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lunes, 4 de junio de 2012

Un poco de demagogia I

¿Qué sería una democracia sin Estado de Derecho, una pura y simple democracia, una democracia "en estado bruto"? En esas condiciones se impone la voluntad de la mayoría, lo que, en principio, no tendría nada de malo si no fuera porque la mayoría puede, claro está, decidir muchas cosas malas, como por ejemplo, exterminar o esclavizar a la minoría.

Por otro lado, basta un poco de realismo para saber que una mayoría que no tenga la obligación de someterse a la Ley o a la Justicia o a la Verdad, es fácilmente manipulable. Si, por ejemplo, es legítimo engañar para convencer a la mayoría, ésta será, sin duda, engañado por quien tenga más poder o más dinero para invertir en su manipulación y de este modo, la dictadura de la mayoría no será, bien mirada, más que la dictadura de una minoría que ha manipulado, engañado, chantajeado, comprado o amenazado a la mayoría.

Así pues, Platón se opone a la democracia porque no quiere seguir viendo tiranizados a los ciudadanos por los intereses particulares de los que salen victoriosos en este tipo de pugna, en la que sólo el que mejor engaña puede vencer. Platón sabe muy bien que en esas condiciones el triunfo en la discusión no depende del intercambio de argumentos entre ciudadanos que se tratan de igual a igual, como ocurre por ejemplo en un diálogo socrático.

En este tipo de debate vence siempre el mejor pagado, el que sirve, con su palabra y su trabajo, a los más poderosos, a los que detentan el poder.

3 comentarios:

Sostrato de Cnido dijo...

Probablemente el problema es el concepto. Si el concepto es el origen etimológico de la palabra DEMOCRACIA, entonces si. Nos sometemos a la mayoría y somos gobernados de forma errática y con tiranía contra las minorías.

La palabra ha evolucionado y cada uno tendrá su tiranía. De forma repetitiva diré que una democracia no es tal si no es militante, si no se basa en unas reglas de juego muy claras, en unas lineas rojas básicas.

Si las ideas defendibles dentro no son todas, si no las que defienden unos principios básicos unos puntos insuperables.

Son estas lineas rojas las que hacen de moderador básico y las que permiten que una democracia liberal (no existe otra que lo sea) valga para que todo el mundo obtenga lo mejor que pueda de esta organización, sin necesidad de pisar los derechos de nadie.

Lineas rojas en la propiedad privada, material y de la propia vida y conciencia. Lineas rojas en derechos humanos, en justicia independiente, en separación de poderes y en respeto a la calidad de vida de aquellos individuos de la sociedad que no atentan deliberadamente contra ella.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Creo que el quid de la cuestión está en la frase: "Por otro lado, basta un poco de realismo para saber que una mayoría que no tenga la obligación de someterse a la Ley o a la Justicia o a la Verdad, es fácilmente manipulable".
Me temo que las mayorías hacen lo posible por escapar a la Ley o a la Justicia. Escapar a la Verdad, concepto obsoleto en nuestros tiempos, es que ni se preocupan. No existe ya la Verdad en mayúsculas, la verdad moral. Está olvidada. Es una pena

Tineo dijo...

Bueno mas cercano que Platón, pero más o menos.

"El mejor argumento en contra de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio."

Sir Winston Leonard Spencer-Churchill