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jueves, 31 de mayo de 2012

conciencias


Si excluimos a los políticos, americanos o no, que han sido nombrados en este blog, uno de los personajes más queridos ha sido Erich Fromm. Y era Fromm quién decía que las sociedades más corruptas son las sociedades latinas. Las sociedades latinas son preminentementes católicas y el catolicismo tiene una premisa que es un acto de gran generosidad y bondad en sí, pero su uso da mucho margen a actuaciones fraudulentas: la confesión.
Erich Fromm

Desde la doctrina la confesión es obtener el perdón de Dios y requiere contricción, arrepentimiento y propósito de enmienda. Si siendo católico cometes un acto inaceptable que se ha tipificado como pecado  debes reconocerlo, arrepentirte y empeñarte por no volver a hacerlo, vas a un sacerdote, te confiesas y tus pecados son perdonados con una penitencia.

El luteranismo cree en la relación personal de Dios con el creyente y el calvinismo en la predestinación (no importa lo que hagas, ya estás salvado o no), pero en ninguna existe la confesión y ambas tienen un fuerte componente de que lo bien que te va en esta vida es signo de lo buena persona que eres y de tus posibilidades de salvación.

El judaísmo resuelve este tema en “con lo que haces, vas”

Es una cuestión de fe; o crees en ello o no, y particularmente creo que la fe es tan propio e íntimo a la persona que, lo entienda o lo comparta o ninguna de las anteriores, no lo rebato. Simplemente, es y da confianza a muchos creyentes.

Pero las cuatro creencias provocan tipos de actuaciones distintas en función de la cultura en la que crecen. Cuando recientemente Christian Wulff dimitió como presidente de Alemania, afirmó que «He cometido errores, pero he actuado conforme a la ley». Puede, pero las culturas sajonas no perdonan errores que hagan parecer a alguien aprovechado, ventajista o deshonesto y esto le llevó a que en mes y medio desde que se conocieran sus actuaciones, dimitiera.

En España estamos viviendo un momento en el que el antiguo consejo de administración de Bankia no cree haber actuado mal y afirma que las formas de su salida han sido inadecuadas o si el director financiero debe renunciar a su pensión. Se está planteando una solución luterana a una conciencia que no lo es. Y no lo es porque creemos que si no hay nada ilegal, no hay pecado. Lo éticamente reprobable no es motivo suficiente para aplicar una pena o renunciar a una prebenda. ¿El banco fue mal? Bueno, mientras no hubiera algo ilegal… Pero no hay una conciencia de responsabilidad ante la comunidad y las consecuencias de las actuaciones. Todo se limita a un blanco o negro de inocente y culpable y demostrar culpabilidad es un proceso muy largo en el que se pierde mucho el foco.

lunes, 28 de mayo de 2012

Cuatro cosas sobre Sócrates y Platón

He estado trabajando en un asunto que me ha llevado a darle un repaso a algunas cosas. Tengo la esperanza de deshacer algunos malentendidos fatales respecto a Sócrates y a Platón.

Hay quienes acusan a estos filósofos de no respetar la democracia. Sócrates fue, sin duda, un rebelde, pero fue un rebelde, se dice, contra una sociedad "abierta y democrática" En el fondo, en el mensaje de Sócrates, se podría leer una aversión profunda hacia la democracia, una inclinación hacia el autoritarismo e incluso el totalitarismo. Estas acusaciones ya fueron vertidas hace mucho contra Platón por un famoso filósofo americano llamado Karl Popper Más tarde, otros fueron más allá, argumentando que el germen del totalitarismo había que buscarlo ya en su maestro, en Sócrates, pues tampoco él tenía ninguna simpatía por la democracia ateniense.

De este modo, por lo visto, lo genuinos herederos de Sócrates serían personajes como Hitler o Stalin, mientras que, por el contrario, los valores de la ciudadanía y de la democracia habría que anclarlos, más bien, en aquella asamblea de los atenienses que votó por condenarle.

Creo que todo esto es un enorme disparate. Y lo malo no es que se digan tonterías respecto a Sócrates o Platón. Lo verdaderamente grave es que al malinterpretarlos así, lo que se hace es escamotear una diferencia esencial: la diferencia entre Democracia y Estado de Derecho.

