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jueves, 20 de mayo de 2010

Conspiración

Hoy les voy a hablar de uno de esos temas de los que uno, particularmente, siempre ha deseado hablar desde hace tiempo porque veía y leía a otros hablar de ello con gran sensación de envidia y admiración, diciendo "jo, lo que da de sí el tema y yo en la más absoluta de las ignorancias"; hoy toca Shakespeare.
Shakespeare y una obra que, si no se ha abierto el libro, uno cree saber de qué va la historia. Una historia en la que, al empezar a leer, te das cuenta de que nada es como se había preconcebido; que los personajes que uno piensa protagonistas, son secundarios y que personajes secundarios de los que nunca habías oído hablar juegan un papel demoledor en una balanza de intereses en la cual el supuesto traidor es un héroe y el supuesto héroe es un ambicioso y sagaz villano. Julio César.


Pasemos rápido por encima del personaje de Julio César, porque tampoco quiero hacer una disección de la obra (esta bitácora está hecha para dedicar un momento al día y dar excusa a seguir mirando por ahí). Julio César detenta el poder en Roma y, a juicio de unos cuantos, usa Roma para su beneficio y no cumple con su obligación; servir a Roma. Demonio, no me quería parar, pero César me recuerda a ciertos políticos que no usan las elecciones para servir al cargo, sino para seguir en el cargo.


Vayamos a los tres personajes de los que quería hablar; Marco Antonio, Bruto y Casio, listados, no por orden de importancia, sino por bandos y de triunfador a perdedores.
Marco Antonio es un personaje inteligente y listo, muy listo. En su discurso al pueblo de Roma (Amigos, Compatriotas, Romanos…)  ha de presentar una posición desfavorable, impopular, del lado del tirano  que finalmente ha encontrado justicia (en ese momento Roma está convencida de que se ha hecho lo adecuado).
Poco a poco, a pequeñas dosis y sin abandonar nunca el elogio a Bruto (... pero Bruto es un hombre honorable. No hizo lo que hizo por querer menos a César, sino por amar más a Roma) consigue dar la vuelta a la concepción del pueblo, hacer sentir al pueblo que ha sido traicionado por la ambición y el mal proceder de otros y consigue que los traidores sean proscritos.
Usa una frase que impacta por la fuerza del contenido en la más pura sencillez del mensaje de traición. De traición de un hijo a un padre; Y al retirar su maldecido acero, observad cómo la sangre de César parece haberse lanzado en pos de él, como para asegurarse de si era o no Bruto el que tan inhumanamente abría la puerta. Con este discurso, Antonio, entra como presunto conspirador y sale como virtual heredero de la silla vacante.


Bruto es el gran perdedor de la obra, aunque es el, para mí, el personaje a seguir. Por su fe, su determinación y su amor por Roma, totalmente desprendida y exenta de egoísmo. Desde luego no habla a Roma como Marco Antonio y entiendo que es así porque es consciente, después del discurso de éste, que salir a hablar sería una autojustificación, llorona y sin fuerza: Ese litigio ya no se trata en el estrado, se trata en la batalla. Pero es que Bruto lo hace porque, efectivamente, amaba mas a Roma y vio como César había perdido todo el compromiso que le había llevado a lo alto del gobierno, cómo había hecho de Roma su palacio y de los romanos su servicio. ¡Bruto amaba más a Roma! ¡¡tal y como dice Antonio!! ¡Que Antonio no mentía! ¡Que Antonio utilizó la motivación de Bruto para ganarse al pueblo!


