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lunes, 21 de octubre de 2013

La victoria

Esta mañana quería saber qué había ocurrido en el Tribunal de Estrasburgo con la Doctrina Parot y, sin pensarlo, abrí twitter. No busqué un periódico, ni puse la radio o la tele, no; abrí twitter.

Yo, que soy muy de "libros en papel" invoco a su favor que, junto a razones estéticas, también está  la tradición. Sin embargo, reconozco que en una sociedad tan habituada a cambios radicales y acelerados como la de la información, la tradición no es el mejor argumento que cabe esgrimir. El afán permanente de innovación suele atribuir a la tradición una intencionalidad retardataria y justificadora de situaciones de injusticia que en muchos casos es cierta. Recuerdo cuando en mitad de la crisis económica y financiera de finales del último decenio, en el momento en que se debatían los recortes salariales de los funcionarios, el diario Público quiso saber cuánto ganaba el gobernador del Banco de España, la respuesta que recibió fue que dicho salario era secreto por tradición. Al día siguiente el diario llevaba el asunto en portada y ese mismo día el salario del gobernador era público. Una "tradición" de quince años no resistió ni veinticuatro horas. Tampoco lo hubiera hecho de tener quince siglos. La tradición, el "las cosas se han hecho siempre así" no tiene cabida en una sociedad de la información hiperglobalizada.

A todo esto, he insistido en twitter -hasta conseguir un block- conocer el sueldo de los responsables sindicales de UGT y CCOO, y sigo esperando a que se rompa la tradición.

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