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jueves, 4 de agosto de 2011

Vagos muy vagos

Ayer escuché una noticia que me dejó patidifusa: Una academia londinense promovía la existencia contemplativa, la holgazanería y el ocio como base para la felicidad. Ahí es nada.

Lo cierto es que mi perplejidad me impidió (y aún lo hace) abordar la información con objetividad. No sabía si me parecía lo más absurdo del mundo o, por el contrario, sentía simpatías hacia semejante actitud.

Hay otras formas... la risoterapia, el slow, la observación de nubes o de olas... me percato de que esto ya existía, de algún modo.

El caso es que busqué información sobre ese lugar "The Idler" (El Holgazán) una academia situada en el coquetísimo barrio londinense de Notting Hill. Tom Hodgkinson, su fundador, trabajó como dependiente vendiendo discos y monopatines y, más tarde, como documentalista del Sunday Mirror. Tras dos infelices años en el periódico fue despedido. Entonces, fundó The Idler: "quise encontrar otra manera de ganar dinero fuera de la oficina", declaró tan pancho. Pero Hodgkinson trabaja, no crean, edita una revista, escribe artículos sobre cómo conseguir un despido con indemnización o cómo disfrutar de los placeres gratuitos, además, organiza la academia y mantiene una columna en el diario The Independent.

"Tengo una casa barata, un coche de mierda y no piso un restaurante" asegura Hodgkinson. Según sus recomendaciones vitales seríamos más felices dedicando tiempo al estudio de Platón, Sócrates y Aristóteles. Quedando con amigos, montando fiestas, cultivando verduras o aprendiendo a tocar un instrumento.

The Idler

Desde la cultura del esfuerzo, el mérito, la competencia, la satisfación que me producen las cosas bien hechas... a pesar de eso, de todo eso,francamente, sigo sin encajar bien lo que The Idler me provoca.

Help!!!

21 comentarios:

churruca dijo...

Francamente, querida Tasmania, no comparto la filosofía de el tal Hodkinson. La única forma que conozco de disfrutar del descanso pasa por haber experimentado antes el cansancio. Supongo que lo que enseñan en la academia de este sujeto es a sobrellevar el tedio al que indefectiblemente conduce la actitud vital que dice profesar.

Ahora en serio, lo de el tal Hodkinson suena a timo.

Mr. Chan dijo...

De algún modo algo parecido a esta práctica se ejercía ya en el XIX bajo el nombre de Balnearios. No sé exactamente cuáles son las actividades o inactividades de su “The Idler” pero, en estos primeros, la sociedad burguesa se dedicaba a la contemplación con terapias relajantes –aunque algunas parecieran salidas de un cuento de terror de Poe- lectura, tertulias y baños termales etc… No parece, a simple vista, que Mr Hodgkinson haya inventado algo nuevo.

El modelo de sociedad actual nos ha arrastrado a este punto en el que si nuestro tiempo –y el de nuestros vástagos- no está ocupado al 100% somos unos parias. Craso error.

Una amiga, heredera de una gran fortuna, mantiene una filosofía: es imprescindible, en algún momento del día “pasmar”. Es la palabra que ella utiliza para disfrutar del “dolce far niente”. Para ello ha montado un hotel slow en el que a parte de disfrutar de la contemplación, uno puede complementar sus momentos de ocio con sesiones luminosas on-off, flotarium, oxigenación etc… Les dejo su enlace:

PASMAR

Creo, Tasmania, que de algún modo hemos de poner freno a este ritmo loco que nos hemos autoimpuesto, y siempre hay un visionario que se adelanta, aunque en este caso suene un poco a vendedor de elixires.

Nrq dijo...

A ver cómo puedo explicar esto… Cuenta Gladwell que en los 70 y los 80, en la Micronesia se experimenta un incremento brutal en la tasa de suicidio juvenil. Más que actos, lo que ocurrió en aquellos años parecía una epidemia ya que se suicidaban esencialmente por la misma vía y bajo las mismas circunstancias. El origen se encuentra en que, en una sociedad en dónde el suicidio no existía un día va un hombre y se suicida. La noticia corre como la pólvora y comienzan a caer adolescentes en un hecho de pura imitación. Imitación real. No un "podríamos decir..." o "digamos que..." no, calcaban las circunstancias unos a otros y todos al primero. ¿Motivos? Tan absurdos como que "mi chica me ha dicho que no a ir a pescar". No es broma, por difícil que pueda creerse.

