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sábado, 24 de abril de 2010

El tío Girolamo



Buenos días, Taz;


ayer leyendo tu entrada me hiciste recordar un acontecimiento del que he encontrado un paralelismo reciente y quería comentarlo como entrada, porque se va por una vía originada por tu tema de ayer, pero genera una línea que creo debería ser tratada aparte.


Girolamo Savonarola, el dominico, el incendiario, independientemente de cuáles fueran sus motivaciones qué el explicaba como acordes a la moral y por proteger la moral, una vez muerto Lorenzo (1492) y de la huida de Piero de Medicis de Florencia (1494)  aprovechó el vacío de poder para hacerse con la responsabilidad de la ciudad. Una de las primeras cosas que hizo fue pactar con el ejército de Carlos VIII de Francia, acampado a las afueras de la cuidad del Arno, esperando a que el desgaste le dejara una ciudad cerca de la agonía en la que no hubiera que hacer mucho esfuerzo por entrar.
Negoció la retirada de uno de los ejércitos más grandes que los florentinos habían visto nunca y, con ese acto, legitimó su poder. Entonces empezó la "revolución espiritual", con todo aquello de vigilar las formas, las hogueras de las vanidades…


Pero tomó una decisión perversa; formó una brigada de niños para que se colara en conversaciones, escuchara en las casas, siguiera a los ciudadanos de Florencia e informara al dominico y a los suyos de quién estaba comportándose de forma inmoral.


Esos niños reclutaban objetivos.


Y reclutaban objetivos acusando cómo quién acusa a su compañero de clase, cómo quién va a su madre a decir que su hermano ha roto un florero, pero con el ascendente de un órgano autoritario superior al paterno (y materno, que se nos enfada Bibiana. ¿Cómo se denominan ambos? ¿parental? en fin, esto lo dejamos para otro día) que les hacía sentir más responsabilidad que ir a por el pan. Cuando eres pequeños quieres agradar a los mayores y quieres que los mayores ajenos a tu entorno habitual vean lo genial que eres. Estos niños fueron utilizados como espías, aprovechando el clásico "el niño no entiende de esto" como para que su presencia implicara tanta preocupación como su ausencia. Hablaron y pusieron al descubierto de vecinos, tíos, hermanos o padres y lo hicieron por un valor se servicio que les había sido inculcado como de bien por la ciudad.


Pero es que para estos niños se estaba hablando de quién había sido malo. Nada más. Muy posiblemente muchos de ellos conocieron la maldad y a hacer daño en serio a través de esta experiencia.


No quiero dar aquí conclusiones; creo que son obvias y es complicado no tocar, aunque tangencialmente, una línea de demagogia, pero estoy convencido de que las que pueden estar pensando son muy cercanas a las mías.


Hugo Chávez ha reclutado niños para que vayan anunciando la revolución.

8 comentarios:

Unknown dijo...

Sobrecoge leer esta historia que nos trae D. NRQ, y que yo al menos desconocía. Como sobrecoge comprobar que en pleno siglo XXI otros se inspiran posiblemente en éste y otros episodios igualmente lamentables de manipulación infantil para lograr sus intereses o perpetuarse en el poder, como es el caso concreto.

¿Qué poso les dejó esta experiencia a estos niños? ¿Qué trato recibieron por estos servicios prestados? ¿Cómo supieron conducirse luego por la vida?

Resiliencia. La resiliencia estudia la capacidad innata de las personas de superar el dolor y el trauma. Suele confundirse con el de resistencia, cuando no tiene nada que ver, ya que en términos psicoanalíticos la resistencia es el mecanismo que impide a las personas el acceso al inconsciente, sin el cual es imposible el cambio y la transformación.

Según el psiquiatra Boris Cyrulnik, uno de los máximos exponentes de la teoría de la resiliencia, casi todos los niños que sobreviven bien al trauma y al dolor es porque han logrado "insertar la tristeza en una historia". Han logrado en cierta manera intelectualizar lo que les sucedió y combinarlo con sus expectativas de futuro para construir vidas sólidas y ancladas. Algunos con más suerte incluso encontraron a alguien que les echó una mano y les ayudó a salir.

