El otro día leía a Lakoff en un capítulo de un libro escrito por varios especialistas y docentes que habla de las emociones en las campañas y en la comunicación política(www.eapc.eu/pages/news/news-detail-view/article/book-emotions-in-politics-and-campaigning/1/). El libro me lo regaló Daniel Ureña y aún no se lo he agradecido bastante. No es de leer, es de estudiar.
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George Lakoff (foto de Kris Krüg) |
En su capítulo Lakoff habla de las tesis de la ilustración (el razonamiento por encima de las emociones) y su acuerdo con los postulados progresistas. A lo mejor visto así suena muy "ladrillo", pero la cuestión es que el progresismo se apoya en posiciones muy racionales y para él sus valores no deben ser comunicados sólo desde posiciones racionales, porque separar razón y sentimiento es imposible, así que aceptemos el papel de las emociones y hablemos libremente haciéndolas parte del discurso.
Pero hubo algo que me llamó poderosamente la atención. Habla de que uno de los fundamentos del progresismo es la defensa de la libertad y de la independencia de los poderes políticos, es decir; un ejecutivo independiente del legislativo (gobierno independiente del parlamento), lo que es más importante, un legislativo independiente del ejecutivo (parlamento independiente del gobierno) y un judicial independiente de todos. Esto está escrito en cualquier libro de introducción a la política. Es como si quieres estudiar física en la universdad; nadie te va a explicar quién es Newton, porque ya vienes con ello puesto.
Pero en España no es así, ¿verdad?. Elegimos un parlamento a través de unas listas llenas de nombres que el propio partido ha puesto en ellas, de las que sale un parlamento que elige a su presidente del gobierno (sí, "su presidente", porque yo como ciudadano he tenido poco que ver en ello), quién forma libremente el gobierno y, entre todos, deciden quién forma parte de los órganos supremos de la justicia. Esto último no me preocupa en exceso, quién y cómo los eligen. Lo que me preocupa es la alineación extrema de los elegidos hacia el partido que los puso allí. No es que el sistema judicial sea dependiente de la política, es que los magistrados son dependientes de los políticos.
En fin, que mi conclusión mientras leía esa frase del libro fue "Si Lakoff defiende la independencia de los poderes políticos como un valor progresista y Jesús Caldera le tiene como uno de sus Top Gurús (http://www.flickr.com/photos/fundacionideasparaelprogreso/4720085539/)… ¿de qué demonios hablan?". Desde luego de cómo ha de evolucionar la democracia en España, no.