El primer suicidio abrió a una puerta, generó un permiso. De igual forma que en una calle de noche hay tres coches parados en un semáforo peatonal en rojo. No cruza nadie, así que uno de los coches decide meter primera, obviar la luz roja y emprender la marcha. Pues bien, hay un 70% de posibilidades que alguno de los otros dos coches, no ya por imitación, sino porque alguien ha abierto la puerta, ha dado permiso, se lo salte justo después de ver marchar al primero.

Con esto quiero decir que lo que faltaba ahora es que alguien viniera e hiciera producto de la contemplación, que pusiera sobre la mesa que el no hacer nada es una opción. Porque un modelo en el que alguien crea negocio de la pereza puede generar clientes, pero elimina recursos de otros modelos al atraerlos al primero, generando inactividad. Si cambio de CocaCola a Pepsi La primera pierde cuota que gana la segunda pero el gasto se da y el beneficio se sigue produciendo. Si cambio de tenis o basket a nada, de cenar con amigos a nada, de viajar a nada… si elimino el movimiento y la inversión y encima lo hago legitimando esa nada ¿dónde acabamos?

Tasmania dijo...

Pues francamente, no están siendo ustedes de gran ayuda.

Les cuento más, a ver si consiguen iluminarme.

El Hodgkinson este define la coalición liberal-conservadora que actualmente gobierna UK como "menos opresiva" que los anteriores ejecutivos laboristas peeero... muestra simpatía por los gobiernos de las naciones del sur de Europa:

"Me parece terrible que se forzara a España a pasar por el aro y a endeudarse para formar parte del sistema capitalista global. Ahora la acusan injustamente de imprudente"

Y como no le llega al pavo, va y sigue:

Los puritanos de los alemanes exigen a Grecia que suprima todos sus días festivos a cambio de auxilio financiero. ¿Qué razón les quedaría a los griegos para vivir?"

En serio, este tipo debe estar pirado... ya voy aclarándome.

churruca dijo...

Cada vez entiendo menos a su hombre, querida Tasmania. Salvo en lo de los alemanes. Esa me la sé: el dinero de los demás no duele.

Si la pasta que les hace falta a los griegos la apoquinaran los sufridos contribuyentes británicos, si a este sujeto le birlaran el dinero que gana con el sudor de la frente de sus alumnos para pagarles los días de fiesta a los sufridos griegos, otro gallo cantara.

Mr. Chan dijo...

1.- ¿A qué edad se jubilaban los griegos?...¿A qué edad se jubilan los alemanes?

2.- ¿En que país mediterraneo los funcionarios (creo que ronda el 20%) se presentaban a fichar para acto seguido marcharse hasta la hora de volver a pasar la tarjeta?

Si en lugar de ser los alemanes aquellos que desembolsan fueran los franceses, creo que volveríamos a los tiempos de la guillotina.

Realmente este Hodgkinson se parece mucho a un vendedor de mercadillo.

Noumenadas dijo...

Pues servidor está de acuerdo con la filosofía de esa academia.

Mutatis mutandi, eso es como ir libando de flor en flor, tener 30 frustrantes novias en dos años, o vivir mucho tiempo (no el que le dé la gana a Elena Valenciano, obviamente) de los encantos de una sola que te llene, hasta viendo la noria en el sofá (a ser posible un día que no salga la Villalobos.)

A más, a más, sería como el entimemático caso de la informática misma: la libertad proteica y cutrilona de las miles de propuestas del PC, versus la libertad de la -única- propueta cerrada de Mac, donde todo, a priori, debe funcionar, sí o sí.

Por otro lado, ya lo comenté el otro día: la felicidad es contemplar una puesta de sol en el Cabo de San Vicente y luego darse un festín de percebes y arroz de Sintra. A Bruckner lo dejamos para la campaña. ¿Para qué tanto zigzag improductivo y estúpidamente gimnástico, a lo linZe de Doñana?

Noumenadas dijo...

Respecto a lo de España, Grecia y los pigs en general, tengo entendido que los funcionarietes helenos incluso se prejubilaban a los cincuenta, con grandes estipendios. Pero en España,el problema es que aún existe la esclavitud egipcia. El único país donde las hipotecas embargadas son pilladas por los bancos a la mitad y,encima, persiguen a los desahuciados de por vida. El único país donde ni son los que están, ni están los que son, donde la izquierda de caviar paraliza el centro de la capital por todo el morro y donde la derecha de Rodrigo Rato y compañía, se pasa el rato trincando de aquí y de allá, con leyes leoninas, que siempre benefician a cuatro mangantes.

