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viernes, 21 de mayo de 2010

Más allá del derecho

Una de las cosas que me quedan claras al contemplar el siglo XX es que los experimentos que puede ensayar el ser humano en el terreno polítco son bastante limitados. Y más limitados aún son en el terreno jurídico -¿o no? Patricia-

Algunos de estos experimentos nos han dejado suficientemente escarmentados, espero. Así ocurrió, por ejemplo, con algunos intentos comunistas de encontrar fórmulas superiores (o más profundas, o más auténticas) a lo que se llamó "derecho burgués" o derecho "formal". El enstusiasmo izquierdista con el que se defendieron aventuras políticas"más profundas" o "auténticas" que aquellas que la Ilustración había plasmado en la idea de un Estado de derecho siempre será una de las acusaciones legítimamente vertidas sobre el movimiento comunista.

Recordermos, a este respecto, por ejemplo, los intentos de superar el derecho burgúes por parte del que fuera fiscal general de la URSS entre 1933 y 1939 -creo recordar- Como fruto de sus teorías, se llegó a la conclusión de que el "derecho proletario" autorizaba a condenar a alguien independientemente de que fuera "culpable" o "inocente" pues estas categorías eran puramente subjetivas y propias de una mentalidad individualista y pequeñoburguesa, debiendo ser sustituidas por ideas como la de "culpable objetivo" .

Y resulta que para ser considerado "culpable objetivo" se daban como válidas cuestiones meramente estadísticas.

Hubo otro experimento jurídico que fue muy utilizado, sobre todo, para impartir justicia en el interior de los partidos comunistas. Fue el intento de introducir una lógica dialéctica y revolucionaria en los razonamientos jurídicos -les suena ¿verdad? les suena-

El problema es que una lógica dialéctica es una lógica que funciona a base de contradicciones. Se puede uno imaginar la gracia que tiene eso de que te juzgue un juez que se empeña en no respetar el principio de no contradicción.

Pero la cosa tenía su sentido. Gracias a esta lógica dialéctica, los errores del Partido nunca eran errores, sino evoluciones necesarias entre tesis y antítesis, de tal manera que se podía ser culpable hoy por lo mismo que eras condecorado ayer, y así sucesivamente según fueran variando las directrices del Comité Central.

Voy a modificar el principio de mi entrada. Me desdigo. No, no creo que hayamos escarmentado. Muy al contrario. Desde otras palabras obramos con el mismo significado de entonces.

6 comentarios:

Noumenadas dijo...

Ahora simplemente se aplican maniobras dilatorias para hacer buena una causa, mientras cambian por sí solas las circunstancias desfavorables o se marea la perdiz, como si de un juego de niños se tratara. (Constitucional y Garzón, respectivamente.)

La política de hoy no enaltece al Estado de derecho. Lo amaña o lo apaña, que es como más español.

Nunca como ahora se ve tanto a la política como prescindible.

churruca dijo...

Esas son, querida Tasmania, las consecuencias de concebir el estado como un ente omnipotente y omnisciente, dotado de derechos superiores a los de sus ciudadanos. Un ser que tiene, como digo, vida propia al margen de los ciudadanos, y que como cualquier otro organismo “vivo” tiene el irrefrenable impulso de preservar su existencia.

Es descorazonador que haya quien, a estas alturas, siga defendiendo el socialismo. Que queden lerdos por ahí que aún sostienen que la doctrina es buena, pero que no se le ha hecho justicia al ponerla en práctica. Que se nieguen a admitir algo que por lo demás es evidente: todos los experimentos socialistas han terminado exactamente igual.

A los niños deberían enseñarles en el colegio el primer párrafo de la Declaración de Independencia de los EEUU, y no dejarles salir de allí hasta cerciorarse de que lo han entendido.

“Sostenemos que estas Verdades son evidentes en sí mismas: que todos los Hombres son creados iguales, que su Creador los ha dotado de ciertos Derechos inalienables, que entre ellos se encuentran la Vida, la Libertad y la Búsqueda de la Felicidad. Que para asegurar estos Derechos se instituyen Gobiernos entre los Hombres, los cuales derivan sus Poderes legítimos del Consentimiento de los Gobernados; que el Pueblo tiene el derecho de cambiar o abolir cualquier otra Forma de Gobierno que tienda a destruir estos Propósitos, y de instituir un nuevo Gobierno, Fundado en tales Principios, y de organizar sus Poderes en tal Forma que la realización de su Seguridad y Felicidad sean más viables.”

Tasmania dijo...

De ese primer párrafo Churruca siempre me ha trastornado (en el mejor sentido de la palabra) el derecho a la búsqueda de la felicidad.

Es ésa una búsqueda tan personal, tan íntima, tan intransferible que me pone los pelos de punta... de satisfacción.

Todo el preámbulo es, en sí, una hermosa declaración de intenciones que todos, si no fuera por burramia o estupidez supina, firmaríamos.

Neo... dijo...

“su Creador los ha dotado de ciertos Derechos inalienables, que entre ellos se encuentran la Vida, la Libertad y la Búsqueda de la Felicidad”

“el Pueblo tiene el derecho de cambiar o abolir cualquier otra Forma de Gobierno que tienda a destruir estos Propósitos, y de instituir un nuevo Gobierno”


El Pueblo tiene derecho.

El pueblo puede decidir cambiar a sus dirigentes.

El problema es que el pueblo no es una sola masa, una sola decisión. El pueblo son muchas personas, ideas y religiones.

A veces he pensado que la democracia no es un buen sistema. Lo que decida la mayoría no es lo más acertado. Es simplemente un número de votos, un número. Pero puede que la otra opción sea peor.
Si tuviéramos la seguridad de que un solo dirigente gobernara para el pueblo, aunque no fuera con el pueblo, yo apoyaría este tipo de dictablanda.

Nrq dijo...

Pero el pueblo está necesitado de mandato. Nuestras culturas latinas son culturas que se pliegan a la norma. Conciencias que necesitan un manual, un líder y que creen fervientemente en el principio de autoridad. Sociedades que aun mismo tiempo desconfían del dirigente, pero para apoyarse en el líder de enfrente. El motín de Esquilache, en su parte más pedestre, es la rebelión contra una reforma para volver a un sistema más antiguo.
Cada día dominan más las noticias el fútbol (el resto de deportes va aparte) y los casos truculentos. Y no cambia porque necesitamos que nos digan qué ver.

Mr Neo, yo no necesito dicta(n). Yo querría ver un poco más de transgresión y algo más de riesgo, aún a riesgo de fracasar.

Unknown dijo...

D. Neo dijo...

"Si tuviéramos la seguridad de que un solo dirigente gobernara para el pueblo, aunque no fuera con el pueblo, yo apoyaría este tipo de dictablanda."

D. Neo, aquello ya existió. "Todo para el pueblo pero sin el pueblo". Y acabó, como Ud. recordará bien, en el absolutismo y el abuso de poder.

Y es que, aunque partiendo de la base (cierta en aquel tiempo; no podemos decir lo mismo de éste) de que quienes ejercían ese poder estaban mucho mejor preparados intelectualmente que el resto de sus conciudadanos, al final no son más que seres humanos, con sus bajas pasiones y sus instintos oscuros que les llevan, sin un férreo control moral por su parte, a actuar en su más estricto y propio beneficio, y no en favor del pueblo al que supuestamente sirven. A lo que ayuda bastante no disponer de una separación de poderes real (algo de lo cual tampoco estoy segura que podamos alardear mucho en este tiempo que nos ha tocado vivir).