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lunes, 6 de mayo de 2013

Un acto individual, una acción colectiva

Cuando en 2009, la Secretaria general del PP,  Mª Dolores de Cospedal, realizó unas declaraciones calumniosas para el gobierno socialista acusándolo de practicar escuchas ilegales, un grupo de internautas simpatizantes y/o militantes del PSOE usuarios de Facebook se puso de acuerdo en la red para querellarse contra ella. En el momento en que el juez citó a las partes para el incidente de conciliación al que De Cospedal no acudió porque carecía de pruebas para sostener sus palabras, la iniciativa de procesarla contaba ya con 7.500 firmas de apoyo. Las redes sociales, como parte del ciberespacio, son el ámbito del debate contemporáneo de todo tipo, singularmente el político. De ahí que los partidos desembarquen en todas con la urgencia propia del sentido de supervivencia.

Sin embargo, esta activa presencia de los partidos en las redes viene contrarrestada por una de las características más decisivas de éstas: su enorme fragmentación. La red es un entrecruzamiento dinámico, una especie de efervescencia mundial pero está en funcionamiento gracias a los actos aislados de millones de participantes. El sujeto último de la acción colectiva virtual es el individuo a solas ante la pantalla de su ordenador con el twitter abierto.

1 comentario:

Artanis dijo...

A eso se le ha llamado, de toda la vida de Dios, "portarse como el Capitán Araña". O sea, embarcar a la tripulación y quedarse él en tierra. Lo malo es que se queman recursos (la combatividad del individuo) y se genera desconfianza en las acciones y compromisos del político, hiriendo territorios de combate (sean éstos la Economía, el aborto o la pena íntegra para los culpables de terrorismo)
Sería pecar de inocencia decir que un político no ha de cazar/generar un titular. Pero no puede ser su dieta única...