El problema español es que aquí pagamos más que nadie por la internete, pero resulta que va más lenta que el caballo del malo.

No es sostenible un país donde la gente quiere tener más aves que boinas.

Noumenadas dijo...

Y...... Me van a disculpar la aparente pesadez. Pero los ingleses ya se pueden sentir felices sólo con sus PROMS y sus altavoces Bowers & Wilkins.

Un país que diseña y construye la mejor HI-FI del mundo, es verdaderamente feliz.

Artanis dijo...

Tras leerles -al excelso conciudadano Churruca, al crítico Mr. Chan, al expeditivo Juante y a la killer Tasmania- he de poner la venda antes que la herida y jurar que no pretendo hacer una apología de la cigarra. Como mucho del Robinson, a quien le sobra incluso el Viernes.
Nunca he podido ni querido evitar una cierta simpatía por el diletante, figura menos agresiva que el torero de salón; éste último se siente protagonista, juzga y decreta; mientras el primero, bordeando el dandismo, establece una mirada que puede ser acrítica. Un vive y deja vivir, que no es sino una manera de cubrirse el mismo las espaldas.
El ejercicio de la contemplación de la propia vida no es fácil. Especialmente en esta época. En la de nuestros padres y abuelos (sin más retroceder), el sobrevivir conllevaba tanto esfuerzo que se vivía en borrador. Hoy tenemos tiempo para pasar a limpio. Justificarnos y buscar los mejores ángulos en que saldremos en la foto. Cada uno construye sus coartadas y su camino más o menos trillado hacia una (in)cierta felicidad.
No seré yo quién critique la cultura del esfuerzo que hoy, más que nunca, hay que recuperar y si ponemos pies en tierra, sabemos -sin salir de la Argos- lo que urge. Pero, pero, pero... ¿Y si nuestro ying y nuestro yang no casan? ¿Y si nuestro karma no está equilibrado? ¿Y si alguien es feo, inútil o improductivo? No me veo yo con valor para tenderle la cuchilla de afeitar y exigirle que se deje cortas las venas. Son misfits -palabra maldita, y perdón por hablar de cine, que saben los fieles que es algo que intento esquivar-. Pero los inadaptados, que así podría traducirse, es un título bello y maldito. Escrito por Arthur Miller y protagonizado por Gable (fallecido a las dos semanas de fin de rodaje), Marilyn Monroe (fallecida al poquito, a causa de ser mito), y Montgomery Clift, (fallecido un par de años después por ser Clift II. Clift I había muerto una década antes en un accidente de tráfico, pero su cuerpo continuó arrastrándose.) La inadaptación puede -solo puede- conllevar la parca.
Y es cierto. Hay gente que no es que no sirva para nada. No. Lo que pasa es que no sirve para vivir como los demás. Y desencaja. Y perturba. Y molesta. La coincidencia hace que mientras redacto, Don McLean suene con “Vincent”. Van Gogh también molestaba. Primero, se cortó la oreja. Después, el resto, utilizando a manera de bisturí una bala.
El tópico diría que un rico en esa pose, es diletante y rentista. Alguien no tan rico o no rico en absoluto es un Robinsón, un Vincent sin talento, un manuscrito olvidado en un baúl, un enfermo, un decadente, un desasistido... Hay gente que se equivoca de profesión, deja una y toma otra; rompe con la línea de producción familiar y procede a engendrar lo que no debe, en vez de contentarse con ser “end of the saga”. Porque, si alguien decide vivir al borde del río y ver la vida pasar sin cargo al erario, ¿hay que cargar contra él? Ahí sí que radicaría mi crítica... vive fuera del sistema, pero no le aprietes las ubres a la vaca pública. Tu contemplación no ha de estar subvencionada.
¿Así que alguien ha montado una academia para enseñar a vivir sin firmar letras? Esa parte no me parece mal, aunque chafe la línea de producción de D. NRQ. He oído que hay teóricos de que se puede vivir sin ingerir alimento. Respiracionistas (breatharians). Una secta, probablemente. Se pierden el jamón curado. Y el gin tonic. Y probablemente el sexo, porque no les quedarán ni fuerzas para un “cinco contra el calvo”.
Joder, hasta vivir tiene contraindicaciones...

Louella Parsons dijo...