Ahí es nada... pero esa... esa es otra historia.

jueves, 24 de mayo de 2012

Rachel Levy


To Die In Jerusalem.
Un documental de HBO


Miren el cartel que les adjunto como imagen. En él se pueden ver a dos chicas; una llamada Rachel y la otra Ayat. Hace diez años que Ayat hizo estallar un cinturón de dinamita adosado a su cuerpo en el supermercado del vecindario Kiryat HaYovel de Jerusalem matando a Rachel. Se cree que Ayat tenía entre 16 y 18 años y Rachel 17.  Murió también un vigilante llamado Haim Smadar y otras 28 personas fueron heridas.

Por el parecido entre ambas y el diseño, el cartel les recordará a una versión de Dos Vidas en un Instante, pero en Oriente Medio. En realidad es de un documental de HBO que traza la vida de las dos chicas, el atentado y sus consecuencias. Hablando de sus consecuencias George Bush dijo que, cuando una chica de 18 años hace estallar un explosivo matando a otra de 17, es el propio futuro lo que está en peligro.

lunes, 21 de mayo de 2012

Una fría tarde por Madrid

Una única cuesta que sobrevive oficialmente en Madrid es la de Moyano; una estatua de Querol nos recuerda a su padrino, Claudio Moyano. Treinta casetas de madera, con borrosos rótulos ¡Miles de libros, folletos, revistas¡ ¡Cuántas generaciones han pasado por esta permanente feria del libro del lance, desde su traslado desde la calle Jacometrezo, con motivo de las obras de la Gran Vía¡


Esos libreros tienen la mirada ausente y han hecho acopio de muchos conocimientos que aquí han encanecido en los reducidos espacios de sus casetas donde logran colocar libros y libros. La visita es doble, la subida renqueante, despaciosa, donde las más variadas portadas nos asombran. De pronto, algunas de ellas nos obligan a detenernos... un título que perdimos, aquel texto de latín que tanto nos costó estudiar (¿Tiene el Derecho Romano de la Complutense? ¿Algo de Mesonero Romanos?) La bajada es más ligera, sólo se remira, se compra lo que antes se dejó para una segunda selección; se olvida uno de los mostradores de la calle para fijarse en las casetas.

Pensamos que nuestra vida ha transcurrido subiendo y bajando, periódicamente, la cuesta de Moyano, dejando ilusiones y construyendo otras nuevas. Algunas veces, en ese itinerario que es la vida, nos encontramos el rostro enjuto de Azorín, con su gabán largo, mirada clara y algo dormida, y sentimos la querencia de la proximidad de la estación, de esa de la que hemos partido tantas veces para plasmarnos en párrafos cortos de prosa llana y con lo invisible siguiéndonos siempre, sin perdernos de vista.

jueves, 17 de mayo de 2012

Cine (¿?) Español


Empezar un texto con una partícula negativa no es lo que más gracia me hace. De hecho creo que produce rechazo, pero hay momentos en los que debe ser la única salida que la realidad te da. En mi caso es que no me gusta la producción de cine y series españolas y voy a intentar expresarlo brevemente; creo que la industria española del cine no lo piensa mucho.

Viendo Soldados de Salamina, de David Trueba, el otro día vi a una Ariadna Gil excesiva y permanentemente grave. Shakespeare utilizaba un recurso que permitía al público no saturar. En un momento de tensión máxima que ya se prolongaba un rato largo, metía una gracia o una bufonada. En Julio César Octavio, Marco Antonio y Lépido están haciendo la lista de quién compartirá con ellos el nuevo orden y de quién habrá que “prescindir”. Cuando Lépido sale de la habitación Antonio dice que también hay que cargárselo. Octavio argumenta que es un soldado valiente y leal y Marco Antonio responde “También lo es mi caballo y por eso recibe una ración generosa de pienso”. Es una frase muy grave respecto a qué requiere una persona para compartir el poder, pero toda la escena, los tres haciendo una lista de quién vive y quién muere (que incluye también al hermano de Lépido y éste, a cambio, pide la vida del sobrino de Antonio), que salga Lépido y que al segundo decidan pasarle por el cuchillo… es humor. Negro, de acuerdo, pero humor en un momento de mucha tensión narrativa.

