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jueves, 2 de febrero de 2012

en camino


Pues bien; Romney ha ganado en Florida con más de un 46% de los votos y más de 14 puntos de ventaja sobre el Gingritch, segundo en las primarias. El de Nueva Inglaterra, además, ha conseguido protección del Servicio Secreto por recomendación del Departamento de Seguridad Nacional y es la única referencia republicana en los discursos del Presidente Obama en lo que a propuestas políticas se refiere. Es decir, se le da como virtual candidato republicano a las elecciones de Noviembre. ¿Sabe la Casa Blanca algo que nosotros no o es, como decía (creo) Slate hace un par de semanas, la elección ha terminado y lo que queda por delante es pura puesta en escena?


Entusiasmado con su victoria en Carolina del Sur, Gingritch esperaba que una especie de ósmosis en la intención de voto se desplegara por el sur conservador y le hiciera favorito en el estado de Florida. Las encuestas hablaban de ligera ventaja del ex-Speaker, con lo que esperaba un paseo militar en un estado en el que la mitad norte pertenece al Bible Belt. Pero no ha sido así. Ni siquiera para el religioso Santorum que ni contaba en las encuestas. Hace diez días el mundo se maravillaba de cómo Gingritch había salido airoso en el debate respecto a las reacciones por las declaraciones de su ex-mujer, de cómo esa amenaza fue magistralmente capeada, pero nadie se percató de lo más evidente: La campaña sigue, las primarias se suceden y el tema de su ex no deja de ser una peculiaridad. Ganar requiere más fondo y mejor estrategia a la hora de gestionar la comunicación; tanto los temas como su enfoque y trasmisión.
caricatura original de Thomas Nast de dónde surge la identificación
de republicanos y demócratas con el elefante y el asno


… Con lo que volvemos a los que decíamos hace dos semanas: Romney, salvo momentos puntuales, sigue hablando de su campaña, de sus temas, de sus ideas que coinciden con las preocupaciones de Obama; clase media, clase media, clase media. Conservadores, moderados, progresistas, luteranos, cuáqueros, católicos, judíos… estas consideraciones en las que se apoyan sus rivales no dejan de ser temas vericales atravesadas todas ellas horizontalmente por un rotundo "¿quién soy en la sociedad?" La batalla está ahí y Barack Obama lo sabe. Los votos son esos y ambos contendientes lo saben. El gag del ultraconservadurismo o la hiperreligiosidad no puede durar mucho. Les vuelvo a comentar que la derecha religiosa acabará apoyando al republicano que salga del RNConvention.


Les propongo seguir las donaciones a cada campaña (ese gran termómetro) y recuerden que dinero que se da a un candidato que no va a salir, es dinero tirado a la basura.


Por si quieren seguir las donaciones por candidato, tienen este link y, por si quieren saber más de los Super-Pacs este otro 


No lo fiemos a las elecciones de noviembre. Anticipemos un poco. ¿Quiénes creen ustedes que llegarán al superMartes? Recuerden que quien gana en un estado, no se lleva todos los delegados en juego. Esto es una batalla a ganador y a no-perdedor.

9 comentarios:

Louella Parsons dijo...

Gracias Mr NRQ por acercarnos al panorama de las primarias en USA porque en este país apenas hablan de ello y a mi me parece un asunto muy interesante.
Esta mañana he oído a alguien en la radio decir que los republicanos de toda la vida están muy descontentos con los candidatos, que no hay ninguno que les guste y que prefieren que vuelva a ganar Obama y así tener otros cuatro años para preparar un buen candidato que merezca la pena. Quién sabe.

A mi no me ha extrañado la victoria de Romney. Los resultados de Gingrich en SC me parecieron un poco el canto del cisne. A mi personalmente no me gusta este candidato pero no sabría decir por qué, es sólo intuición, así que, me alegro de la victoria de Romney aunque sólo sea por eliminación del otro.

Yo creo que a partir de ahora, los indecisos votarán por estos dos candidatos y aunque no creo que Santorum tenga posibilidades, también puede jugar su papel quitando votos a uno o a otro. Esperaremos al Supermartes.

