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lunes, 25 de febrero de 2013

Palabras

Hay un refrán, una cita, una frase, no sé bien que dice algo así como que la abundancia del corazón sale por la boca. Desde luego es un dicho inteligente, porque expresa de forma clara y breve una verdad rotunda: uno consiste en sus propias palabras. No precisamente en las palabras que se preparan de manera meditada y consciente, no, sino en aquellas que sin querer nos suben desde el centro del pecho hasta la misma punta de la lengua. Una persona puede, por ejemplo, tener una idea de sí misma pero emplear, en cambio, un lenguaje contradictorio con esa creencia. No es ninguna novedad, el asunto está bien estudiado desde hace tiempo.

Una de las fronteras menos claras que existen es la que delimita el terreno contiguo de las diversas familias de los violentos, de manera que muchas veces una no consigue saber bien si está delante de un irracional de un campo o de un irracional del campo contrario. Ambos ignoran las sutilezas críticas del lenguaje, los matices inteligentes que separan la razón del delirio, la distancia que va desde la discrepancia firme hasta el insulto. De manera que, al final, una se queda con la idea de que para comprender hay que mirar en el fondo del corazón.

4 comentarios:

Olivia dijo...

Puede ser 'De la abundancia del corazón, habla la boca' Evangelio según San Mateo.

Napo dijo...

Las palabras son la mayoría de las veces una mácara más. Los hechos. Prefiero los hechos a las palabras. Echar palabras por la boca es más fácil que hacer.

¿ Y cuándo el corazón calla ?

Tasmania dijo...

Gracias Olivia, sí, a esa cita me refería.

Cierto, Napo pero las palabaras que utilizamos nos definen. Es un hecho más alrededor de cómo somos verdaderamente.

Napo dijo...

Las palabras que dice un mentiro... nos engañan. O por lo menos nos mienten ¿ Que definen ?

No recuerdo el nombre del padre de la criatura; pero..(+/-)" Cuando dos mentirosos se hablan, se mienten pero no se engañan"