En la película de Trueba hay diálogos en que se dan ciertas respuestas o frases de continuación que no las usa la gente de la calle en una conversación normal ni a tiros. Hay una serie que ha comenzado este año, Homeland, que es tan buena que fue la única referencia sobre la que Ricky Gervais no hizo ninguna broma en la presentación de los últimos Globos de Oro. Simplemente la llamó “Genial”. Los diálogos no son muy densos e, incluso, en algunos momentos son demasiado técnicos, pero nada sobra, nada es forzado, nada es decorativo. Están tan pensadas, depuradas, repensadas y perfiladas las líneas de texto, que han llegado a generar suspense sólo con una mirada justo después de un monosílabo. El resultado es de una simplicidad que asusta y detrás de ese proceso hay muchas horas de vueltas y vueltas a la frase.
Coronado y Verdú para El País Semanal

Los actores españoles están cortados todos por el mismo patrón porque parece que, como en la universidad, todos se hayan fotocopiado los mismos apuntes. Sólo recientemente vi una excepción, no honrosa, sino brillante. Hace pocas semanas, en El País Semanal, Maribel Verdú y José Coronado aparecían en un reportaje en el que les sacaban fotos vestidos de distintos personajes de cine. Coronado salía en todas las fotos con la misma cara; enfadado. Incluso haciendo del Clyde, cuando Beatty en Bonnie & Clyde pintó un personaje socarrón, divertido, bravucón… todo en uno. Pero no, Coronado parecía el que dice "patata" en las fotos, una leve mueca y punto. Verdú, en cambio, daba entidad a cada uno de los personajes que encarnaba para una sencilla foto. Los llenaba. Sin palabras, sin gesticulación, era simplemente actitud y mirada. Pero esto es lo único que me ha impresionado desde “Amanece que no es poco”.

lunes, 14 de mayo de 2012

Marcas y redes

Pues debe ser que tengo poco que hacer -procrastinadora que soy- que me he tragado un estudio completo de Yahoo sobre la comunicación de las marcas en las redes sociales.

No, no crean, tampoco es para tanto...lo que ya sabíamos o suponíamos. Que el 89% cree que, en efecto, la comunicación de las marcas ha cambiado, que nos hemos familiarizado con ellas en las redes, que sí, que hay más interactividad...Sólo dos asuntos han llamado mi atención.

Uno. Que la percepción es, principalmente, transparente (con la que está cayendo)
Dos. Que sabemos que nuestra marca favorita está en las redes gracias a la publicidad convencional, léase, anuncios en la tele, banners...

Y algo más, interesante también. Por rangos de edad se puede observar que los extremos son los menos proclives a tener contacto con marcas en redes sociales. En el caso de los jóvenes -entre 16 y 24 años- se hacen más fans de las marcas, un 29% tiene más de 10 marcas en su perfil, y en el caso de los mayores de 55 años, sólo asciende al 8%.

Factores determinantes: contenido relevante, descuentos, promociones, identificación con lamarca y sus valores y recepción de info interesante.

Gracias Jesús por enviarme tus trabajos. Ya ves, me los leo... qué digo, los devoro.

jueves, 10 de mayo de 2012

a comunicar


El domingo Elena Valenciano (¿por qué insiste en apoyarse en el atril como en la barra de un bar?) afirmaba que el Partido Popular quería que las mujeres volvieran a estar en casa y “cuidar de los hijos y mayores”. Entiendo que, de ser cierta su afirmación, deberían ser las mujeres en general y los maridos de Esperanza Aguirre, Soraya Sáenz de Santamaría, Dolores de Cospedal… Ésa era muy fácil, ni la consideren como ironía, aunque su uso del verbo “volver” sí me parece insultante. Primero porque asume implícitamente que si tiene que volver alguien es la mujer. Y segundo porque sigue pensando que los españoles no hemos cambiado en nuestra consideración de género. O se ve muy avanzada o menosprecia un poco a la población del país que pretende gobernar.

Un reproche atávico en plan slogan, sin ningún tipo de nexo para que se fuera anclando en la mente de los afines, pero menuda puñeta a los afines, porque imaginen el lunes a dos personas en el trabajo tomando café (decía un consultor irlandés que conocí y que había estado trabajando por medio mundo que “España es el único país en el que he vivido en el que la gente llega a trabajar y… ¡¡¡desayuna!!!”) e intentando explicar paso a paso el proceso desde el recorte del gobierno hasta que una mujer abandone su trabajo por quedarse en casa y luego extrapolarlo a toda la población. Complicado.