Lo que no deja de ser alucinante es el dinero que se mueve en esas elecciones. Millones y millones de dólares que si los comparamos con los reproches que se le han hecho a Alvarez-Cascos por el gasto que supone volver a convocar una elecciones autonómicas siete meses después de las anteriores es para morirse de risa.

Esperemos al SuperMartes

Olivia dijo...

Les sigo con mucho interés, don NRQ y compañía. Pero es que la política norteamericana es tan trepidante, o eso me resulta a mí, que en cuanto me despisto un poco, no entiendo nada. Creía que sabía algo del Tea Party, pero qué va. No me cae bien Gingrich y me atrae Romney. Noto mucho la falta de información a la que alude miss Louella; leo más o menos el inglés, pero me resulta fatigoso.
En fin, que aunque no pueda de momento dar una opinión, se agradece mucho el poder leer las suyas.

Olivia dijo...

Con su permiso, pongo un enlace a un artículo de hoy en El Mundo. Sólo le he echado una ojeada. Trata de una cosa muy interesante y sobre la que me hago preguntas muy novatas. Es en qué medida la religión condiciona la política presidencial norteamericana. Y el voto de los americanos para elegir a su presidente, claro.

PABLO PARDO / Washington
Especial para EL MUNDO
04/02/2012
Los mormones entran en campaña
Seis millones de personas pertenecen a esta confesión en EEUU y su principal figura política, Mitt Romney, se perfila como el favorito para ganar las primarias republicanas

http://quiosco.elmundo.orbyt.es/epaper/xml_epaper/El%20Mundo/04_02_2012/pla_562_Madrid/xml_arts/art_8254282.xml

Louella Parsons dijo...

Hoy se celebran las primarias de Nevada. Las encuestas pronostican que el triunfo de Romney va a ser arrollador. Este estado también es clave porque es uno de los estados más grandes del país.

Donald Trump ha irrumpido en la campaña apoyando a Romney. No sé si esto le beneficiará al candidato pero al menos sí le está dando publicidad.

Louella Parsons dijo...

Doña OLIVIA, qué alegría verle por aquí.
Ahora leo el artículo pero fíjese, he leído en algún sitio que como en el estado de Nevada el 7% de la población es mormona, como Romney, se supone que esos votos ya los tiene garantizados.

Nrq dijo...

Insisto en la alegría de su regreso, Ms. Olivia.
Sobre el tema de los mormones... Es una comunidad, desde luego. No mayoritaria ni con tanto peso como la evangélica, pero que Romney cuente com su apoyo es, desde luego, un colchón importante.
Ahora, lo de Trump es puro, as usual, oportunismo pero claro, qué va a hacer Romney ¿Negarle el saludo?

Louella Parsons dijo...

No se puede abrir el enlace al artículo de El Mundo, doña OLIVIA.

Olivia dijo...

Muchas gracias a los dos por su bienvenida.
Louella, va a ser mejor copiar entero el artículo:

Los mormones entran en campaña
PABLO PARDO. ESPECIAL PARA EL MUNDO MUNDO|
04/02/2012
Washington

LSD es una droga psicotrópica a la que debemos algunas de las obras maestras de la contracultura -como la novela Alguien voló sobre el nido del cuco, de Ken Kesey- y el fundador de Pink Floyd, Sid Barrett, un agravamiento de su esquizofrenia del que nunca se recuperó.

LDS suena casi igual, pero significa algo muy diferente: son las siglas en inglés de Santos de los Últimos Días. En EEUU, un «miembro de la Iglesia de LDS» no le da a los tripis ni escucha Dark Side of the Moon, sino que es una persona que forma parte de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. O sea, que es un mormón. Un tipo, en principio, escasamente próximo a veleidades lisérgicas.

Un 75% de los mormones están casados frente al 56% de la población. Su tasa de divorcio es una cuarta parte menor que la media del país. El 89% de ellos son blancos, en una población en la que esa raza apenas es del 72,4%. Sus niveles educativos y de ingresos, sin embargo, están prácticamente en la media de EEUU. Son republicanos hasta los tuétanos, pero sus principales figuras políticas -Romney, Huntsman y Scowcroft- han destacado como centristas con el pragmatismo como principal ideología. Y ahora, los mormones pueden llegar a la Casa Blanca con Mitt Romney.
(sigue)

Olivia dijo...

