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jueves, 3 de mayo de 2012

Ahorro (?)


Les voy a contar una historia y, créanme, es real. Carlos había crecido en una familia acomodada. Su padre era un alto cargo de la Sanidad Pública y nunca habían sufrido una incomodidad. 

Carlos decide estudiar medicina, una carrera muy bien valorada y con una salida fabulosa; los padres ponen una consulta en la que recibir pacientes por las tardes y por las mañanas en un hospital.
Pero Carlos nunca fue un chaval de darlo todo. Se esforzaba lo justo para destacar lo justo y que nada le ocasionara problemas. Entraba en modo “mantenimiento” muy rápido con lo que, viendo lo que ganaba (y, desde luego, ganaba dinero), pronto empezó a dar de lado el hospital simplemente porque, haciendo cuentas, la consulta le daba lo suficiente como para poderse despertar alrededor de las once cada mañana y trabajar desde las 4 hasta las 9, hora en la que citaba al último paciente. Al tiempo se convenció a sí mismo de que los viernes era mal día para pasar consulta hasta tan tarde, porque la gente quiere irse de fin de semana pronto. Al tiempo dejó de ser “hasta tan tarde”.

Los ingresos crecían. Siempre se había dicho de él que era un médico con muy buenas manos para su especialidad y podía subir tarifas de forma racional sin perder pacientes. Al ver crecer los ingresos, crecía el nivel consumo y esto llevó a cambiar de coche tres veces en cinco años o tener la nevera llena de botes con salsas que sólo se probaban un día. Las salidas a cenar a restaurantes eran frecuentes con la mera excusa de no tener que cocinar. La tarjeta de crédito era una herramienta más familiar a sus dedos que el estetoscopio y evitaba llevar control a la hora de desenfundarla de la cartera. El susto llegaba una vez al mes y siempre había una justificación que rebajaba la ansiedad del total de lo gastado; un mes eran las vacaciones, con sus viajes, cenas y comidas. Otro la navidad, con sus regalos cenas y comidas. En ocasiones un viaje, con sus cenas y comidas. Cumpleaños… gastos inevitables.
Carlos para entonces ya estaba casado y su mujer, que venía de ser hormiguita, se acopló al ritmo de Carlos.

Pero el modeló cambió. Empresas y particulares contrataban seguros médicos a aseguradoras y éstas, a medida que crecían en clientes, tenían más fuerza para fijar los precios. Lo caro de unas pruebas se compensaba en rebaja de costes de otros servicios que eran los de Carlos y los que mayor número de médicos ofrecían. Ya no tenía tanto margen en subir sus tarifas y, al tiempo (que para Carlos fue “de la noche a la mañana”), los ingresos se estancaron mientras que el resto de su día a día encarecía.

El estancamiento duró poco, porque empezaron a reducirse. Los pacientes acudían a sociedades médicas dónde todo era mucho más grande, mejor equipado y más rápido.
Carlos decidió cortar ciertos gastos, pero mes a mes llegaban los cobros de la tarjeta, del crédito del coche y del coche anterior, los gastos normales del mes (hipoteca, comida, gasolina, ropa, luz, gas, la reforma del baño, mecánico) y que, así de repente, dejar de salir a cenar no era tan fácil. Cortar gastos no amortiguaba la situación tan rápido como esperaba, ya que el consumo necesario seguía siendo muy superior que lo que suponía todo aquello de lo que se había prescindido. Se dio cuenta de que no era capaz de frenar con tanta potencia como tenía que pagar, así que decidió volver a aquello que le habían recomendado al principio de su carrera y trabajar en una sociedad médica por las mañanas. El sueldo era razonable y razonable significaba por debajo de lo que él creía que era su capacidad. Pero resultaba que razonable era lo que su especialidad y su especialización valían en la calle. Trabajo no faltaba por las mañanas, pero seguía disminuyendo por las tardes en su consulta, con lo que los ingresos en su cuenta corriente caían porque el coste de mantener la consulta abierta no se reducía.

Carlos sentía que todo había cambiado mucho y él no había cambiado con el ritmo del resto. Compañeros suyos de facultad ahora eran directores médicos o estaban en el extranjero trabajando en un entorno que él había descartado porque no le permitía levantarse a las once de la mañana. Con los que estaban en la misma situación que él prefería ni hablarse.