Luego Alfredo Pérez Rubalcaba dijo que había dinero para rescatar Bankia “pero no para la salud y la educación”. Debió darse cuenta que dejar caer una entidad que agrupa varias cajas de ahorro puede dañar mucho los intereses de muchos particulares y reculó en su afirmación, hasta tal punto que quiso transmitir tranquilidad diciendo que él también tenía su dinero en Bankia y que no había por qué alarmarse. Fue otro slogan inconexo, porque como sabe el líder de la oposición, no todas las partidas del presupuesto acaban en educación o sanidad. Nunca lo han hecho, porque entonces sólo existirían dos ministerios. Qué duda cabe que salvaguardar los depósitos de los particulares y empresas que viven de la seguridad de un banco o de su capacidad financiera es importante. Y no es ya no dejar caer un banco, sino no transmitir pánico hacia ese banco. Ante el pánico, se retirarían fondos, el banco no podría hacer frente a esos abonos porque no dispone del líquido suficiente, el banco caería, con él las garantías de muchas personas que se quedarían sin dinero para comprar, las empresas sin recursos ni líneas de crédito, tendrían que cerrar y… bueno, pinten el final que más les encaje. Ahora, lo de nacionalizar… eso ya es otra historia.

Artur Más ha dicho que “lo que se diría en Madrid si la que hubiera caído fuera La Caixa”. Pues posiblemente porque estas cosas se prestan, pero no hace falta comportarse como un Alcestes (personaje de “El Pequeño Nicolás”), porque lo crea el señor Mas o no, en Madrid siempre ha habido mejor percepción de La Caixa como entidad que de Cajamadrid (ya de Bankia, ni hablamos).

Pero mientras el entorno político lanza mensajes de alarma sin necesidad de conectarlos o probarlos, el Gobierno no muestra la línea a la que llevan las medidas que se toman. Reducir el déficit. No gastar más de lo que se tiene. Ajustar las cuentas. Que se tenga a España por un país serio. Sí, de acuerdo, tareas encomiables cuando no lógicas, pero… ¿hacia dónde va la línea que todo esto dibuja? A lo mejor no es tan simplista como se narraba en el capítulo uno de un manual de economía de primero de carrera: “se bajan los impuestos, hay más dinero en poder de los particulares, pueden consumir más, el comercio se activa, el dinero se mueve, las empresas al ver crecer la demanda contratan más gente que ganará dinero, consumirá más y, por fin, todos somos ricos”. A lo mejor no, pero parte de su labor radica en dibujar lo que persiguen en un folio y explicarlo con la simplicidad que supone dibujar en un folio.

Todas ellas son formas de comunicación, pero no creo que las actuales estén calando mucho en la fe y confianza de la población.

lunes, 7 de mayo de 2012

Y le llaman Amanecer Dorado...

Tras abrir los ojos y descubrir que estaba sola, aunque no abandonada, fue cuando instintivamente alcé una mano y la coloqué sobre el corazón. Para mi horror, había un agujero profundo donde debía estar el corazón. Un agujero del que no manaba sangre. "Estoy muerta" murmuré. Sin embargo, no me creí.
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Sí, de acuerdo, dirán algunos. De acuerdo con que Platón defiende la soberanía de la razón por encima de la soberanía del pueblo porque defiende que ni siquiera la mayoría tiene derecho a decidir cosas injustas. Pero, digo yo, ¿no hay en ello una trampa? Porque ¿quién sabe lo que dice la razón y quién puede decir, al margen de la mayoría, lo que es justo y lo que no? Somos hombres, no dioses. Nadie puede pretender tener la razón en sus manos. Nadie puede pretender saber mejor que nadie lo que es justo y lo que no lo es.

Así pues, ¿la democracia al margen de la Ley es un instrumento de la tiranía? ¿O más bien ocurre que la democracia es el instrumento adecuado que tienen los hombres para otorgarse leyes a sí mismos? ¿No será mejor que sea la mayoría la que diga lo que es justo y racional a que lo diga...? ¿Y quién podría decirlo? ¿Quién con más legitimidad que la mayoría?

Elecciones en Grecia, Francia y Serbia. La tiranía de la mayoría de Tocqueville. Una barrenada.

jueves, 3 de mayo de 2012

Ahorro (?)


Les voy a contar una historia y, créanme, es real. Carlos había crecido en una familia acomodada. Su padre era un alto cargo de la Sanidad Pública y nunca habían sufrido una incomodidad. 

