz de hacer el mal e incapaz de estar en un estado de bien permanente, cualquier educación falla por la parte del maestro.
Con lo cual tenemos un alma que prueba a ver qué acto lleva a una reprimenda o a una felicitación. Y… ya saben ustedes las derivaciones que esto lleva implícitas.


Pero, como decía Diego Tolsada, un magnífico profesor que tuve en el colegio, pensemos, no lo imaginemos. Si el bien es un estado de virtud completa, el mal es cualquier mancha que emborrone el bien, pero la presencia del mal supone conocimiento, ya que en un lienzo sin borrón, no hay nada en su más violenta manifestación. Una vez que el mal mancha un estado de virtud, ¿se puede recuperar la virtud o el conocimiento de lo que no es virtuoso o hace imposible volver a conocer el estado anterior? Bien, yo creo que la virtud sólo existió hasta que se conoció el daño, del tipo que sea, y entonces el bien se convierte en meta, pero como los límites; sabemos hacia qué tiende, pero nunca llegaremos al valor


¿Es entonces innecesario buscar el bien? Obviamente no. El bien se convierte en un estado apriorístico en el que se educa. La ley se convierte en la consecuencia a posteriori en caso que la educación falle (no tengo el inventario, pero creo que cualquier ley se redacta porque se detecta un acto abusivo. Sin acto abusivo previo no hay ley, porque no hay daño).


Por su lado, Neo afirmaba que "Cómo nos gustaría tener la experiencia antes de vivirla.
Bueno, siempre nos quedará la solución de hacer lo que hicieron Adán y Eva: La culpa siempre la tiene el otro.
Adán se la echó a Eva: "La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él".  Eva se la echó a la serpiente: "La serpiente me sedujo y comí"
Quiero resaltar aquí que, como hablábamos ayer Ms Taz y yo, realmente la culpa es un concepto-atajo demasiado mal manipulado. No hay culpas, sólo responsabilidades y hasta que no sepamos educarnos en este principio no haremos otra cosa que derivar aquello que nos pertenece hacia el otro cargándole con nuestro trabajo y, si fracasa, con la carga del fallo, lo que viene siendo la culpa

sábado, 17 de abril de 2010

El Novísimo Testamento (por Lindo Gatito)


