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martes, 16 de julio de 2013

Bárcenas no duerme

Pues ahora resulta que Luis Bárcenas no duerme, como le acaba de confesar a algunos allegados. Los signos del insomnio parece que se le notan en la cara, dicen que se encuentra depre, sin la agudeza y la seguridad de antes; que sus ojos, aquel par de rayos que antes brillaban como soles, especialmente cuando miraba al infinito buscando un taxi, están apagados. Es falta de sueño.

No es bueno para los españoles que Bárcenas no duerma. Si sus habilidades contables, de las más notables del último siglo, fueron un arma temible, de qué no va a ser capaz ahora, dedicado también a pensar el tiempo que antes tenía para dormir.

Si yo me viese en el pellejo de alguno de sus enemigos, estaría ya haciendo rogativas.

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