Contemplo una fotografía. Si os fijáis bien os daréis cuenta de que yo no existo. Llevo un traje blanco como el de los ángeles y no tengo piernas ni asomo de ellas. No sonrío. Mis ojos, entornados, miran a la cámara sin mirar, porque dudo mucho de que la cámara recoja mi rastro de luz. Pero ahí estoy, en medio de ellos, de las tres parejas de novios tan pimpantes, y yo de carabina, el ángel de los paseos por el mar, el ángel del amor.
Hay algo borroso en mí, en mi tristeza y neutralidad, que hace más nítido el resto de la foto y la alegría de los demás pasajeros. Como los ángeles no está tampoco muy claro que yo sea una mujer, aunque lleve vestido de mujer.
¿Qué pasó? El fotógrafo, ese hombre que me mira y que me hizo colocarme en el centro, sabe que yo soy un ángel, es el único que conoce mi secreto. Me di cuenta cuando cogió la cámara y nos hizo posar. En seguida se dio cuenta de cómo se conformaban las parejas que allí había y entonces me dijo:
Y tú, quieta, en el centro. No sonrías.
¿Que no sonría? Es muy raro que un fotógrafo te pida eso pero es que los ángeles no sonreímos. Si lo hiciéramos, toda la tierra sucumbiría a nuestra luz. Si yo sonriera, amigos, todo el universo caería a mis pies y el mar, que tan calmo se ve, quedaría asombrado, desconcertado... y me quedo quieta, y no sonrío. No quiero levantarle los mozos a mis amigas y después del paseo quiero volver a tierra. Ese fotógrafo me gusta, y yo a él.
11 comentarios:
Puede parecer insanía el perseguir los secretos de los ángeles, pero algunos dementes -como el fotógrafo- encuentran, pierden, persiguen, extravían, adivinan, tejen, destejen, tropiezan con coincidencias y establecen telepatías.
El ángel, de carácter pasivo, porque -¡coño!- es un ángel, ni se inmuta. Hasta que se da cuenta de que -ángel o no ángel- cuando seduce a creyentes, ateos, mediopensionistas, amigos de sus amigas, novios de sus amigas, esposos de sus amigas e incluso a sus propias amigas, su espalda suda, tras una sesión de ejercicios amatorios y siente la punzada de lo humano.
Y, entonces, nada tan estimulante como un whisky y una buena pelea con Richard... o como quiera que se llame el fotógrafo. O la madre que lo parió.
Podría ser, efectívamente, insanía de algún demente el perseguir, tejer o establecer telepatías donde no toca.
Totalmente de acuerdo con el estímulo de un buen whisky, pero no necesarimente compartido con el fotógrafo.
¿Puedo decir que Taylor nunca fue santo de mi devoción? Guapa, un cerro, pero demasiado perfectita en sus papeles y demasiado ideal y demasiado... cliché de su propia imagen.
Mr Avenger, you mistify me; Blade Runner, Naranje Mecánica, Mendoza... muy bien, comparto. ¿"La elegancia del erizo"? Dos alegrías me dio ese libro; que acabara y que hubiera víctimas.
He ahí, postrada de rodilla en la orilla, otra de esas "femmes fatales", que quiso explotarse a sí misma, según cuentan algunas crónicas más o menos mitómanas.
Veo que le gusta la sangre, compartimos.
Sobre un fondo de blanco, negro y grises, el rojo siempre aporta una buena dosis de viveza al lienzo.
Las historias tienen que llegar a su fin en algún momento, y a esta, como a todas, le llegó su turno.
Hombre, el homenaje que con sui nick hace a Troma (¿Mr Artanis?), me parece muy grande. Ilustres nombres salidos de esa factoría.
Los de Troma son muy suyos...
Aunque me cae más simpático El Vengador Tóxico que el Sargento KabukiMan...
Y una pequeña gamberrada llamada "Screamplay"...
Algunos productos salidos de esa factoría, corresponden a lo que yo calificaría como "excelentes películas Z" (valga la paradoja), que alegraron mi juventud.
Junto a otras de temática diferente, dado el exceso hormonal que servidor padecía, como las series de Russ Meyer o Amarcord del maestro Fellini, conformaron alguno de mis gustos.
¿Russ meyer?
¿Amarcord( la estanquera)?
Frénese, pillín... que Dña. Tasmania y D. NRQ tiran de cilicio con suma facilidad...
..... Creo que corresponde a Supervixens (¿?), la escena de cama y el portalámparas del techo de la habitación, es de lo mas divertido que he visto en una sala de cine. Genial
¿Supervixens en una sala de cine?, Mr Avenger, esto deja al "erizo" como una transtorno muy de segunda categoría!!
Aaaaah... Russ Meyer; cuando tienes quince años y dos canales de TV, enganchar una película con tus padres de cena fuera de casa era poco menos que la llamada del paraíso
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