Aquí les traigo el cambio de cerebro y el cambio de músculo.
el antes (de izquierda a derecha, Axelrod, Gibbs, Obama y Rahm Emanuel); la importancia del mensaje. Del hacer y que se vea. Del no dejar de estar presente día a día. del hablar de cosas pequeñas y de cosas grandes, pero hablar cada día. Del dejar que la acción empape y que el país, y el mundo, sepan que se están haciendo cosas.Que esas cosas se hacen todos los días. Actividad, puertas abiertas, mensajes estudiados, pero frecuentes y que fluyen. Rahm Emanuel ocupándose de todo, estando encima de todos. Gibbs mostrando una cara amable, divertida y, en ocasiones, exponiéndose en exceso. Axelrod generando impactos y forzando al jefe a hacerse omnipresente.
… y el después (de izquierda a derecha, Daley, Plouffe, Pfeiffer, un agente del Servicio Secreto y Carney); puertas cerradas y menos carreras por los pasillos. Delegar en subordinados. Espera y medio-largo plazo. Televisiones encendidas y cuadernos rebosantes de notas que luego se transforman en diagramas y de ahí en grandes líneas. Goteo de información, porque la información se va construyendo y todo necesita su maceración. Mientras el equipo anterior dejaba que las cosas maduraran fuera, el actual busca una maceración de puertas adentro para luego sacar un producto cerrado, terminado y con el lazo puesto.
No creo que haya una forma más efectiva que otra. Golpeo constante con el riesgo de perder alguno por el camino, a golpeo contundente, con el riesgo de que, una vez lanzado no tenga el efecto deseado ni nada potente en la reserva por haberlo jugado todo a una baza principal.
Dos formas de gestión, ambas muy sajonas; primero actúo y, en base a esto, monto las reglas. En el mundo latino, mediterráneo, la gestión se entiende al revés; dime qué dice el libro y lo cumplo
1 comentario:
En el mundo latino es "qué dice el libro" y ya veré si lo cumplo o no, o si luego me interesa decir si lo he cumplido o no....todo apoyado en intereses según las circunstacias.
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