Cuando se plantea la conspiración, Casio habla de matar también a Antonio. Bruto le contesta que han de ser sacrificadores, no carniceros. "Sacrificador"; piensen un poco en el sentido del término aplicado en la obra; matar a César es hacer un sacrificio. Hay una contrapartida en la que pierdes, necesariamente, un activo, un valor. Bruto sabe que perder a César es perder a un gran hombre. No me tomen por frívolo; a fin de cuentas esto de asesinar al líder en el 50 aC parece que era una práctica tan habitual como hoy utilizar los medios de comunicación y filtrar información en plan tirar la piedra y esconder la mano.
Casio es el extremo radical. El partido político minoritario pero necesario para gobernar y que, en coaliciones, pide siempre un posicionamiento más beligerante. El elemento que habla de democracia, pero tiene en mente barrer al opositor por artes nobles y no tan nobles. Y eso hace a Bruto más grande; Bruto tiene claro por qué hizo las cosas. Escucha a Casio y toma de él la parte más operativa, pero no la más beligerante. Escucha a Casio para sopesar continuamente sus decisiones y asegurarse de que el camino que sigue es el correcto. Coincidirán conmigo que hoy en día esto se ve poco y que a Casio se le sigue mucho más hoy que lo que Bruto hizo. Es más; hoy la voz de Casio es la que animaría a César a usar Roma como su palacio.


El Bardo, como Aristóteles, ya nos habló hace mucho tiempo de lo que mañana saldrá en los periódicos.

7 comentarios:

Louella Parsons dijo...

Magnífico y absolutamente contemporáneo el post, don NRQ.

Un día preguntaba yo a un político por las razones que tuvieron para haber “sacrificado” a un compañero de partido. Le pregunté también si aquello no era una traición.
Y me dijo:

Louella, la política es ingrata y todos los políticos debemos estar preparados para ser relevados en cualquier momento.

Y utilizaba la palabra “ingratitud” porque, según me decía, nadie va a tener en cuenta tu esfuerzo y dedicación ni nadie te va a agradecer nada a la hora de decidir “sacrificarte”.

Nunca me quedaron claras las razones que me dió y me preguntaba yo si aquel sacrificio respondía a los intereses del partido o a los del país. O si era una traición en toda regla que escondía la ambición de unos cuantos.

El post da para comentar horas sobre la conspiración, la ambición, la moral, la traición, los intereses....

(Apetece leer la obra de Shakespeare, don NRQ)

Lindo Gatito dijo...

Concuerdo con la apabullante LOUELLA, amigo NRQ. Magnífico scriptum.
Claro que don Will no era manco (como Cervantes, que tampoco lo era... escribiendo) y da unos juegos eternos para la representación de vidas y miserias de todos los tiempos, contándolos como nadie, nunca... aún sirviéndose para sus efectos dramáticos de ciertos sesgos.

En realidad cabe concebir una pulsión en Bruto algo más bastarda que la que el Bardo relata. César le había perdonado la vida por su alineamiento con Pompeyo contra él y en atención a ser el hijo de Servilia, su amante. El Bruto humillado nunca perdonó a su perdonador y se vengó de él, utilizando a la República (y a la memoria de su tío Catón, que siempre odió a César con la mayor vehemencia) como excusa, cuando no tenía previsto nada para después del crimen desde el punto de vista político. César, además de la ambición de poder, poseía una visión certera de la tragedia que representaban las guerras civiles y quería poner fin a ellas. Bruto, Casio, Casca y los otros, desencadenaron otra, tan terrible como las anteriores... y la República fue ya imposible para los restos de la historia de Roma y de esa nueva sangría interna salió el primer princeps con rango de imperator (que algunos periodistas dirían "imperéitor", tal como dicen "gladiéitor", sin despeinarse, refiriéndose a la película de Ridley Scott, estupenda y ahistórica) y el famoso "Senatus Populus Que Romanus" quedó como un precioso anagrama que hoy se ve mucho en las tapas de las alcantarillas de la Ciudad Eterna.

El húngaro Stephen Vizinczey afirma rotundo que el mejor escritor en lengua inglesa es Will Shakespeare. Y el mejor en lengua francesa es Shakespeare traducido al francés. Y los mejores en lengua española, italiana, alemana, rumana, china, japonesa y todo el etcétera posible, lo mismo. Tiendo a pensar que no le falta razón.

Nrq dijo...

Jo (y "jo" ya sé que no es un comentario muy inteligente, pero sí expresivo), gracias a ambos por su reconocimiento y, sobre todo, por seguir la Zodiac.