Serafín llegó con su hijo a la desvencijada casa del Guru local, cuyos rincones habitables presentaban un aspecto humilde pero digno.
El Torero llegó al poco rato y se encaró con la joven grey, que había sido nutrida con algunos miembros de otras cuadrillas, curiosos por las cosas que contaban Pablito y sus amigos.
El hombre parecía algo azorado y Serafín lo atribuyó en un principio a su propia destacada presencia en la sala con la que subía la media de edad de aquella especie de parvulario. Pero el Torero, al ver a Serafín, le saludó efusivamente, como con alivio de encontrarse con alguien para el que la adolescencia fuese un remoto recuerdo.
Se le veía un tanto cansado cuando rompió el hielo del silencio imperante.
—A ver, chicos. ¿De qué queréis que hablemos hoy?...
El cuadro era muy curioso de ver. El Torero, sentado en una silla, al lado de una mesa camilla en la que había algunos libros y unas cuartillas escritas. Y un montoncito de chicos y chicas desparramados por la estancia, sentados en su mayoría directamente sobre la deslucida tarima o sobre un cojincillo de no muy mullido aspecto.
Tras una breve vacilación, un muchacho delgado y con la cara llena de acné soltó la primera andanada.
—¿Por qué es importante tener fe?
A serafín le pareció ver un leve gesto de fastidio en el rostro del Torero, cuando contestó al chico.
—No conozco una respuesta categórica a eso. Pero si analizamos bien la cuestión, vemos que, generalmente, tener fe o tener un creencia es un fenómeno humano de la misma índole que sus contrarios y revelan un idéntico proceso mental de apego.
»Tener fe consiste habitualmente en aceptar algo que está previamente en uno, como tendencia mental adquirida, como esquema elaborado e inducido por múltiples estímulos externos. Si aquello sobre lo que vamos o no a poner nuestra fe coincide con nuestro esquema previo, entonces lo aceptamos, proyectando en ello nuestros propios apriorismos, reforzando una sensación de seguridad hacia la que tendemos por necesidad psicológica y decidiendo que la tal cosa es verdad, o La Verdad. Decimos entonces que creemos en ello; tenemos fe. Pero veamos cómo no es la objetividad del objeto de esa fe, su realidad o su verdad, lo que está en cuestión, sino el hecho de que nos aferramos a un condicionamiento mental que preferimos ignorar. No creemos en algo, en Dios, en la Verdad, sino que más bien nos creemos a nosotros, tenemos una gran necesidad de afirmación y somos nosotros los creadores de nuestras creencias.
»El caso contrario es idéntico, pero por el proceso inverso.
»Lo que no encaja con ese esquema interior, lo rechazamos. Decimos de ello que es falso, que no creemos, que en eso no podemos tener fe. La situación de identificación con nuestro condicionamiento mental es la misma.
»No rechazamos tal o cual cosa por su evidencia de falsedad, lo que implicaría una investigación profunda y desprejuiciada de la cosa. La rechazamos en cuanto no encaja con alguno de los encasillamientos en que tenemos dividida nuestra mente. No creer algo consiste, pues, habitualmente, en creernos a noso­tros mismos, nuevamente.
»Por supuesto, ese Nosotros a que me refiero corresponde a la noción superficial del Yo, que no es nunca sí mismo, sino todo lo ajeno a sí, con más relación con el exterior que con el interior. Ese es el Yo que se expresa a través de etiquetas, clichés, modos, esquemas, imitación... Y que sin embargo es capaz de mantener una ilusoria, pero no por ello menos sólida, sensación autocompla­ciente de originalidad.
»Son esas etiquetas, esos esquemas, ese No-Yo auténtico, todo lo que creemos, lo que aceptamos generalmente, viviendo en el mundo de la fe superfi­cial (o en la superficie de la fe, si queréis) y de su negación.
»En tal caso, creer o no creer es exactamente la misma cosa y no es en absoluto importante.
El Torero hizo una pausa, mirando directamente al chico que había preguntado, como para decirle que eso era lo que él pensaba y que a ver si se le ofrecía algo más o si tenía algo que objetar.
Pero el muchacho, que descansaba con la espalda apoyada en la pared, se había quedado completamente traspuesto, con la boca  abierta y roncando queda y apaciblemente.
Serafín a punto estuvo de reírse abiertamente de la situación, sobre todo porque le habían parecido realmente interesantes e inteligentes las consideracio­nes del Torero.
Una chica de pelo lacio, con gafas redondas y aspecto lánguido en general, no paraba de tomar notas y de subrayar muchas de las palabras que transcribía al papel, ante la inquieta mirada que le echaba el Torero de vez en cuando.
