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jueves, 17 de enero de 2013

Gun Control


Empiezo el texto del blog de esta semana con los nombres de los lugares dónde recientemente se han producido asesinatos cometidos por desquiciados que, irrumpiendo en centros muy poblados han decidido "cumplir su venganza" o "llamar la atención" (van entrecomillados para advertir sobre interpretaciones literales). 

En la escuela elemental de Sandy Hook en Connecticut el pasado 14 de diciembre murieron 27 personas más el asesino.
En julio del 2012 en un cine de Aurora, Colorado, murieron 12 personas.
El 16 de abril de 2007, en el campus de Virginia Tech, en el estado de Virginia, murieron 32 personas más el asesino.

Estas 71 personas son una cifra de asesinatos bajo el escenario de masacre que están dentro de un número anual de muertes violentas en Estados Unidos que sube de las 8.000 víctimas. DC es la ciudad con mayor porcentaje de muertes sobre población, seguido de Louisiana y es California el Estado con el número mayor de asesinatos seguido de Texas: El Golden State supera al de la Lonely Star en un 75% en muertes teniendo un 40% más de población.

Sí, el acceso fácil a las armas es un problema. Y creo que es un problema no porque piense que hay proporcionalmente más asesinos potenciales en Estados Unidos que en ninguna otra parte del mundo, sino porque, a similar coeficiente de desquiciados, la variable que hace sus números más grandes es el bajo control en el acceso. Pero también sabemos de la violencia en Méjico o Colombia, sabemos de las guerras en África y sabemos que el asesinato es una forma de aplicar justicia en otras partes del mundo y que, en algunas de ellas, los tribunales tardan menos en formarse que lo que lleva la ejecución. Nos fijamos en Estados Unidos porque son el frente del mundo occidental.

(La pena de muerte es otro tema y no voy a entrar hoy en él. Ahora, si el Estado hace de la pena de muerte una posible de sentencia, resulta que la muerte es legítima es ese país para el Estado, es decir, se despenaliza en un supuesto y este término tiene mucha miga detrás)

De hecho en España hemos conocido una forma de muerte masiva llamada terrorismo y que está tintada de lucha política o religiosa (que es política a fin de cuentas) para quién la quiera escuchar y no han sido pocos los que han decidido tomar ese camino. Ese terrorismo existió en Alemania e Italia en los años 60 y 70 y en Irlanda hasta hace poco, o el propio Breivik en Noruega y ninguno de ellos tuvo problemas para acceder a las armas.

La Administración Obama, impelida por los sucesos relativos a las masacres nombradas arriba ha sacado un memorándum que contiene 23 acciones ejecutivas en políticas a desarrollar para el control de armas. Entre ellas, y aparte de una mejor evaluación de los solicitantes o preparación de los negocios de armas, se incluyen coordinación entre las agencias federales para registrar a los poseedores o solicitantes de armas: evidentemente será más efectivo con los segundos que con los primeros. O hacer que los estados desclasifiquen información sanitaria de los solicitantes y permitir que los médicos pregunten a los pacientes si tienen armas: es decir, reventar la confidencialidad. O, al igual que en los aviones, filtrar agentes armados en centros educativos.

Leídos los 23 puntos del memorándum Obama sólo uno ha hecho especial daño a la NRA y es el de la pregunta de los médicos. Esto significa que, o bien la NRA ha decidido ponerse en contra de las armas pero a favor de la confidencialidad paciente-doctor, o que la Administración Demócrata ha lanzado un sonoro anuncio pero de contenido muy limitado. ¿Por qué? Porque hay una gran parte de la población que está de acuerdo con que se permitan armas incluso población que vota demócrata. No es una cuestión meramente republicana.

Como dice John Hudak, primero hay que cambiar la retórica, después las políticas y espero que no a costa de la confidencialidad, porque una ley para prevenir el acto de un loco, me puede vulnerar a mí también. Se seguirá añadiendo modelos a la lista de armamento no comercializable, pero la batalla por hacer del control de armas el origen de que haya menos asesinatos (la variable en la ecuación) es un proceso lento que volverá a salir a la luz desgraciadamente cuando a un loco se le ocurra buscar venganza. 

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