Pues a mi no me parece mal esta academia (hasta recomiendan leer a ¡Nancy Mitford!).
No todo el mundo se lo podrá permitir pero el que pueda, es una opción apetecible porque, en el fondo, no es otra cosa que culturizarse para saber disfrutar más de la vida.
Como dice Churruca, para sobrellevar el tedio. Pues sí.
¿Y qué tiene eso de malo?
Al contrario, puede ser una salida para mucha gente que no sabe por dónde tirar, inadaptados y otras modalidades de perdidos en el sistema.
Ahora bien, como dice Artanis*, sin cargo al erario público, of course. Mientras sea así...allá cada quién (como dicen en México)

No saben ustedes la cantidad de gente que hay que no sabe qué hacer en su tiempo libre y ya no les digo nada cuando se jubilan. Algunos hasta necesitan ayuda psicológica.

*Muy buen post Artanis y no nos importa nada las alusiones al cine. A mi personalmente me encantan.

Noumenadas dijo...

Hay que reconocer que los españoletos somos unos culillos inquietos. La mayoría. Lo compruebo oteando el Arena-mix, Callejeros, Ola-ola y "Mi casa es la mejor" o algo así. Dondequiera que haya una movida pastelera o chupiguay en caleidoscopio de exabruptos -aunque sea el mejor hotelazo del desierto arábigo- allá que hay un españolito montando la caraja. Y descuajeringándose a mandíbula batiente, no se sabe muy bien por qué.

Sin embargo, el otro día crucé por uno de cinco estrellas, en la linde de la Barrosa (Chiclana), enteramente poblado de alemanes, para salir de la playa. Oigan: ¡Y estaban todos y todas, a lo suyo, mirando fijamente a la puesta de sol de Sancti-Petri, como las gaviotas, cenando a las siete de la tarde o con una lironda cerveza en ristre, más callados y disciplinados que en misa, y con aplomo vigoréxico, nada de inserso. Los apañados apañoles, mientras tanto, se quedaban en la playa, intentando bordear a la policía, para jugar (dar por culo) a la pelotita, haciendo ruido y el canelo.

Otrosí. Viendo uno de los capítulos de "Sexo en Nueva York", de esos que ahora emiten en bucle en la Divinity, aparece una posible víctima de la más depredadora de las cuatro: Samantha. Y le comenta: "No necesito salir de Manhattan, nunca lo he hecho, aquí tengo lo que quiero y hay más que en el resto del mundo." Luego, las compis y sus ligues se pasan la serie entera añorando los castillos del Loira (como Allen)y el maravilloso cerdo agridulce, que publicitaba tan venéreamente el Jack Lemmon de "Salvad al tigre". Y yo me acordaba de las casitas blancas de Trebujena, Algodonales o de lo bien que se está y come en Caños de Meca y andurriales (mucho mejor que en París, ¡dónde va a parar!)

Síp; la vida contiene muchos ángulos que yo diría que son antropomórficos, pero también sectarios, en el sentido coyuntural que impone ahora el 15-m, como en su día lo impusieron los del chapapote (tengo una familiar, progre-caviar, que fue allí a limpiar crudo). Ahora está de moda que las limpiadoras (con todo el respeto) vayan al Caribe con el resto de la beca 6000, como también "el que ahora no folla es porque no quiere" (bañista española, que se ha puesto tetas, dixit en "Arena-mix", de la Neox, de Antena 3").

Bien, perfecto. Pero la felicidad no es dejarse llevar por los efluvios políticos del momento (¿se han dado cuenta de que todos los niñatos se tatúan ahora una pierna?), ni creerse redentores de quienes no logramos abducir, o sí. Se puede ser excéntrico muy a costa de una maldad tan inconsciente como fascistoide, pero ese ademán no compensa, ni enaltece, ni vanagloria, a nadie. Los ejemplos que pone D. Artanis son precisos y habría muchísimos más. Pienso ahora en la Jean Seberg de "Al final de la escapada". Al final de la mítica peli, Belmondo le espeta: "Eres un asco". (Porque para ese viaje no hacía falta esa alforja.) Pues sí, señor; uno no sólo tiene esa impresión: lo sabe ciertamente.

El refranero es sabio a este respecto. "Más vale ser pobre y liberal que rico y mezquino. Más vale ser prudente, que inconsciente; Más vale ser puta sin parecerlo, que aparentarlo y no serlo". (Este último, versión del dicho de la abuela de Mr. Chan.)

Quizás a los españoles les haga falta toneladas de pedagogía, para no desperdiciar tanta moralidad.