En España estamos a punto de cerrar la consulta de por las tardes porque gasta mucho, pero seguimos sin saber cómo incrementar nuestra cuenta corriente ingresando más. El Gobierno hace bien en recortar y sus explicaciones son racionales, pero la nevera no entiende de la cuenta de la luz, sólo la consume. De igual manera la población no entiende de todos los recortes, sino que no ve llenar su nevera.
España no sabe cómo arrancar una línea que le lleve a ser competitiva y que su producto sea algo deseado en lugar de ser algo más en las estanterías de la tienda. Y si se sabe no se habla de ello, cuando debe ser nuestra preocupación ahora que ya sabemos en qué no podemos seguir gastando.

10 comentarios:

Sostrato de Cnido dijo...

Pues la forma de que esto ocurra, y la razón por la que nadie hablar de ello, es muy jodida. Tres cosas deben bajar en España. La primera y orimordial son los impuestos, esto conllevará, al menos al principio, pérdida de servicios. A los que gritan tanto les diré que en mi clase había 42 personas y tengo mejor preparación que la que tienen ahora.

La seginda es el precio de la energía. Una política energética real que nos haga competitivos.

La tercera son los sueldos. Una bajada de dueldos.provocaría un IPC negativo que reequilibraria la situación, a costs de mucho sacrificio, y volvería a meter a España en el mercado.

Ahora me colooco aqui de rodillas para que me lapiden.

Un abrazo

Nrq dijo...

Mr Sostrato;

siguen siendo recortes. Me preocupa más qué vamos a hacer en adelante (productividad y eficiencia), qué vamos a dejar de hacer (eliminar capital muerto) y qué facilidades se van a dar para la gente que quiera lanzarse a hacer cosas (trabas a las empresas y a la creación de empresas). Nuestro amigo Carlos debe dibujar un nuevo mapa de vida.

Sostrato de Cnido dijo...

Esta claro, pero son recortes para sembrar bases.

La retirada del estado de todos los sectores productivos que puedan ser ocupados por empresas genera riqueza. La bajada de impuestos genera riqueza y empleo. La bajada de sueldos creará el caldo de cultivo para la apertura de nuevos negocios que se quedan en el tintero porque los números no cuadran.

Aún así estamos de acuerdo. Nuestro modelo (socialdemocrata) no funciona, es insostenible. Para mi el problema es que el Estado nos ahoga para poder existir en alcaldias, consejos, diputaciones, autonomias, ministerios, cabildos, federaciones y congresos o senados, sin olvidar jefaturas del estado...

Libertad individual y derechos y deberes que residan en las personas (que son las que crean la riqueza) es el modelo revolucionario que necesitamos. Pero para eso hay que jubilar a muchos politicastros. Crees que se apuntaran a esta revolución?

juan dijo...

Todos, de izquierda y derecha se han dedicado a gastar, porque vamos, muchas lecciones de austeridad no pueden dar los del PP valenciano, ni Gallardón, si una obra triplica su precio, piensa que en la siguiente el precio será el triple, y piensa si vale la pena a ese precio.
Todos izquierda y derecha se han dedicado a engordar las nóminas de personal de confianza y asesores (también entre los liberales de la familia Aguirre prefieren esos sueldos). Muchos de los asesores son cachorrros de "juventudes socialistas" o "nuevas generaciones" ¿de qué van a asesorar sin haber trabajado en anda antes? Todo eso es lo que debe de acabar. Ahora....¿algo tendrá que pasar con los banqueros y cajeros, no? ¿Cómo una caja de ahorros puede generar esos megaboquetes? ¿cómo esos admirados self-made de la especulación como el de Martinsa puede deber 5000 millones a proveedores y bancos y ponerse un sueldo de 2 millones de euros? Yo no se si nos podemos permitir un modelo socialdemocrata (yo creo que sin la tendencia al fraude sí), lo que tengo claro es que no podemos permitirnos es "rescatar" a estos golfos de la especulación que en buena medida son los que han robado la renta del futuro subiendo artificialmente la vivienda unos, y prestando de más otros.

Anónimo dijo...

Yo creo que el mal de Carlos no es el mismo que aqueja al país. Nuestro problema era la economía basada en el ladrillo. Hay que buscar otros pivotes, pero el gobierno ha elegido atajar otro frente.

Unknown dijo...