"Todos somos resilientes porque nadie tiene la suerte de poder evitar completamente el dolor", dice Cyrulnik. "Antes de un desastre pensamos que la felicidad es algo que nos es debido. Pero los desastres llevan hacia la metamorfosis...porque las personas se ven obligadas a preguntarse ¿por qué? y así aprenden. Y cuando se preguntan ¿y ahora qué voy a hacer con este dolor? pueden descubrir la parte sana de sí mismas. Así se teje la resiliencia".

Tasmania dijo...

resiliencia...mmmmmhhhh menuda palabara Patricia.

Las palabras, los significados exactos, la sensación de que existe un conjunto de letras que, correctamente enunciado describe, con total exactitud, un sentimiento, un concepto...

Las palabras son mágicas y nos ayudan a saber que no estamos solos, que no sólo nosotros sentimos o barrenamos en una idea concreta, en un juicio....

Unknown dijo...

Querida Tasmania, le dejo aquí un regalo que quise poner el otro día en el post que tan gentilmente me dedicó.

"Todo lo que usted quiera, si señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan... Me prosterno ante ellas... Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo tanto las palabras... Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen... Vocablos amados... Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío... Persigo algunas palabras... Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema... Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas... Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto... Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola... Todo está en la palabra... Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció... Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces... Son antiquísimas y recientísimas... Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada... Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos... Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo... Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas... Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra... Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes... el idioma. Salimos perdiendo... Salimos ganando... Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... Se lo llevaron todo y nos dejaron todo... Nos dejaron las palabras."


Pablo Neruda - Confieso que he vivido : Memorias.

Tasmania dijo...

Patricia.

Las palabras de Neruda me han producido escalofríos. No me he quedado helada, no. Sí maravillada.

Reconozco que Neruda nunca ha sido santo de mi devoción pero he de reconocerle un poderío verbal inigualable...

Recuerdo unos versos de memoria de su Canto general... a ver si no me confundo en alguna palabra, mmmmmmm


A veces vuelve el látigo enterrado
a silbar en el aire de la cúpula
y una gota de sangre como un pétalo
cae a la tierra y desciende al silencio inmaculado....

Deliciosas también, ¿no cree?

Gracias por su regalo. Es hermoso, verdaderamente hermoso.

Louella Parsons dijo...

Patricia:

el término Resiliencia lo descubrí hace poco pero no en el campo de la psicología sino en el de la arquitectura: ciudades resilientes (resilient cities).

Se refiere a la capacidad de adaptación de las ciudades a su propia expansión desarrollada en términos de sostenibilidad, ecología, nuevos materiales, fluctuaciones del precio del petróleo.....

Muy interesante el punto de vista psicoanalista.

Nrq dijo...

Les añado una reflexión; Clifford Stoll comenta que no se le debe preguntar a él sobre el futuro, que él ya tiene canas. Que si queremos saber cómo va a ser el futuro, debemos preguntar a un profesor de guardería. Es más, a uno bueno, porque ellos saben cómo eran los niños que ahora forman parte de la sociedad activa y lo han visto evolucionar.

Unknown dijo...

Muchas gracias, Doña Louella Parsons (de Parsons Manor, a sus pies).

Yo tampoco conocía el concepto en la versión que ud. aporta. Se lo agradezco mucho.

Existe una tercera acepción (que yo conozca) referida a la ingeniería de materiales, y que explicada en términos de wikipedia nos dice que "En términos simples es la capacidad de memoria de un material para recuperarse de una deformación, producto de una presión externa."

PD. Les advierto que este intercambio enriquecedor de conversar con ustedes es adictivo!

Tasmania dijo...

Pues me alegro Dña. Patricia... estas adicciones son sanas, sin duda