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jueves, 22 de noviembre de 2012

responsabilidades (que no hacemos mucho caso del concepto)


Estoy siguiendo las noticias del Madrid Arena y me parece todo de un absurdo…

Para empezar el ayuntamiento no puede decir que SegurIbérica es la única compañía autorizada para poner seguridad en los eventos. El ayuntamiento deberá tener en cartera cuatro o cinco compañías y rotarlas. Tener una significa que el Ayuntamiento es cautivo de ella y ella es cautova del ayuntamiento y esto es como el chiste del paciente que tiene agarrado por sus partes al dentista. Si hay más de una compañía se produce competencia y la competencia produce, necesariamente, mejora (a no ser que se monte un trust por debajo). Los españoles no somos muy dados a sacar nuestro material a la calle y decir "yo soy mejor porque mi sistema es mejor y estoy dispuesto a competir". ¿Competir? En España no se compite; se posiciona.

Pero relacionado con la seguridad he oído el testimonio de uno de los organizadores y, resulta, que en la entrada ponían gente a la que "conocían". Vamos, como lo que se hace con los camareros de los catering, que es básicamente lo mismo; un negocio pequeño para recintos controlados y en los que hay que sonreír y ser amable con aquellos a los que estás atendiendo. Y es que luego, el interpelado añade "Si no teníamos suficiente, ya tirábamos de CV". En fin.

Si seguimos que no hubiera policía de la que fuera en el entorno necesario, que nadie tenga claro los protocolos de seguridad y, relacionado con esto, decir que las cosas no se hacen de adelante hacia atrás; "esperamos 10.000 personas, con x tíos en las puertas nos vale; el resto es margen". Las cosas se hacen mirando el aforo, las instalaciones, lo que rodea las instalaciones, el tamaño de los accesos y, sobre todo, teniendo en cuenta que es una fiesta a la que van a pinchar varios DJ, uno de los cuales es muy prestigioso. ¿De verdad esperaban que la gente se comportara en plan "no, usted primero…" "No, no, por favor, faltaría más"…

Lo malo es que volvemos a la dinámica habitual de "quién es el culpable" cuando de una vez se deberían empezar a repartir los fallos en las respectivas responsabilidades. Y es que, curiosamente, las responsabilidades se establecen también como se hacen los procedimientos, de atrás hacia adelante.

Pero al igual que con lo que ocurrió con la terraza de Rosales, nos llevaremos las manos a la cabeza, diremos qué horror, se pondrá una ley de espectáculos y eventos y en unos años, el tema estallará en otro sitio, eso sí, con los mismos personajes tal vez interpretados por otros actores.

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