Otros asistentes, entre los que se encontraba Pablito, se limitaban a poner cara de concentración y a entornar los ojos mientras balanceaban hipnótica y levemente sus cuerpos.
A estos últimos, incluyendo a su hijo, claro está, Serafín les habría soltado a gusto un pescozón, a ver si espabilaban y escuchaban como Dios manda, pues estaba seguro de que no se estaban enterando de nada de lo que decía el Torero, cuando el buen hombre estaba teniendo la evidente amabilidad de soportar a esa cuadrilla de majaderos.
Pero serafín aún tuvo ocasión de ver aumentada su simpatía por el Torero, al ver cómo capeaba el temporal de las siguientes preguntas.
Pablito, mirando de reojo a su padre, se decidió a tomar la palabra, para que su viejo viese que él también sabía proponer cuestiones interesantes, esco­giendo una capciosa pregunta sobre un asunto que era un permanente litigio en su casa.
—¿Podrías aclararnos un poco el concepto de libertad?
Serafín habría jurado que Pablito pronunció la palabra “libertad” en el tono que hubiera empleado todo un Camille Desmoulins en sus primeras arengas revolucionarias.
—Es uno de los más nobles conceptos del ser humano y también uno de los más corrompidos, sobre todo por haber sido empleado por quienes la han recabado para sí, negándosela a quienes se la reclamaban a ellos.
»Por la libertad se ha luchado noblemente en ocasiones y en otras, las más, de un modo totalmente repugnante. Pero no es de ese aspecto del que quiero hablar ahora, sino de la consideración equívoca con la que suele tan fácilmente traerse a colación el concepto de libertad, sobándolo hasta hacerle perder todo significado filosófico o metafísico, para convertirlo en una simple insignia, una chapa de hojalata, un burdo emblema, un grotesco idolillo al que muchas almas de verdugo no dudan en sacrificar vidas humanas.
»Lo primero que hay que notar es que la noción de libertad implica la de un total desapego, un completo desasimiento. Uno no es libre de aquello a lo que está atado y, por extensión, no se es libre si se está amarrado, cualquiera que sea la cosa a la que uno está ligado, sea voluntaria o involuntariamente. El colmo de la incoherencia, del contrasentido, es estar aferrado a lo que suponemos o creemos que nos va a procurar la libertad, e incluso a lo que decimos experimen­tar que nos la proporciona.
»Insisto en ello: estar atado, sea a lo que sea, no es estar libre o ser libre; es estar atado, por muy conforme que se esté con la ligadura, que puede ser grosera o sutil. Pero no es la índole de la atadura lo que determina la sujeción, sino la atadura en sí. Es lo mismo estar apresado por cuerdas del más tosco cáñamo que por hilos de la más fina seda. Y no es menos difícil librarse de éstas ataduras que de aquellas, porque cuanto más sutiles son las esposas que nos atan las manos, más tenderemos a considerarlas pulseras. Y en el terreno de las cosas del espíritu las tomaremos como imprescindibles adornos que nos servirán para crecer.
»El ser libre es el que está libre aún de la libertad misma y se limita a ser en cada momento, en cada instante, percibiendo la relación de su interior con su exterior, pero sin identificarse nunca con lo percibido.
»Pero tal vez sea esa la dificultad suprema para ser libre y es por eso que hay tan pocos seres humanos que lo sean o lo hayan sido de verdad en toda la historia.
Pablito no paraba de echarle miraditas a Serafín, sonriendo con suficien­cia. Y Serafín se sentía con ganas de atizarle un cate con el dorso de la mano, por estar desaprovechando miserablemente la oportunidad de atender a uno de los pocos inteligentes mensajes que podían oírse en un coto tan cerrado como era el pueblo.
No es que le pareciera todo lo que le oía decir al Torero como Palabra de Dios, evidentemente. Pero al menos había allí un tipo que sabía utilizar el cerebro y estaba poseído por el vicio de pensar, defecto que no tenían la mayor parte de gentes que él conocía, incluyendo algunos de sus amigos (lo que no le inducía a quererlos menos).
Fue un agradable descubrimiento el que hizo Serafín esa tarde, saber que el curioso personaje local era un hombre sensible y cultivado, que soportaba la molestia de unas reuniones en las que había sido envuelto más a su pesar que otra cosa.
Las preguntas se sucedían y la paciencia del Torero nunca se alteraba, a pesar de que algunas cuestiones fueran bastante cretinas.
La sesión terminó y cada mochuelo joven voló a su nido, despachando Serafín a Pablito para casa, porque le apetecía intercambiar impresiones con el “maestro” de su hijo.

