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martes, 18 de mayo de 2010

Stalingrado con amor

Rusia, aseguraba el poeta Tiuchev, no puede ser comprendida con el intelecto.

La batalla de Stalingrado tampoco puede ser entendida tras un examen convencional. La realidad sobre el terreno de esa lucha titánica se escaparía a un estudio puramente militar, del mismo modo que los mapas en la Wolfsschanze de Rastenburg posibilitaron a Hitler tomar distancia del sufrimiento de sus soldados y aislarse en un mundo de fantasía.

Pocas batallas han llamado tanto mi atención como la librada en Stalingrado. Pocas guerras han causado tanta fascinación en mí como la II gran guerra. Saciar esa curiosidad me ha llevado muchos años y probablemente no lo haya hecho del todo, ya ven, aún me viene a la cabeza... a menudo

Desvelados numerosos informes de las tropas de ambos bandos, archivos rusos, diarios de guerra, informes de capellanes, relatos de soldados, cartas, interrogatorios de la NKVD a prisioneros alemanes y no alemanes... el archivo central del Ministerio de Defensa ruso en Podolsk contiene la documentación precisa para revelar parte de la auténtica verdad de aquella batalla.

Las autoridades soviéticas ejecutaron alrededor de 13.500 de sus propios soldados en Stalingrado, cifra equivalente a una división completa de tropas. La crueldad casi increíble del sistema soviético explica amplia, aunque no totalmente, por qué tantos antiguos soldades del Ejército Rojo lucharon por el bando alemán.

En Stalingrado, las divisiones de la línea del frente del VI ejército tenían 50.000 soldados soviéticos con uniforme alemán. El hambre había obligado brutalmente a algunos a servir en los campos de prisioneros, otros eran meros voluntarios. Durante las batallas finales, muchos informes alemanes dan testimonio del valor y lealtad de estos "hiwis" que lucharon contra sus propios compatriotas. No es necesario decir que la desconfianza de la NKVD de Beria llegó al frenesí cuando descubrió la dimensión de la deslealtad.

El tema es hoy todavía tabú en Rusia.

Toda esta historia de locura, crueldad y tragedia es reveladora de varias formas inesperadas. Por el lado alemán el aspecto más sorprendente no reside tanto en la cuestión abierta sobre la implicación de la Wehrmacht en los crímenes de guerra -debate aún abierto de manera apasionada hoy en día en Alemania- sino en la confusión de causa y efecto. En particular, la confusión entre las creencias políticas y sus consecuencias.

Las tropas alemanas en Rusia -como se revela en numerosas cartas escritas desde Stalingrado- se encontraban en un completo desorden moral. Los objetivos de someter a los eslavos y defender a Europa del bolchevismo mediante un golpe anticipado resultaron contraproducentes. Hoy, muchos supervivientes alemanes ven aquella batalla como una astuta trampa soviética a la que fueron atraídos mediante retrocesos deliberados. Es decir, tienden a verse a sí mismos como las víctimas antes que como los promotores de aquel desastre.

Un punto es, sin embargo, irrebatible. La batalla de Stalingrado sigue siendo un tema tan cargado ideológicamente y tan simbólico de la crueldad humana, que la última palabra no se dirá hasta dentro de muchos años.

7 comentarios:

Mesala Gongo dijo...

Alemanes y soviéticos,1.942 - 1943nacinales y republicanos 1934 -1936

Stalingrado o Guerra civil Española.

Efectivamente la historia se encargará de aclarar ambas contiendas.

Pero han de ser los historiadores pero no los jueces quienes investiguen y en lo posible aclaren,y con los datos obtenidos, cuantifiquen sus bajas.

Ni a Angela Merkel ni a Medvédev,se les pasaría ni remotamente, urgar en semejante herida.

Sólo a un inconsistente Zapatero y a su mamporrero garzón, se le puede ocurrir tal disla.

Lamentablemente España no es alemania.

Jujope dijo...

Estremecedor recuerdo el de ese momento álgido de la abyección humana, querida Tasmania. Con lecturas sin fin de a qué obedecen los humanos en situaciones límite.

Tasmania dijo...

290.000 hombres de las fuerzas alemanas fueron cercados el 22 de noviembre del 42 en Stalingrado.

Al menos 52.000 miembros del VI ejército habían muerto entre el 22 de noviembre y el 7 de enero pero no se sabe cuántos de ellos eran "hiwis".

La cifra soviética de capturados ronda los 120.000

La operación Anillo del 20 de enero del 43, sumada a los efectos de las enfermedades, el frío, la inanición, el agotamiento y las ejecuciones sumarias, arroja una cifra de unos 100.000 muertos en el acoso final.

Los miles de soldados soviéticos ejecutados en Stalingrado por orden del general Chuikov nunca recibieron una tumba señalada.

Quedaron perdidos en la estadística, entre las demás bajas de la batalla, lo que en cierto modo es un acto involuntario de justicia.

Nrq dijo...

Lo que siempre me ha fascinado de la URSS es cómo los rusos se rebelaron contra el Zar y pasa, automáticamente, a un sistema aún más feudal que ejerce tanto control y tanta represión que impide una nueva sublevación.

(por motivos no confesables, he borrado y posteado de nuevo)

Louella Parsons dijo...

Una de las mayores tragedias humanas durante una guerra fue el intento de Napoleón de invadir Rusia.

Napoleón llegó a Moscú y se encontró la ciudad quemada, sin alimentos, sin nadie en el Kremlin para negociar y con el “general invierno” acechando.

No le quedó más remedio que ordenar la retirada.

Esta marcha a través de la estepa a veinte grados bajo cero, formada por hombres exhaustos, congelados y enfermos, sin suministros, acosados por los cosacos, el ejército ruso y campesinos….dejó un balance de casi un millón de muertos entre ambos bandos.

Lo curioso fue que uno de los detonantes para que Napoleón iniciara esta invasión fue económico.

Napoleón, en principio, no tenía razones para llegar a Moscú. Napoleón había pedido a toda Europa el boicot a los productos de Inglaterra para neutralizarla.
Si se bloqueaban sus productos, sus fábricas se cerrarían, el paro haría estragos y Londres acabaría capitulando.

El zar, que había jurado lealtad a Napoleón, veía que con este bloqueo, el rublo bajaba y los comerciantes empezaban a quejarse.
Los ingleses vieron entonces en los rusos sus posibles aliados.

¡Abrid los ojos!, le decían al Zar.
¿Dónde se detendrá Napoleón?, ¿en Polonia?, ¿invadirá Rusia?

El Zar rompe el bloqueo y Napoleón inicia la guerra.
Napoleón pensó que el asunto de llegar e instalarse en Moscú, se liquidaría en veinte días.

Se equivocó y aquella victoria rápida que auguraba, se convirtió en tragedia.

Tasmania dijo...

Tal cual Dña Louella... Hitler no aprendió nada nadita nada del gran estratega Napoleón.

Nrq dijo...

Pero Ms Tasmania, ambos fallaron. Ambos se metieron la galleta en el mismo sitio. Creo que, de hecho, los rusos ganaron por su relativo, bueno, sensiblemente menor, aprecio por la vida de sus compatriotas.

En la época de Napoleón Francia era un estado que había conocido una revolución y Rusia un estado Feudal. En la época de Hitles Rusia había sido la revolucionaria, pero no para potenciar al pueblo, sino para deificar al estado (llámenlo Stalin) y Alemania seguía creyendo en el alto objetivo de su pueblo