Dicen que Mubarak se conserva como una momia, como hacían los antiguos egipcios con sus faraones. Tarda horas en arreglarse, se tiñe las canas, se pone colorete en las mejillas, disimula su tripa con un corsé y utiliza tacones para parecer más alto. Los años transcurrían y ni él ni su autoritario gobierno parecían envejecer.
Una de las áreas sociales que más controlaban los servicios de seguridad era el ámbito universitario en el que las asociaciones e iniciativas de alumnos, o eran dirigidas por líderes corruptos o estaban prohibidas.
Este control impidió que las revueltas se originaran en los campus universitarios pero no pudo evitar que el caldo de cultivo como reacción al Régimen se generara entre los jóvenes universitarios y, por eso, en cuanto empezaron las protestas, fueron éstos los primeros en unirse a ellas siendo su participación decisiva en el devenir de los acontecimientos ya que una de las claves del éxito fue su capacidad de organización y la coordinación entre sus líderes.
Estos y otros factores como la pobreza, una clase media preparada pero sin empleo o las ganas de libertad son los que terminarían por desintegrar este Régimen con la misma rapidez con que la luz del sol descompone los cuerpos mal momificados al filtrarse en las pirámides.
Mubarak no descansará en el Valle de los Reyes.
2 comentarios:
No sabemos bien qué está pasando con Mubarak. En algunas noticias se decía que se estaba dejando morir, y que no quería abandonar Egipto. Al contrario que Ben Alí, el tunecino, que parecer ser apostó por lo práctico.
La Historia es tan canalla, con perdón, que no nos da un mínimo de criterio para poder desenvolvernos en el día a día. Espero y confío que Egipto sea ahora un país más libre y civilizado.
Lo espero, aún pensando que Irán, con el Sha de Persia, tenía más posibilidades que ahora.
Como siempre que no está en nuestras manos, sólo nos queda esperar y confiar. Ojalá Egipto haya dado un paso hacia adelante, y que el mundo occidental sepa -o pueda- verlo así.
Tampoco verá, Ms. Parsons, su tumba rebosante de tesoros cual faraón. Espero que no le dejen ni un céntimo.
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