viernes, 16 de abril de 2010

Mentor

Mentor, hijo de Alcimo, fue, según narra Homero en la Odisea, el hombre de confianza de Ulises y, como tal, éste le dejo a su hijo Telémaco a su cuidado cuando partió a Troya a defender los intereses de un rey extranjero.


Mentor tuteló y educó a Telémaco durante la ausencia de Ulises y, hasta tal punto se convirtió en un referente de la confianza, que Atenea tomó su forma para acompañar a Telémaco a buscar a su padre. Observen que no se reveló como la diosa que era, sino que adoptó la forma de alguien en quién el chaval confiaba a ciegas y que nunca dudaría de seguir sus pasos.


En el mundo que nos movemos nos sobran los referentes y estamos en déficit de consejo. Miles de imágenes, virtuales (contactos en redes sociales), mediáticas (personajes en prime-time) o reales (jefes, superiores y gobernantes o potenciales gobernantes) parece que nos quieren guiar en un camino que ni siquiera tiene por qué ser el nuestro.


No quiero decir que todos, que cada uno (que no Mr Uno, que también) se sienta libre de indagar en su interior, necesitemos un guía, una imagen real o ficticia en quién apoyarnos porque vivió con anterioridad lo que nosotros vivimos en el momento actual. Alguien que sepa mirar más allá del acto de hoy, de la previsión de mañana y de la esperanza del próximo lunes y que nos diga si el terreno que hemos escogido es sólido o no y cómo podríamos mejorar nuestro caminar. Ojo, si es sólido, no si es el terreno que deberíamos escoger.


Desde mi punto de vista se trata de buscar esa imagen y sobre todo de buscarla en alguien que reúna dos características; sea leal y se la haya pegado con anterioridad; que haya errado, visto y seguido. Alguien (una figura o varias, que se pueden diversificar las características) que enseñe prudencia a la hora de decidir, justicia para dar en función de la necesidad real, templanza como para liderarse a sí mismo (aunque necesite a un mentor) y fortaleza para exigir pero con paciencia para saber verlo crecer.


¿Saber transmitir y educar desde la lealtad a la paciencia? Argos, el perro de Ulises, murió tras reconocer a su dueño a la vuelta de un largo viaje, mostrando con ese hecho el fin de un camino de permanencia.

jueves, 15 de abril de 2010

De las máquinas y la libertad

¿Es la máquina nuestra esclava? ¿No sufrimos de forma indudable a causa de esa falsa relación como los magos de la antigüedad con sus androides?

Tras nuestro deseo profundamente arraigado de escapar a la fatiga del trabajo late el anhelo del Paraíso. Para el hombre de hoy el Paraíso significa no sólo la liberación del pecado, sino también del trabajo.

Cuando el hombre comió del Árbol de la Ciencia, optó por encontrar un atajo que lo condujera a la Divinidad. Intentó robar al creador el secreto divino. ¿Cuál ha sido el resultado?

Pecado, enfermedad, guerra... inquietud eterna.

No sabemos escapar a la tiranía de los monstruos útiles que hemos creado. Nos engañamos a nosotros mismos con la creencia de que, gracias a ellos , un día gozaremos del ocio y la dicha pero....

Con todas las estrellas en los cielos prodigando sus poderes de irradiación sobre nosotros, con la ayuda del sol, la luna y los planetas... ¿Cómo es que seguimos en la oscuridad y en la frustración? ¿Por qué nos agotamos tan de prisa, cuando los elementos de que estamos compuestos son indestructibles?

miércoles, 14 de abril de 2010

a vueltas con la Fe y la composisión

Contaban de Bruckner, Bruckner el compositor que hizo una sinfonía 0 porque "no cuenta" y maestro de Mahler, no quería ni oír hablar de ser incinerado porque el día que llegara la resurrección de la carne ser ceniza no le iba a facilitar mucho las cosas. Yo lo cuento con tono jocoso, pero Herr Anton se lo tomaba muy en serio.


Realmente no consideramos que el genio vaya acorde con el raciocinio. No hablo de la razón que tantos perdieron; Baudelaire, Schumann o Pollock, si no cierta coherencia sobre la percepción de las cosas. Locos completos y locos suaves que dan cierto color a sus biografías desde el punto de vista del diletante, pero que, pongámonos en el caso de Bruckner, debe generar una angustia feroz sobre todo cuando ves que no serás dueño de lo que ocurra una vez muerto.


Pero el caso es que ese miedo, esa interpretación estricta de lo que era su religión, católica por otra parte, le llevó a escribir más de una decena de composiciones mayores con marcado carácter religioso en una época en la que el cardenal de Salzburgo ya no debía tener tanto poder. El arte por causa de la Fe o el arte al servicio de la Religión.


