Me enteré de la existencia de ciudades que se habían elevado hacia el cielo trescientos y cuatrocientos metros, cuando empezaron a formarse las cordilleras. Me informé de la conversación de Solón con Platón y sobre los glifos de setenta mil años de antigüedad encontrados en el Tibet, que sugerían con toda claridad la existencia de continentes ahora desconocidos. Me encontré con las fuentes de las concepciones de Pitágoras y me entristecí, de nuevo, con la destrucción de la gran biblioteca de Alejandría. Ciertas tablillas mayas me recordaron vivamente los cuadros de Paul Klee.
Me descubrí a mí misma viajando por lugares desconocidos, antiguos, ajenos... y deseé haber vivido hace miles de años.
5 comentarios:
Debes ser una "rara avis", Tasmania. Porque hoy la gente, con el feisbú y el tuiter, parece haber descubierto el vellocino de oro.
Las ruinas que más me han impresionado son las de Chichén Itza, en concreto la pirámide de Kukulkán. En esta pirámide están representados los días del año, meses, equinocios, solsticios, estaciones.... a través de sus escalinatas, columnas, grabados, sombras, luces.....Impresiona comprobar lo expertos que eran los mayas en astronomía.
Me estoy acordando de un día que cogí un avión por la mañana temprano para ir hacia el norte. Le dije a la persona de facturación que me diera un asiento en la fila de la izquierda porque no quería que me diera el sol.
Con cara de asombro que preguntó cómo sabía por dónde entraba el sol y se lo comentó a su compañero del mostrador de al lado y también se quedó asombrado.
Sin comentarios.
Un día le pregunté a mi abuela si la ciudad de México donde ella había nacido era muy antigua y me dijo: antigua no, vieja.
Ahora que lo menciona, Ms. Parsons, hay algo que llama mucho la atención en las culturas precolombinas. Y es que aunque, efectivamente, elaboraron calendarios muy precisos y se afanaron en seguir el movimiento de los astros, los que llegaron navegando a través del océano guiándose por las estrellas fueron otros. Ellos nunca se aventuraron a abandonar sus selvas. Sospecho que eran aficionados a mirar las estrellas, Ms. Parsons, pero que no tenían la menor idea de qué era lo que estaban viendo.
Pues sí, don Churruca, sin quitar mérito a los mayas, inmensa fue la gesta de los descubridores del Nuevo Mundo.
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