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jueves, 8 de marzo de 2012

Holmes

Hoy es el aniversario del nacimiento de Oliver Wendell Holmes, uno de los más famosos y más citados jueces del Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Nacido en 1841, con veinte años luchó en la Guerra Civil Americana. Fue juez asociado y Juez Presidente de la Corte Suprema de Massachussetts (era nacido en Boston) y profesor de la Cátedra Weld de Harvard. Nominado a una de las sillas del Supremo por Theodore Roosevelt, estaría en el cargo hasta los 90 años, tres antes de su muerte.
Herido tres veces en la Guerra Civil, la experiencia le supuso una toma de conciencia y de criterio sobre la vida de una nación como la suya. Por lo que cuenta Edward White en su biografía, debió ser más un proceso de destrucción y posterior construcción que una epifanía como la de Descartes, también en batalla. Holmes venía de una estructura supuestamente asentada y un desastre como una guerra civil, sus motivos y las consecuencias, le hicieron ver que lo que parecía una recia columna, no dejaba de ser un andamio, en ocasiones muy frágil.

 
Este acontecimiento le llevó a afirmar en una ocasión que en términos de un país, al menos del suyo, “es un experimento, al igual que todo es un experimento” y que, por eso, “la vida de la legislación no debe basarse en la lógica, si no en la experiencia”, dando refuerzo a la jurisprudencia como fuente de derecho.

Nada de todo esto puede tener mayor interés si ustedes no son juristas o entregados al derecho, pero Holmes, a través de sus escritos y sentencias, supo aplicar el escepticismo de la interpretación de la ley (ambiguas en la mayoría de las ocasiones) para no replicar en una sentencia el texto de dicha ley, sino para mostrar que ésta forma parte de la convivencia como nación y evoluciona con ella. Ignorar esa convivencia obliga a escribir leyes y dictar sentencias que garanticen la seguridad de cada ciudadano. Pero no siempre una ley garantiza los derechos de los ciudadanos: en ocasiones los constriñe, en otra los ignora... Sentencias como las de Holmes hacen ver qué vulneración real se esconde detrás de cada violación o aplicación de la ley, simplemente porque la sociedad y, por tanto, la nación va avanzando. Holmes nos dejó un legado amplio de protección del ciudadano y, por extensión, protección de un país.

3 comentarios:

Tasmania dijo...

Brillante. Los horrores de la guerra cambiarían definitivamente su vida pero, ciertamente, esa experiencia aportó una imborrable dosis de experiencia y realidad a su pensamiento.

Me gusta el personaje N, mucho

Olivia dijo...

Muy interesante.

Louella Parsons dijo...

La entrada de esta semana de Mr NRQ me hace reflexionar sobre la dificultad que entraña ser un buen juez. Además de conocer las leyes en profundidad, un buen juez necesita tener un sentido de la justicia especialmente desarrollado que permita adaptar la ley a cada caso sin anular el espíritu de dicha ley y para eso, además de ser totalmente independiente de cualquier influencia política, creo que hay que tener una enorme vocación.

Es una profesión apasionante pero siempre la he considerado dificilísima. De hecho, hay casos que se plantean en los medios, en literatura, en la Historia en las que me he visto diciéndome: menos mal que no soy juez y no tengo que dictar sentencia sobre este caso. No sabría qué hacer.