Respecto al comentario de Ms Parsons añadir que, igual que comentamos de Churchill o de FDR de vez en cuando, no tengo muy claro si ahora tenemos políticos atemporales. Es más, los tenemos que deseamos intensamente que pasen pronto (y hablo en todos los bandos). Esta ausencia de grandes figuras me hace recordar, de forma muy consciente y con tristeza, el título de la película de Zinemann "A man for all seasons" que, tal y como tradujeron pierde, parece que no, pero pierde; "Un hombre para la eternidad"

Mr Gatito; Entre la historia y la leyenda... y el texto de Shakespeare es tan magnífico como revelador. Muchas veces me he preguntado qué inclinaciones políticas tenía el de Stratford y he querido ponerme a ello, pero todavía no he podido. Sigo preguntándome en quién pensaba cuando identificaba personajes históricos con los antecedentes que usted refiere y los ubicaba, como Bruto, dentro de la la integridad y coherencia.

Por cierto, magnífica la cita.

Lindo Gatito dijo...

Ya lo creo que el texto del amigo Will es formidable. Retengo del discurso de Bruto (Por cierto, admirablemente pronunciado por Brando, ante el pasmo de Mankiewicz) estas memorables palabras, tan certeramente referidas a la naturaleza humana:...El mal que hacen los hombres les sobrevive. El bien queda frecuentemente sepultado con sus huesos*.

Acojona.

* Y a propósito de esa frase, es utilizada como título de un estupendo thriller que recomiendo vivamente.

Tasmania dijo...

No Lindo no, no era manco pero tampoco tuerto... Will deja huella en una en todos y cada uno de sus los sentidos... hasta en el que se supone poseemos en el centro de nuestra frente.

"De lo que tengo miedo es de tu miedo"

Si me he equivocado en mi modo de juzgar o por malos principios o por falta de sensibilidad, de buen gusto o de reflexión, no será inútil impugnarme que harto es necesario agitar cuestiones literarias relativas a esta materia para dar a nuestros buenos ingenios ocupación digna...

Si se atiende al estado lastimoso en que yace el estudio de las letras humanas, los pocos alumnos que hoy cuenta la buena poesía y el merecido abandono y descrédito en que van cayendo las producciones modernas del teatro.

Unknown dijo...

Excelente aportación, D. NRQ, y excelente reflexión asociada. Como dijo una vez D. Lindo Gatito en la Argos, esta misma tarde me voy a comprar un sombrero para ponérmelo y posteriormente quitármelo con reverencia ante su entrada de hoy*.

El tema que Ud. nos trae (que en realidad son muchos, como bien dice Dña. Louella) y las posteriores aportaciones aquí vertidas me han dado que pensar todo el día.

En el 'nivel' de nuestros políticos, y en cuán antiguo es lo que nos pasa (y qué poco hemos aprendido de lo que ya nos ha pasado).

En las pulsiones que llevan a nuestros dirigentes a actuar de una u otra manera, pero en cualquier caso generalmente alejadas del interés común que (se supone) defienden, y bastante más centradas en su interés particular. Esto de "por amar más a Roma" yo hace mucho que no lo veo.

En el concepto de 'sacrificio'. Y me vienen a la memoria algunos casos pertenecientes a nuestra historia reciente, con sus nombres y apellidos; casos muy distintos pero que comparten un denominador común. Precisamente éste. Nuestros corresponsales en la zona Norte se acordarán bien del caso Redondo Terreros o del caso San Gil. Por no mencionar a D. Manuel Pizarro, que decidió coger la puerta él solo ante el sacrificio pasivo y de ninguneo a que estaba siendo sometido.

En el siempre grande Shakespeare y la multitud de matices y enseñanzas que se derivan de sus obras, o mejor dicho, de cada lectura de sus obras.


Agradezco a la Bitácora su cualidad profundamente inspiradora y estimulante, que incita a saber más de cuantos temas, situaciones o hechos históricos se tocan en ella. De nuevo, mi sombrero.


*Para ser exactos, D.Lindo le encargó el mandado a su santa...

Jujope dijo...

Os recomiendo el libro "20 grandes conspiraciones de la Historia", de Santiago Camacho.

Desde la misma existencia de Jesucristo (para los más y menos agnósticos), a la muerte de Marilyn, pasando por la "la cara oculta de la transición", Watergate o Apolo, no tiene desperdicio. Elegantemente escrito, lejos del simple anecdotario.

Saludos.