Hoy los partidos son poco más que maquinarias para ganar elecciones. Es el resultado más obvio de ese proceso conocido como "americanización" de la política, que consiste en su personalización en las imágenes de los dirigentes y en el predominio de lo vistoso, lo icónico y lo audiovisual en detrimento de lo discursivo.
Decía Habermas que la democracia es la situación en la que la comunicación está libre de toda la dominación y satisface las cuatro condiciones de validez universal, a saber: la comprensibilidad, verdad objetiva, corrección normativa y veracidad subjetiva.
Pues Habermas lo tiene difícil, digo yo, a la vista del apresurado y turbulento mundo de la comunicación audiovisual que, en la medida en que es política es, a decir de Foucault, la continuación de la guerra por otros medios. Me explico. Como de lo que se trata es de triunfar, si hay que mentir, pues se miente y aquí punto y después gloria.
La abundancia de escuetas consignas generalmente elaboradas por empresas de marketing político, la proliferación de imágenes, símbolos, logos, hacen las delicias de los semiólogos pero desaniman profundamente a los analistas de contenidos.
Vaya, que como esto siga así me voy a quedar sin curro. Bueno, siempre podré sumarme a los ERES de la Junta de Andalucía, digo yo.
viernes, 11 de febrero de 2011
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6 comentarios:
Mentiras, decepciones, vínculos laberínticos entre partidos (al estilo del chiste del dentista "no vamos a hacernos daño, ¿verdad, doctor?") hacen que el votante desconfíe y las huestes absentistas aumenten. Pero contra grandes manipuladores, asentados durante décadas en la poltrona y manejando los hilos del clientelismo, puede que necesitemos enredadores, gente que hable su propio lenguaje y conozca los resortes de los medios y el marketing político (gran carencia de la derecha española). Francamente, los prefiero de mi lado que en mi contra...
Dear Taz;
lo importante de la política es ganar. Sólo ganando se gobierna.
Y ganar unas elecciones es vender en un día lo que Nike vende en un año.
Perdonen el estilo, pero hoy estoy en plan slogan
Sobre lo audiovisual, entiendo dos cosas:
Primera. Siempre se ha menospreciado cierta necesidad de instruir a la población en Comunicación Audiovisual, quizás porque no interese dar sus claves, ya que todo poder es manipulación y ésta es eficaz cuando es icónica. Las palabras van por otro lado.
Segunda. Aunque la gente empezara a distinguir una de Pialat de otra de Sánchez Arévalo o Almorranóvar, siempre primarían tanto la capacidad como la dignidad personal de cada quien, para someterse al pertinente filtrado de contenidos. Unido a alguna dosis de saber distinguir lo bueno de lo malo, claro está. Y esto último ya resulta pelín más complicado.
(Sobre los ERES andaluces, el Consejero responsable, un tal Antoñito Fernández, se escapará de rositas. Al tiempo: porque, en realidad, se trata de un chivatazo de su segundo de a bordo -el técnico- que no comprometerá al político, auto-filtrado en este caso por ser inane hasta para hacer ruido, el muy granujilla.)
Además, en el imaginario (audiovisual) colectivo apañol está la gurtel, ¡qué leches!...
Me temo, querida Tasmania, que no hay tal cosa como el marketing político: hay marketing, sin más. Aplicado a la política o a la venta de productos adelgazantes, o de lo que sea. Parafraseando a Les Luthiers, aquí “el que piensa, pierde”. Es decir, el que hace pensar a los votantes reduce sus posibilidades de ganar. Hay que eludir cuidadosamente los mensajes que puedan llegar al intelecto de los votantes y apuntar directamente a sus emociones.
Y cuanto menos tengas que decir, mejor.
Ah, pues son ustedes unos cafres.. Claramente, pretenden sus señorías, de un modo u otro, dejarme sin curro...y esto va especialmente por usted, mi almirante.
Tasmania, las campañas eectorales, la espectacularización de la política transforman la deliberación personal de pros y contras que esperaban los ilustrados en la persuasión como-sea del rebaño correspondiente, no digamos ya cuando lo que se votan son directos intereses corporativos al margen de lo que cada uno en su fuero interno piensa, si es que tal hace. Todo esto abre una muy seria laguna sobre la pureza ideal de la democrácia transformada en sofisma de masas.
Saludos bloggeros, amigos
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