Me hablaba ayer mi admirado NRQ de técnicas literarias que -no por ser infrecuentes- me causan gran admiración. Es curioso, lo que para uno pasa sin pena ni gloria a otro puede causarle gran impacto. Este es el caso.
Es extraña también cómo se asocian ideas en nuestro cerebro. Qué clase de contacto, de impulso eléctrico une a un perro moribundo con un troglodita (Borges en El Aleph) o por qué, pensando en la figura de la que me hablaba NRQ llegué al gran Winston.
Poco importa, no soy científica, pero sí curiosa... y creo que pensé en él porque también hablamos de su famosa promesa a sus conciudadanos recordada como "sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor"
Churchill fue un gran orador, a pesar de su tono lento y bronco, pero sabía cómo dirigirse a su audiencia y preparaba a fondo sus textos para conseguir el máximo impacto.
Sus discursos más memorables eran a menudo íntimos, dirigidos a la cámara de los comunes... o al micrófono. ¿Sabían que algunos de los discursos radiados no los pronunció él, sino un actor que imitaba bien su voz? Curioso.
Como buen premio Nobel -sólo faltaba- era un maestro de las palabras, pero la fuerza de sus discursos se puede perder fácilmente con la traducción. Churchill utilizaba una gran cantidad de monosílabos impactantes, que se alojaban fácilmente en la memoria.
Por ejemplo, permítanme insistir en su frase más famosa "blood, toil, tears, sweat" Son cuatro sílabas (cuatro palabras) que traducidas al castellano suman diez sílabas en sólo cuatro palabras. Por eso el impacto se reduce notablemente.
Además, el gran Winston utilizaba una técnica ahora muy de moda, la repetición. Les dejo con con parte de una intervención sonora, cargada de contenido, impactante...
"We shall fight on the beaches, we shall fight on de landing grounds, we shall fight in the hills; we shall never surrender"
lunes, 3 de mayo de 2010
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4 comentarios:
Churchill sabía como pocos que en momentos de crisis bastan los conceptos y las soluciones. No puedes coger un país en guerra contra toda una potencia que se ha anexionado / invadido media Europa y hablar de valores eternos.
Enrique V hablaba con grandes palabras y mensaje inspirador, pero a él no le atacaba la Lutwaffe.
Churchill necesitó 15 minutos para convencer a una nación que su deber estaba en combatir a los nazis.
Sin ideas vacuas, sin promesas, sin paquetes de medidas "salgamos ahí fuera y luchemos".
No le tembló la mano en mandar a los hijos de Inglaterra, ni los hijos de Inglaterra dudaron en responder.
Él era el Primer Ministro de una isla con colonias que se hizo valer hasta tal punto que cualquier decisión aliada pasaba por él.
De Gaulle, por contra, nunca estuvo en Yalta, Teherán, Postdam...
D. Nrq dijo:
"Churchill sabía como pocos que en momentos de crisis bastan los conceptos y las soluciones."
¡Qué distinto es esto ahora! Ni conceptos ni soluciones. Y afortunados nosotros que no estamos en medio de una guerra mundial, no lo quiero ni pensar.
Como decía mi abuela, que no tuvo estudios pero era como Demóstenes: "Perdiendo y dando gracias".
Madre mía.
Querida doña Tasmania, comparto su devoción por Churchill. Un personaje, en el más amplio sentido de la palabra, imprescindible. Un hombre que siempre ocupará un lugar en la Historia. Pero sobre todo un ser humano peculiarísimo, inimitable. Con una formación amplia, aunque anárquica, y un bagaje vital enorme del que, creo yo, provenía, talento aparte, su extraordinaria credibilidad entre sus conciudadanos.
Nacido en una familia de abolengo, aunque no tan rancio para los exigentes estándares de la rígida Inglaterra victoriana, vivió en su juventud siendo el protagonista de una novela de aventuras; en su madurez fue una estrella intermitente, siempre incómoda; y ya pasada ésta, en su vejez, retornó de nuevo al papel de héroe en calidad de líder de una nación de irreductibles. Que eso y no otra cosa fue él mismo toda su vida: un irreductible que no dudo un instante en abandonar el calor del grupo y hacer su camino sólo cuando lo creyó preciso.
Quiero decir con esto que aparte del innegable talento como orador y escritor, el impacto de los discursos de Churchill sobre la gente tiene su origen en el propio Churchill, en su arrolladora personalidad y en su forma de conducirse a lo largo de una larga carrera política plagada de fracasos. Creyó en sí mismo con tal obstinación, que terminó por hacer creer a toda una nación en sí misma.
Churruca dijo:
....Creyó en sí mismo con tal obstinación, que terminó por hacer creer a toda una nación en sí misma...
... qué gran verdad...
Querido amigo mío.
Gracias por su paseo por esta zódiac. Es un honor para mí saber que olisquea usted por aquí.
Sobre su entrada, querido.
Los grandes hombres son también grandes mitos.
Admiro, sin duda, la figura de Churchill, su tenacidad, su brillantez, su profundo conocimiento del ser humano... pero siempre, siempre, busco la otra cara de la moneda.
Es posible que el gran Winston no tuviera muchas opciones durante la II guerra mundial pero, permítame invitarle a pasearse por el post de esta zódiac del pasado día 1 de mayo, titulado Commentariolum Petitionis.
Los comentarios a mi entrada de mi admirado NRQ me llevaron a comentar la que, a mi humilde juicio, fue la cara oscura del Gran Churchill
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