Francamente, no creo que algo así sea menos válido porque lo escribiera un devoto.


Ultimamente se busca desvirtuar no a la obra ni al autor, sino compadecer al autor porque se vio sometido a una tiranía eclesial (generalmente cristiana, claro, si no no tendría sentido la protesta) que condicionaba su creación. Yo creo que si Dante hablaba de Beatriz por amor, una misa como la que trajo Mr Gatito el lunes o las Pasiones de Bach no pudieron ser escritas sin un componente fuerte de trascendencia religiosa.

martes, 13 de abril de 2010

Para construir "algo" los materiales han de ser dignos de confianza y los planos deben haber pasado de anteproyectos. Si la sustancia del arte es el alma humana, con almas muertas nada puede germinar.

La creación es un juego e inútil es preguntar por su objeto, por la relación que guarda con la vida. Es lo mismo que preguntar al Creador: ¿por qué volcanes? ¿por qué huracanes? ya que es evidente que no aportan otra cosa que desastre. Pero, los desastres sólo son desastrosos para quienes se ven sumidos en ellos, mientras que pueden ser reveladores para quienes sobrevivan y los estudien... al igual ocurre en el mundo creativo.

El soñador que regresa de su viaje, si no zozobra en el camino, puede y suele convertir la ruina de su tenue tejido en otro material. A un niño pinchar una burbuja puede no ofrecerle otra cosa que asombro y deleite. El estudioso de las ilusiones y los espejismos puede reaccionar de forma diferente. Un científico puede convertir en pura ilusión la riqueza emocional de un mundo de pensamientos. El mismo fenómeno que hace gritar al niño de deleite puede hacer nacer, en la mente de un experimentador serio, una visión deslumbrante de la verdad.

En el artista estas relaciones en contraste parecen combinarse o fundirse para producir la última, la definitiva, el gran catalizador llamado comprensión. Ver, conocer, descubrir, gozar: esas facultades o poderes carecen de color y de vida sin la comprensión.

El juego del artista consiste en pasar a la realidad. Consiste en ver más allá del mero "desastre" que la imagen de un campo de batalla perdida ofrece al ojo desnudo. Pues desde el comienzo de los tiempos la imagen que el mundo ha presentado al ojo humano apenas puede parecer sino otra cosa que un espantoso campo de batalla por causas perdidas.

Ha sido y será así hasta que el hombre deje de considerarse mero centro del conflicto. Hasta que asuma la tarea de convertirse en el "yo" de su otro "yo".

Del Alma, la Fe y Creación (artística)

Blogger Louella Parsons dijo...

Don BENGUNN.

¿Se acuerda de la famosa carta de Dawkins a su hija que el Patrón publicó el otro día?
Ésta terminaba con la frase:

Y la próxima vez que alguien te diga que una cosa es verdad, prueba a preguntarle “¿Qué pruebas existen de ello?” Y si no pueden darte una respuesta, espero que te lo pienses muy bien antes de creer una sola palabra de lo que te digan.
Y me acordé de una frase de Dawkins que me sorprendió por su “evidencia”:
“Las personas especialmente inteligentes suelen ser, generalmente, ateas”
Me pregunto si esta conclusión se basa una verificación empírica o en una mera observación subjetiva.

Y para reírnos un poco, esta divertida frase de la novela “The Mackerel Plaza”:
“La prueba final de la omnipotencia de Dios es que no es necesario que exista para que nos salve”


Blogger Lindo Gatito dijo...

Adorada LOUELLA (sin permiso de Rainer, of course).

Me gustaría saber si la frase: “Las personas especialmente inteligentes suelen ser, generalmente, ateas” es realmente de Richard Dawkins o se le atribuye, sin más.

Lo digo porque Mr. Dawkins no tiene nada de tonto y la frase susodicha es una enorme tontería, ya que si la exponemos como una especie de silogismo, permutando algunos términos (“Las personas ateas suelen ser, generalmente, especialmente inteligentes”), la inconsecuencia es evidente.