D. NRQ, primeramente debería hacerle una pregunta: ¿en qué país vive Carlos, porque en España no creo?
Probablemente Carlos, de vivir en España, será hijo de una saga de magníficos médicos, con pretigio internacional, que montan sus clínicas a todo trapo con subvenciones que todos pagamos (no pondré ejemplos) e ingresan dinero a espuertas; cosa que les permite levantarse de la cama a la hora que ellos decidan después de tanta comida, cena y demás eventos sociales, sin dar palo al agua en su profesión ( el marqués de Villaverde hacía eso mismo por ser el yerno de Franco). Y digo esto porque en España, desde hace muchos años, los médicos cobran unos sueldos de RISA comparados con los colegas de otros países, en los que la medicina pública no está tan desarollada como en nuestro país: los médicos y ATS/DUES españoles son apreciados en todos los países por su gran formación, y el Sistema Nacional de Trasplantes español es referente en el mundo entero, con una sostenibilidad impecable: es más caro para el sistema sanitario y más dañino para un paciente renal (el trasplante más común) mantenerse en diálisis que ser trasplantado; para un paciente cardiaco o hepático la demora supondría la muerte. También hay que felicitar a la pobalción española por ser de las más generosas en donación de órganos. Pero volvamos a los médicos.
En España la carrera de medicina son seis años para obtener la licenciatura. Después, deberás enfrentarte al MIR (créame, la oposición más dura de este país porque no hay temario)para optar a una especialidad-incluída la medicina de familia-y pasar unos años de residencia (con guardias interminables y sueldo de auténtica mierda) hasta la obtención del título de especialista y, directamente al paro o a otro país en el que sepan apreciar la formación que tienes y aprovecharse de una preparación que le ha costado muchos miles de euros a España, pagada por todos.
¿Prefiere usted una sanidad tipo USA, en la que Carlos le atienda cuando le apetezca y le cubra sus necesidades según el seguro que usted pueda pagar? Pues ¡adelante! ¡Carguémonos la sanidad pública española y sálvese quien pueda, para mayor gloria de Carlos!
Mi mejor consejo, D. NRQ: Sería mejor cargarnos a las rémoras políticas y sindicaleras de este país, que nos han llevado a la situación actual, y dejar actuar a los profesionales serios-que somos todos en nuestros distintos campos-y el sentido común y la mesura volvería a haber brotes verdes.
Carlos no existe en el ámbito de la medicina; sólo existen los Carlos de los co..... largos, como en el chiste. El Carlos que usted describe es pura demagogia.
Un saludo.

Nrq dijo...

Mr Jano ;

Carlos nació alrededor del año 1940. Los que nacieron entonces y querían ser médicos... Bueno, Carlos no fue el único ejemplo que conocí.
No es demagogia porque le vi perder el norte o al menos despistar la brújula. Si lo pienso con España, obviamente prefiero que también hayamos despistado la brújula y no que nos hayamos desnortado

Nrq dijo...

Por cierto; no hago un sólo comentario de qué hacer con la Sanidad Pública Española. Si Carlos no hubiera sido médico, sino abogado, hubiera puesto el mismo ejemplo y no hubiera significado que busco reivindicar un sistema basado en la jurisprudencia (que lo prefiero).

Fumario dijo...

Yo no interpreto este post, que me ha gustado mucho, como una crítica a un colectivo determinado, sino a una generación de personas que han vivido muy por encima de sus posibilidades, y la extrapolación al modelo de Estado. En los años 2004-2009 se veían los Cayenne y los Q7 por las calles que parecían que los regalaban, unos coches que pueden valer tanto como una casa y que consumen entre el doble y el triple que un utilitario normal. Por fortuna ese modelo de consumo se ha acabado.

Lo que no tengo tan claro es la justicia de que vayamos a pagar todos, independientemente de si estuvimos en la fiesta o no. Yo mantengo un nivel razonable de gastos e ingresos que me permite incluso ahorrar. Me pregunto si es justo que me suban el IRPF o lo que pago por las medicinas que pueda necesitar, o que vaya a un banco para presentar una solicutud de crédito para una actividad productiva bien estudiada y me pongan unas condiciones absurdas cuando hace 7 años me ofrecieron una hipoteca con el 120% del ya infladísimo valor de tasación de mi piso.

Louella Parsons dijo...

Los recortes son necesarios, está claro. Lo primero que nos exige Europa es reducir el déficit y para eso el Estado necesita financiarse. El problema para nosotros, los contribuyentes y ciudadanos es si el Gobierno está recortando por donde debe mientras mantiene la estructura del Estado tal y como está planteada (no sólo en tema de competencias transferidas sino también en cuanto a diputaciones, alcaldías….) y mientras no recorten derroches de todo tipo como los traductores del Senado, inversiones millonarias en la lengua cooficial de algunas CCAA, duplicidades, subvenciones sin control, sueldos absurdos, televisiones públicas……Mientras todo este gasto absurdo no se toque, pagaré porque no me queda otro remedio pero que no cuenten conmigo para darles mi apoyo.

Don Fumario, tiene toda la razón en denunciar esa injusticia. Pagamos la fiesta de los demás, incluida la de los Bancos.