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jueves, 30 de agosto de 2012

y ahora... la democracia, por favor


El otro día leía a Lakoff en un capítulo de un libro escrito por varios especialistas y docentes que habla de las emociones en las campañas y en la comunicación política(www.eapc.eu/pages/news/news-detail-view/article/book-emotions-in-politics-and-campaigning/1/). El libro me lo regaló Daniel Ureña y aún no se lo he agradecido bastante. No es de leer, es de estudiar.
George Lakoff (foto de Kris Krüg)

En su capítulo Lakoff habla de las tesis de la ilustración (el razonamiento por encima de las emociones) y su acuerdo con los postulados progresistas. A lo mejor visto así suena muy "ladrillo", pero la cuestión es que el progresismo se apoya en posiciones muy racionales y para él sus valores no deben ser comunicados sólo desde posiciones racionales, porque separar razón y sentimiento es imposible, así que aceptemos el papel de las emociones y hablemos libremente haciéndolas parte del discurso.

Pero hubo algo que me llamó poderosamente la atención. Habla de que uno de los fundamentos del progresismo es la defensa de la libertad y de la independencia de los poderes políticos, es decir; un ejecutivo independiente del legislativo (gobierno independiente del parlamento), lo que es más importante, un legislativo independiente del ejecutivo (parlamento independiente del gobierno) y un judicial independiente de todos. Esto está escrito en cualquier libro de introducción a la política. Es como si quieres estudiar física en la universdad; nadie te va a explicar quién es Newton, porque ya vienes con ello puesto.

Pero en España no es así, ¿verdad?. Elegimos un parlamento a través de unas listas llenas de nombres que el propio partido ha puesto en ellas, de las que sale un parlamento que elige a su presidente del gobierno (sí, "su presidente", porque yo como ciudadano he tenido poco que ver en ello), quién forma libremente el gobierno y, entre todos, deciden quién forma parte de los órganos supremos de la justicia. Esto último no me preocupa en exceso, quién y cómo los eligen. Lo que me preocupa es la alineación extrema de los elegidos hacia el partido que los puso allí. No es que el sistema judicial sea dependiente de la política, es que los magistrados son dependientes de los políticos.

En fin, que mi conclusión mientras leía esa frase del libro fue "Si Lakoff defiende la independencia de los poderes políticos como un valor progresista y Jesús Caldera le tiene como uno de sus Top Gurús (http://www.flickr.com/photos/fundacionideasparaelprogreso/4720085539/)… ¿de qué demonios hablan?". Desde luego de cómo ha de evolucionar la democracia en España, no. 

7 comentarios:

juan dijo...

Yo creo que democracia real es que todas las leyes se sometan a referendum, una especie de referendum semanal con todas las leyes pre-abrobadas por el parlamento para decidir si entran en vigor o el pueblo las rechaza.
Esto mitigaría el efecto de "representantes" olvidadizos que actúan por su cuenta y no dan la cara por cumplir con sus propuestas que sirvieron para ser elegidos.
Prodecimiento: hacer como una quiniela mensual a realizar en las administraciones de lotería y también vía web con certificado electrónico (para la identificación del votante y evitar duplicidades), pero no asociando voto con votante para no romper el secreto.

Nrq dijo...

Supongamos que ese sistema se prueba y se acepta como válido. Conociendo la actividad y la implicación nacional y teniendo en cuenta que hay que votar tanto las leyes más, a priori, populares (aborto, condenas por terrorismo) como las más sectoriales (agrarias y presupuestarias), ¿cómo garantizaríamos la correcta información de la población para que no voten lo primero que se les diga y, sobre todo, como haríamos por mantener el interés?

juan dijo...

Respecto al nivel de participación:
En el parlamento hay leyes donde votan los 350 diputados, y otras 150 (80 a favor y 70 en contra), puesto que no van todos, se cuentan, y van los justos para pasarla.
Respecto al nivel de información:
En el parlamento vemos que a veces los grupos se equivocan puesto que sólo uno decide que van a votar y lo cambia a última hora por alguna componenda con otro grupo.

O sea, básicamente los mismos problemas que el sistema actual pero con democracia más real y menos "representación desleal al programa".

Hay otra ventaja en el voto legislativo directo. Al final la gente elige legislativo e indirectamente ejecutivo en función de una comparativa de agregaciones de sus preferencias viendo que partido le representa "mejor" a priori, pero la linea del partido "no son sus preferencias en todo", de esta forma para los asuntos se sabría la opinión real del electorado.

Nrq dijo...

Ah, Querido Mr Juan. Es que para seguir como estamos casi mejor que tenemos 11 diputados, uno por representación, con una calidad de voto ponderada en función del resultado electoral y el resto que sean colaboradores y bufetes de abogados pagados por los partidos para redactar las leyes a aprobar.

Yo abogo por un cambio. El propuesto en la entrada de hoy en el blog (y ya en alguna otra ocasión) como el ideal de representación.
El que acabo de proponer como un reflejo más honesto y menos caro que el que tenemos.

juan dijo...

Nrq
Creo que el sistema presidencialista (mejor a 2 vueltas) puede ser válido, pero no me acaba de gustar el modelo americano de checks and balances que conlleva una cierta inoperatividad.
Si el presupuesto es ley (legislativo) pero ha de aplicarlo el ejecutivo, una total independencia de ambos poderes puede hacer que un presupuesto austero lo tenga que administrar un Gallardón, y un presupuesto expansivo alguien más bien de poca propensión al gasto. En ambos casos lo legislado tenderá a no cumplirse por el ejecutivo.
Además, en todas las legislaciones existe la figura del "decreto ley" por parte del ejecutivo aunque al final tenga que convalidarse por el parlamento, la mayoría de ejecutivos tienen capacidad de "avance de legislación".

Unknown dijo...

D.NRQ:
Desde el momento en que "un hombre es un voto" no hay ninguna garantía de que los votantes no hayan sido manipulados o simplemente no sepan muy bien lo que votan. De ésto sabemos mucho en España, con unas elecciones planas, en dos dimensiones y con la víscera no pensante como brújula. Si le añadimos el ingrediente de la ignorancia de nuestros políticos acerca de la realidad del país, la confusión y el caos está servido. Así nos luce el pelo y así tenemos la fama que tenemos en el mundo.
Un saludo.

Nrq dijo...

Y no es buena, Mr Jano. SI yo le contara lo que me dicen por aquí...