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domingo, 18 de abril de 2010

... del árbol del bien y del mal

Quiero traer hoy dos momentos muy interesantes que nos propiciaron ayer Lindo Gatito y Neo.


Lindo Gatito comentaba que "si lo que "comemos" es el "fruto" de todas las ramificaciones del Bien y del Mal, entonces degradaremos esa Ciencia sólo en función del Provecho, la Dominación, la Acumulación, el Poder. Queriendo hacer el Bien, haremos el Mal, como subproducto inevitable".


El fundamento de esa frase deberíamos encontrarla unos pasos más atrás y es en que el mero concepto de bien genera el concepto de mal de forma automática. Supongamos que somos almas socráticas que vivimos en nuestro mundo de las ideas y que, por tanto, todo acto que realizamos es bueno. Sócrates afirmaba que si un alma cometía un acto de maldad se precipitaba al suelo ocupando un cuerpo material dónde debía hacer lo posible por recuperar el estado natural del alma; lo que Aristóteles llamaría eudaimonia o felicidad. Afirmaba el mentor de Alejandro que el alma es lo que hace que un cuerpo viva y, por tanto, la felicidad no existe fuera del cuerpo. No nos fijemos ahora en si veníamos sabiendo o no, que eso es asunto ya muy tratado y a mi me queda grande porque no soy capaz de entender una vida pasada.
(nota al margen; lo llamo "alma" por mantener la terminología, pero pueden poner cualquier sustantivo que deseen)


Ahora; ¿cómo conoce el alma el mal? Pues bien, creo que el alma humana es una permanente "testadora" desde el mismo momento en el que se nace y la educación es hacer distinguir entre mal y bien, dejando identificado lo inmoral, eliminando lo amoral como excusa y, por tanto, inculcando lo moral. Bueno, todo esto en un plano teórico, claro, porque si el ser humano es capaz de hacer el mal e incapaz de estar en un estado de bien permanente, cualquier educación falla por la parte del maestro.
Con lo cual tenemos un alma que prueba a ver qué acto lleva a una reprimenda o a una felicitación. Y… ya saben ustedes las derivaciones que esto lleva implícitas.


Pero, como decía Diego Tolsada, un magnífico profesor que tuve en el colegio, pensemos, no lo imaginemos. Si el bien es un estado de virtud completa, el mal es cualquier mancha que emborrone el bien, pero la presencia del mal supone conocimiento, ya que en un lienzo sin borrón, no hay nada en su más violenta manifestación. Una vez que el mal mancha un estado de virtud, ¿se puede recuperar la virtud o el conocimiento de lo que no es virtuoso o hace imposible volver a conocer el estado anterior? Bien, yo creo que la virtud sólo existió hasta que se conoció el daño, del tipo que sea, y entonces el bien se convierte en meta, pero como los límites; sabemos hacia qué tiende, pero nunca llegaremos al valor


¿Es entonces innecesario buscar el bien? Obviamente no. El bien se convierte en un estado apriorístico en el que se educa. La ley se convierte en la consecuencia a posteriori en caso que la educación falle (no tengo el inventario, pero creo que cualquier ley se redacta porque se detecta un acto abusivo. Sin acto abusivo previo no hay ley, porque no hay daño).


Por su lado, Neo afirmaba que "Cómo nos gustaría tener la experiencia antes de vivirla.
Bueno, siempre nos quedará la solución de hacer lo que hicieron Adán y Eva: La culpa siempre la tiene el otro.
Adán se la echó a Eva: "La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él".  Eva se la echó a la serpiente: "La serpiente me sedujo y comí"
Quiero resaltar aquí que, como hablábamos ayer Ms Taz y yo, realmente la culpa es un concepto-atajo demasiado mal manipulado. No hay culpas, sólo responsabilidades y hasta que no sepamos educarnos en este principio no haremos otra cosa que derivar aquello que nos pertenece hacia el otro cargándole con nuestro trabajo y, si fracasa, con la carga del fallo, lo que viene siendo la culpa

3 comentarios:

Neo... dijo...

Llamémosle alma.

El alma existe en todo ser humano. Eso es lo que nos diferencia de los animales. El alma .

La razón nos hace animales racionales. El alma nos hace seres humanos.

El alma viene incluida dentro del lote con que aparecemos en este mundo.
¿Es el alma la que nos hace distinguir el bien del mal? Es algo difícil de concretar .
Por un lado hay que distinguir lo que es el bien de lo que es el mal. ¿Como sabemos cual es cual.?¿ De donde tomamos referencias?
¿El bien es común para todas las personas? No. Para unas sociedades este es totalmente opuesto a otras. Lapidación, pena de muerte, ablación, burka, homosexualidad, aborto, eutanasia, incluso el asesinato y la mentira son aceptados como bien por unos y como mal por otros. ¿Por lo tanto, se puede asegurar que el alma no es la que te hace distinguir el bien del mal?¿ Es la sociedad que te educa la que te lleva a esta distinción?

A mí solo se me ocurre que hay dos clases de bienes y dos clase de males, pero solamente uno de los dos es el verdadero. El alma es la que te hace diferenciarlos. Pero para conseguirlo hay, y esto es lo más difícil de todo, que descubrir tu alma. Y esto no se puede lograr con la razón.

Bueno, no sé si me explico.

Tasmania dijo...

Vaya si se explica D. Neo pero, ojo, el filo de la navaja es afilado y sería demasiado fácil confundirnos en el relativismo

Nrq dijo...

¿qué es el bien y qué es el mal? según Aristóteles aquello que nos lleva a la felicidad, pero sin caer en las garras del hedoné, que sería el placer y que lleva a la vida contemplativa, la cuál no puede sublimarse si el hombre no tiene algo de divino. Como entiendo que esto no le ha sacado de la duda le diría que el bien es todo aquello que nos realiza como personas sin entrar en el menoscabo del otro.

Realmente no creo que haya una definición del bien ya que el bien es un absoluto inabarcable, pero me gusta el relativo a priori de Kant a través del cual toda definición apriorística encierra el estado puro ya que no se basa en a experiencia. No está contaminado. Es sintético. Es cuando lo bajamos a tierra y lo justificamos en comportamientos cuando ya atañe a algo que no es el bien o el mal y, como usted dice, se desdobla según la cultura.

Me encantaría preguntarle si cree que la persona que consiente la ablación, no la de su hija, sino a autoridad que la permite, sabe que está haciendo mal. Pero entramos en un campo en el que, sabiendas de que hace mal, lo explicaríamos a través de su cultura, su educación… estaríamos justificando un comportamiento. La aplicación de una idea. Lo pero es que buscaríamos nosotros la explicación a su comportamiento sin esperar que él reflexionara sobre aquello que está haciendo.

Pero si volvemos al ejemplo del árbol del bien y del mal, lo que podemos concluir es que el hombre obtiene juicio. Juicio para saber cuándo su comportamiento no es justificable porque produce dolor. Juicio como para saber que, en situaciones en las que todos pierden, qué equilibrio es el óptimo (¿"pésimo de Paretto"? Perdone la broma).
Pero juicio también como para reconocer la autoridad y cuestionarla (la Chutzpa / חֻצְפָּה hebrea). ¿Hacemos bien obedeciendo a la autoridad o deberíamos cuestionarla?