Y ahora, permítanme un regalo veraniego en forma de chiste de Mingote. Tengan cuidado con los sociatas, que son los peores:

Un mundo feliz

Neo... dijo...

La existencia contemplativa, la holgazanería y el ocio como base para la felicidad

No. La base para poder dedicarte a la contemplación, al ocio y a holgazanear es tener tiempo para ello, y tener tiempo para ello implica no tener que dedicar tiempo a otros menesteres como trabajar para poder comer y vestir. Así que tenemos que partir de la que la base para alcanzar la felicidad es primero tener algún tipo de estipendio que te permita dejar el tiempo que utilizas en trabajar para dedicarlo a las variopintas cosas que la academia te ofrece.
La base de la felicidad y según mi modesto parecer es tener un sentido por el qué vivir.Pero el tenerlo no implica obligatoriamente que la encuentres.
Me acuerdo de aquella serie que se llamaba " Los ricos también lloran",
Según Hodkinson el problema es que se dedicaban ha hacer cosas. Para no llorar lo mejor es hacer el vago. Por cierto en estos últimos meses el lugar con más felices por metro cuadrado del mundo ha sido la Puerta del Sol.
Un pequeño consejo: ¿ Se podría quitar la dichosa verificación de la palabra? Es un coñazo.
Un saludo.

Louella Parsons dijo...

¿Y qué me dicen de los que maximizan el tiempo libre de forma enfermiza practicando todas las aficiones posibles generándose un estrés por llegar a todo que vuelven al trabajo molidos y dudo que lo hagan satisfechos? Qué agotamiento.

Yo recibí una educación en la que perder el tiempo era casi pecado, me educaron de forma que "no hacer nada" me creara cargo de conciencia y tardé mucho en desprenderme de esos prejuicios. Ahora disfruto un montón del dolce far niente, de la sensación de que hoy no tengo que hacer nada, hoy no voy a hacer nada. Y no pasa nada.

Adriana Alba dijo...

jaja, buen texto.

lo importante es sentirse feliz con lo que uno es y tiene.

Saludos.

Anónimo dijo...
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Mr. Chan dijo...

Mr Anónimo, a poco que se exprima la única neurona, que da usted la impresión de poseer, seguro que le saca algo más de jugo. Eso sí, durante el proceso de elaboración del pensamiento no se peine ni camine, porque no creo que pueda ejercer las dos actividades de manera simultánea.

Artanis dijo...

¡Uy!, pero si a falta de entradas va a haber pique entre Mr. Chan y Mr. Anónimo (¿no será tongo, como en esos programas de combate de las TDT?)
Por cierto, Mr. Anónimo... no tomo partido, pero...¿quería vd. decir "impequeibol" (de impecable) o "implaqueibol" (de implacable´)...
Dña. Louella es muy capaz de ambas cosas...

churruca dijo...

No me malinterpreten, no tengo nada en contra del dolce far niente. Es más, lo considero altamente saludable. Todo lo contrario de las vacaciones sobresaturadas de actividades realizadas a paso de legionario, que son absolutamente perniciosas: ni se descansa; ni se difruta; ni se conoce nada. No es más que una forma de tortura de la que, muy frecuentemente, los torturados toman venganza en su entorno a base de atropellados relatos, interminables sesiones de fotos e intempestivas referencias del tipo "yo estuve allí -donde fuera-, es más pequeña de lo que parece".

Cuando digo que considero ese "pasmar" altamente saludable me refiero al efecto que, como el sueño, nos produce. Es como resetearse. Un día, dos, una semana incluso, con la mente no en blanco sino a su aire, discurriendo sin ton ni son de un asunto a otro, y de éste a ninguno sin un objetivo concreto, es muy sana. Casi imprescindible.

Lo que encuentro poco apropiado es convertirla en una actividad, digamos, reglada. Supongo que hay quien no sabe llevar a cabo este proceso de desconexión y puede necesitar asesoramiento. O quién arrastra un complejo de culpa al llevarlo a cabo, inducido por una educación estricta que considera la molicie como un vicio imperdonable, que le impide disfrutar de ella. No sé.

Me parece triste. Aunque reconozco que pueda haber a quién la haga falta.

Tasmania dijo...

Gracias a todos por sus aportaciones... ha sido un debate interesante y lo mejor: me he reído un rato y eso, eso sí que es un auténtico placer...gratuito y muy muy saludable.

Tasmania dijo...

¿Habrán atacado la pandilla de delincuentes que arrasa Londres nuestro "querido" The Idler?

Esto es un sinvivir...