Conozco tantos ateos especialmente imbéciles y tantos teístas especialmente inteligentes, que por ese terreno poco podemos abarcar, si nos metemos en esos vericuetos.

Naturalmente, también conozco no pocos creyentes bastante idiotas y muchos ateos de alto nivel. La nómina podría ser exhaustiva y no es el caso.

En mi opinión, tanto Dawkins como Joseph Ratzinger (por hacerme eco de la chusca noticia traída por don BEN GUNN) harían bien en confrontarse, privadamente. No llegarían a ningún acuerdo, claro está, pero como en el caso de Umberto Eco y el Cardenal Martini, a lo mejor ambos se llevarían en sus alforjas vitales unas dosis de respeto mutuo, género que va escaseando y tiende a su desaparición.

Blogger belisario dijo...

Yo me pregunto, Doña Louella, dónde reside la superioridad del razonamiento Dawkiniano cuando su autor necesita sustentarlo en recursos dialécticos tan tramposos.

Lo de utilizar a la la hijita para estos menesteres es puro bullshit sentimentaloide, y el (no) razonamiento produce sonrojo: la fe religiosa, al menos la cristiana, no se basa en la imposición de una verdad sin pruebas, sino en la creencia personal e intransferible de que algo que no puede probarse, sin embargo, es verdad.

Y la segunda proposición es aún más chusca: al margen de la estadística más o menos fiable en que pueda basarse, lo cierto es que ni siquiera el Sr. Dawkins puede negar que existe un porcentaje no desdeñable de personas extremadamente inteligentes que no son ateas.

Blogger Louella Parsons dijo...

Querido y encantador LINDO GATITO.

Dawkins dice que el problema del librepensamiento en Estados Unidos es que los políticos mienten a la hora de proclamar sus creencias religiosas.
La frase en cuestión es de Dawkins y la he extraído del siguiente párrafo:

“Las personas especialmente inteligentes suelen ser, generalmente, ateas. Pero ningún miembro de las dos cámaras del Congreso admite públicamente que sea ateo. No salen las cuentas. O bien son estúpidos o bien están mintiendo.
En este último caso, ¿tiene algún motivo para mentir?
¡Claro que lo tienen!
Todo el mundo sabe que un candidato que se declare ateo no puede salir elegido”

(del Congreso de los Estados Unidos)

Bueno, no hacía falta que aclara que no era nuestro Congreso.


Blogger andoni dijo...

D. Louella, no estoy de acuerdo con Dawkins.
“Las personas especialmente inteligentes suelen ser, generalmente, ateas"
Siempre he preferido a los listos que a los inteligentes.
He tenido la experiencia de conocer a muchas personas que eran inteligentísimas pero totalmente tontas del culo.

Pero de todo hay.


Blogger BenGunn dijo...

Dña. LOUELLA dijo: Me pregunto si esta conclusión se basa una verificación empírica o en una mera observación subjetiva.
Se basa en que él es ateo y se cree muy inteligente.
Un principio cardinal de la ciencia es que las generalizaciones a partir de casos singulares son improcedentes salvo cuando halagan la vanidad de quien las hace.


Blogger churruca dijo...

Personalmente creo que la inteligencia es algo demasiado amplio y variado como para poder deducir su existencia, o su ausencia, a partir de un único rasgo.
Habría que ver, en cualquier caso, a cuantos imbéciles ateos tiene Dawkins catalogados. Por comparar.
Esa frase concreta de Dawkins parece más una boutade que otra cosa.


Blogger Louella Parsons dijo...

Por si no ha quedado claro, y para que no me malinterprete, don UNO, sus conclusiones derivadas de la frasecita de R.D. me divierten un montón


Blogger Lindo Gatito dijo...

Caramba, veo que Dawkins, si no puede asegurarse que levanta pasiones, sí que promueve polémicas, que bienvenidas sean en un mundo de lugares comunes generalmente bastante cretinos.