Carlos decide estudiar medicina, una carrera muy bien valorada y con una salida fabulosa; los padres ponen una consulta en la que recibir pacientes por las tardes y por las mañanas en un hospital.
Pero Carlos nunca fue un chaval de darlo todo. Se esforzaba lo justo para destacar lo justo y que nada le ocasionara problemas. Entraba en modo “mantenimiento” muy rápido con lo que, viendo lo que ganaba (y, desde luego, ganaba dinero), pronto empezó a dar de lado el hospital simplemente porque, haciendo cuentas, la consulta le daba lo suficiente como para poderse despertar alrededor de las once cada mañana y trabajar desde las 4 hasta las 9, hora en la que citaba al último paciente. Al tiempo se convenció a sí mismo de que los viernes era mal día para pasar consulta hasta tan tarde, porque la gente quiere irse de fin de semana pronto. Al tiempo dejó de ser “hasta tan tarde”.

Los ingresos crecían. Siempre se había dicho de él que era un médico con muy buenas manos para su especialidad y podía subir tarifas de forma racional sin perder pacientes. Al ver crecer los ingresos, crecía el nivel consumo y esto llevó a cambiar de coche tres veces en cinco años o tener la nevera llena de botes con salsas que sólo se probaban un día. Las salidas a cenar a restaurantes eran frecuentes con la mera excusa de no tener que cocinar. La tarjeta de crédito era una herramienta más familiar a sus dedos que el estetoscopio y evitaba llevar control a la hora de desenfundarla de la cartera. El susto llegaba una vez al mes y siempre había una justificación que rebajaba la ansiedad del total de lo gastado; un mes eran las vacaciones, con sus viajes, cenas y comidas. Otro la navidad, con sus regalos cenas y comidas. En ocasiones un viaje, con sus cenas y comidas. Cumpleaños… gastos inevitables.
Carlos para entonces ya estaba casado y su mujer, que venía de ser hormiguita, se acopló al ritmo de Carlos.

Pero el modeló cambió. Empresas y particulares contrataban seguros médicos a aseguradoras y éstas, a medida que crecían en clientes, tenían más fuerza para fijar los precios. Lo caro de unas pruebas se compensaba en rebaja de costes de otros servicios que eran los de Carlos y los que mayor número de médicos ofrecían. Ya no tenía tanto margen en subir sus tarifas y, al tiempo (que para Carlos fue “de la noche a la mañana”), los ingresos se estancaron mientras que el resto de su día a día encarecía.

El estancamiento duró poco, porque empezaron a reducirse. Los pacientes acudían a sociedades médicas dónde todo era mucho más grande, mejor equipado y más rápido.
Carlos decidió cortar ciertos gastos, pero mes a mes llegaban los cobros de la tarjeta, del crédito del coche y del coche anterior, los gastos normales del mes (hipoteca, comida, gasolina, ropa, luz, gas, la reforma del baño, mecánico) y que, así de repente, dejar de salir a cenar no era tan fácil. Cortar gastos no amortiguaba la situación tan rápido como esperaba, ya que el consumo necesario seguía siendo muy superior que lo que suponía todo aquello de lo que se había prescindido. Se dio cuenta de que no era capaz de frenar con tanta potencia como tenía que pagar, así que decidió volver a aquello que le habían recomendado al principio de su carrera y trabajar en una sociedad médica por las mañanas. El sueldo era razonable y razonable significaba por debajo de lo que él creía que era su capacidad. Pero resultaba que razonable era lo que su especialidad y su especialización valían en la calle. Trabajo no faltaba por las mañanas, pero seguía disminuyendo por las tardes en su consulta, con lo que los ingresos en su cuenta corriente caían porque el coste de mantener la consulta abierta no se reducía.

Carlos sentía que todo había cambiado mucho y él no había cambiado con el ritmo del resto. Compañeros suyos de facultad ahora eran directores médicos o estaban en el extranjero trabajando en un entorno que él había descartado porque no le permitía levantarse a las once de la mañana. Con los que estaban en la misma situación que él prefería ni hablarse.

En España estamos a punto de cerrar la consulta de por las tardes porque gasta mucho, pero seguimos sin saber cómo incrementar nuestra cuenta corriente ingresando más. El Gobierno hace bien en recortar y sus explicaciones son racionales, pero la nevera no entiende de la cuenta de la luz, sólo la consume. De igual manera la población no entiende de todos los recortes, sino que no ve llenar su nevera.
España no sabe cómo arrancar una línea que le lleve a ser competitiva y que su producto sea algo deseado en lugar de ser algo más en las estanterías de la tienda. Y si se sabe no se habla de ello, cuando debe ser nuestra preocupación ahora que ya sabemos en qué no podemos seguir gastando.