(...)

Hoy, Romney debería conseguir un nuevo avance en sus aspiraciones para lograr la candidatura republicana, con las primarias de Nevada, un estado en el que el 6,5% de la población es mormona. Con estos comicios, además, la carrera por la Presidencia entre los republicanos queda prácticamente cerrada hasta el 6 de marzo, cuando voten 10 estados en el llamado Supermartes.

Sin embargo, los estadounidenses no saben qué es un mormón, a pesar de que hay tantos mormones como judíos en EEUU, es decir, seis millones, y otros ocho en el resto del mundo, y que sólo en 2010 lograron 272.814 conversiones (la obsesión mormona por las estadísticas es otra de sus peculiaridades, aunque no entra en el plano de la Teología).

«Hay muchos errores acerca de mi religión. Mi favorita es que somos amish», explica Lorin, un mormón en la treintena, tomándose con resignación -no está claro si cristiana o no, porque nadie se pone de acuerdo en si el Mormonismo es parte del Cristianismo- el hecho de que sus conciudadanos confundan su fe con la de unos individuos que viven como en el siglo XVII y que a veces hasta hablan alemán: los menonitas.

Pero los estadounidenses se están encontrando a los mormones, a medida que éstos salen de su territorio habitual: la Gran Cuenca, un área que ocupa el interior de California (que nunca sale en las películas), Nevada, Arizona, Utah, y parte de Colorado y Idaho. Es un desierto montañoso que recuerda a Afganistán en el que los mormones acabaron tratando de crear en el siglo XIX una teocracia (aunque en la tradición histórica de EEUU se la llama teodemocracia). Aún hoy, su control de la política y la economía de Utah es total.

Los mormones acabaron allí porque era el único sitio literalmente vacío de EEUU y, por tanto, en el que estaba garantizado que nadie se iba a liar a tiros con ellos. La animadversión que provocaba esta religión tenía un catalizador muy claro: la poligamia. De hecho, sólo la intervención del ejército de EEUU les convenció -de nuevo, a tiros- de que debían abandonarla.

Pero el mormonismo tiene más problemas en EEUU. Uno es su secretismo. Las personas que no son mormonas no pueden entrar, por ejemplo, en un templo de esa religión. Eso es algo difícil de digerir por los estadounidenses. Y a eso se suman conceptos muy peculiares. Por ejemplo, cuando la Iglesia de LDS abandonó la poligamia, instituyó el «matrimonio celestial». Que es llevar más lejos el «hasta que la muerte os separe», ya que los mormones creen firmemente que cuando dos personas -de sexos diferentes, sin duda- se casan, siguen unidos después de morir, es decir, en el más allá.

Otra de sus tradiciones es más problemática. Hasta la década de los 90, en Utah -un estado que sigue controlado por esa religión- se ejecutaba a los condenados a muerte fusilándolos, sobre el precepto religioso de que es necesario que se derrame sangre para que se produzca la expiación de un pecado. Y, finalmente, está la base de esta religión, el Libro del Mormón. Los mormones no lo consideran un texto religioso, sino histórico. Y eso, por ejemplo, implica que los indígenas de EEUU tienen la piel cobriza como castigo de Yavé.

Con semejante historia y costumbres, hay líderes religiosos y políticos, como el ex candidato republicano a la Presidencia y ultraconservador protestante Mike Huckabee que siguen diciendo que «Romney tiene que afrontar el hecho de que es mormón». Pero, aunque a algunos les disguste, los miembros de la Iglesia LDS son una minoría al alza. No sólo con Mitt Romney o el ex candidato republicano y ex embajador en China John Huntsman, sino también con Brent Scowcroft, el consejero de Seguridad Nacional con Ford y Bush padre, que fue uno de los mayores críticos de la invasión de Irak. Y hoy, en Nevada, los mormones se van a hacer oír en las urnas.