Quizás uno de los problemas, exultante LOUELLA, es la condición de científico (y de los buenos) del ateazo de don Richard, que tiene que basar sus conclusiones en la estadística, como reclama una verdadera investigación.

Que
TODO sea expresable en datos porcentuales es, quizás, una deformación profesional y, como ha apuntado certeramente CHURRUCA, para ser válida una especulación como la de Dawkins, este tendría que computar la mayor cantidad de ateos idiotas posible, para que una conclusión significativa tuviese lugar.

Me inclino por la impresión del ALMIRANTE, sobre la más que probable boutade del brillante autor de "El gen egoísta" cuya polémica campaña de "Probablemente Dios no exista" es bastante más prudente y humilde que la réplica de "Dios sí existe", esta mucho más apodíctica.


Blogger Nrq dijo...

Unamuno, bilbaíno, pensaba que el creer que la conciencia (alma?) sobrevive tras la muerte es necesaria para poder sobrellevar la vida.
Para él esa supervivencia tenía sentido circunscrita a un Dios, a la fe, y esto no es una cuestión racional. Este tema le generó un grave conflicto interior entre la necesidad de la fe (y apuesto que el deseo de tener fe) y la razón que niega tal fe.

y ya que han hablado del alma...
Blogger Louella Parsons dijo...

Nrq

¿Se puede componer
esto sin tener alma?

Lindo Gatito dijo...

No sé muy bien qué tendrán que ver las "creencias" o la "fe" de ningún rango en el genio creador de Bach ni de Beethoven (no digamos nada de Caravaggio), apreciado NRQ, ni mucho menos que sea fruto de ninguna "alma" de problemáticas dimensiones, idolatrada LOUELLA. O tal vez sí, en una mirada a rebours, al estar tan fatalmente ausente de algunos templos que han sustituido esas increíbles partituras, en algunos casos, por ritmos rockeros bastante roqueños y, en prácticamente todos, por unos himnos que son francamente problemáticos para incitar el menor amago místico.

De todas maneras, como gratitud a esas piezas imborrables que nos ha puesto (este humilde ateo no se perdería ni una misa, si esos sones sonasen, que ya no suenan), les dedico con placer esta
"menudencia" de uno de los grandes.

Que "el silencio de Dios" no deje nunca de llenarse de esas notas, las más elevadas que han podido surgir en esta molécula que flota en el frío y desolado universo.


Blogger Nrq dijo...

Estimado Mr Gatito;

Las explicaciones son variadas dependiendo del autor o ejecutor del que estemos hablando;

Bach era un hombre religioso, ferviente luterano, al menos en apariencia. No dudo que su genio pudiera anteponerse a la fe, pero desde luego demostró no estar incómodo con la temática religiosa (que es mucho más de lo que pueden decir otros, salvo casos como el de Passolini, por ejemplo).
Caravaggio, efectivamente, era un delicuente de los de aquellos, como Cellini, de los que no aguantaba más de un año en una ciudad porque ya le estaba la ley persiguiendo. Pero era una persona con un sentido de la terrenalidad de la religión muy acentuado. El cuadro de San Luis de los Franceses en Roma de la Llamada de San Mateo, muestra a un publicano que no levanta la vista de la mesa, representando un desentendimiento espiritual, pero muestra a un Jesús decidido en su llamada. Pero lo más curioso de esa colección es el que representa la
vocación, porque no fue el primer cuadro pintado para ese encargo. En la concepción original del pintor el ángel le está guiando en la escritura cogiendo a San Mateo de la mano. A mi entender Caravaggio buscaba la terrenalidad del evangelista como punto de partida ante la autoría de un Evangelio y por eso creo que estas tres composiciones guardan una gran reflexión acerca de lo que es la conversión, la fe y la inspiración que esa fe transmite.

Lo de Beethoven y Solti, sobre todo por Solti (aunque para mí no hay más grande que Beethoven), es otra historia de entereza, resistencia y lealtad. Pero eso lo dejamos para otro día.
Y también, para una charla privada, mi percepción de la creencia.