Hay
premios que son la máxima aspiración de los candidatos y hay premiados que son
la máxima aspiración de los certámenes.
Hemos oído
historias y visto películas en las que desde Suecia se hacen llamadas nocturnas a personas
que han dedicado su vida a una labor, han marcado un momento importante en un
campo concreto y que, por tanto, son reconocidos con el Nobel. O cómo el hecho
de que te concedan un Oscar hace a los profesionales del cine emocionarse,
especialmente si la labor es de las calladas o los formatos son de públicos
minoritarios. Lo mismo con Cannes, Berlinane o Venecia.
Y luego
están los premios que buscan obtener reconocimiento premiando a Nadal, Alonso, Umberto
Eco... o los festivales de cine que premian a Salma Hayek, Antonio Banderas o
cualquier actor que saben que acudirá a recoger el premio. En todos estos
ejemplos el certamen o evento es premiado con la asistencia de la personalidad,
la personalidad atrae a la prensa y eso publicita el galardón, lo que premia,
doblemente ahora, al certamen o evento.
Pues en
política pasa algo similar (y ya hemos hablado de esto en el blog: Alexandre
Auguste Ledru-Rollin, el radical francés que dijo; "Ahí va mi gente. Debo
averiguar hacia dónde van para así poder liderarles").
Lo veo con el
tema de la consulta en Cataluña: CiU y ERC lideran un movimiento para poder
realizar una consulta que pregunte a los catalanes (supongo que, por
“catalanes”, abarcamos los empadronados en alguna de la cuatro provincias) acerca de Cataluña como nación independiente de España.
Todo esto se enmarca en un escenario en el que Artur Mas encuentra su rol de
ser quien tira del carro en un tema que se nos plantea como la voluntad de la
mayoría de los catalanes.
Entiendo
esa voluntad como el derecho a ser consultado, no a ser independientes, que será
lo que dirima la propia consulta.
Bien: Mas y Junqueras han decidido montar el evento y liderar la iniciativa. Pero Pere
Navarro (PSC) no se mueve en un sentido abierto, porque no sabe dónde se mueve
su gente. No conoce a su electorado.
Puede conocer su voto fiel, pero a
sabiendas de que con ellos no llegará a Sant Jaume, quiere buscar en otros
segmentos y no conoce quiénes son ni dónde están aquellos que le observan como
posibilidad en unas elecciones pero tienen que ser convencidos.
Así que se mueve
según ve caer los hechos. Esto, inevitablemente, refleja duda y la duda no
genera liderazgo.
Busca ser el certamen que atraiga una “estrella” (posicionamiento
razonable) para poder encontrar reconocimiento, pero todas las “celebridades”
parecen estar comprometidas con otras organizaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario