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miércoles, 2 de febrero de 2011

mesa

"Todo lo que ancla nuestro mundo está perdiendo sus amarras"
Quién así se expresa es Mark Heller, estratega de la Universidad de Tel Aviv respecto a la situación que se vive actualmente en Egipto.


Egipto, país enemigo de Israel en la Guerra de Yom Kippur y en la Guerra de los seis días, encontró en Mubarak el mejor aliado ya que no le iba a ocasionar problemas, con lo que tenía ese frente cerrado. Pero hoy en día, tras lo ocurrido en Túnez, que alimentó lo que ocurre en Cairo y que hace prevenir al rey de Jordania cualquier evento futuro, estamos ante una situación en la que la inestabilidad no es mayor que la incertidumbre, pero ambas tienden a poner nervioso al más versado en materia de política internacional. Posiblemente por esto el Presidente Obama haya pedido elecciones a Mubarak, éste haya accedido a cambio de un retiro tranquilo en Europa y todos, absolutamente todos, estén mirando al ejército. El ejército por su parte, en un ejemplar (a fecha de hoy) comportamiento e interpretación de su rol, ha dicho que no va a participar en represalias ni a ahogar ningún tipo de manifestación civil, porque este no es su cometido, sino proteger la integridad del país. Y hasta aquí una situación suficientemente tranquila para todo lo que está pasando. Esto no es como cuando mataron a Sadat, que más o menos el país se unió ante un asesinato y Mubarak, herido en el atentado (lo que es un símbolo importante), surge como pacificador. Esto es un pueblo sin un líder y sin un héroe clamando por la llegada de una democracia, pero clamando más fuerte por la salida de un presidente todopoderoso. Posiblemente, con el recuerdo del asesinato de Sadat en la memoria, el ejército ha decidido no intervenir y esperar.


Al otro lado del estrecho Bibi Netanyahu tiene a los interlocutores palestinos más comprometidos con el proceso de paz que Israel haya encontrado nunca y tiene, además, todas las herramientas que un Primer Ministro haya podido desear para sentarse a hablar respecto al proceso de paz. Pero no lo ha hecho aún. Entonces, ahora; ¿Se le abre otro frente en Egipto? Supongo que sus divisiones de reconocimiento y su servicio de inteligencia le estén informando del alcance real de sus capacidades de negociación.


Pero el problema hoy es que ni Obama, ni Cameron (demasiado callado), ni la UE, ni Bibi, saben a quién tienen sentado al otro lado de la mesa, en la silla inmediata a la que Mubarak va a abandonar en breve.

4 comentarios:

Jujope dijo...

Pero ahí lo tienen, amigos: Zapateitor vuelve a la carga (no nos libraremos de él, a menos que los estólidos de la logse depongan su actitud), representando una pantomima con el tonto "pelao" de Méndez el mendaz y el tocho de Toxo, más la derechona arribista de todo la vida.

Es una cosa inane, ya lo sé. Yo diría que este Zarrapastroso zapatero remendón es simplemente una cosa, como diría John Carpenter.

Por cierto, hablando de todo un poco: no se pierdan tam-poco la vocecita de la del "Boston medical group". No tiene desperdicio: del griego al egipcio, pasando por el francés y la Merkel que, como buena fachorra que es la tía, se lleva de perlas con los franquistas nostálgicos apañoles y olé.

Jujope dijo...

Una imagen de TVE me ha devuelto la alegría:

La de Francisco González, presidente del BBVA, todo eufórico por los beneficios de su banco (que achaca a los negocios extranjeros, para no levantar suspicacias egipcias.)

Pero otra (imagen) me ha devuelto a mi estado natural de escepticismo, con una dosis moderada de pesimismo: la de la enviada "espacial", Rosa María Molló, a El Cairo, intentando explicar el "conflito".

Louella Parsons dijo...

Ese es el problema, don NRQ, que no se sabe quién va a sustituír a Mubarak. Y eso inquieta porque la posibilidad de que llegue el partido de los Hermanos Musulmanes (20% de la población) podría convertir a Egipto en una república islámica radical desestabilizando toda la zona.

No sé si EEUU y Europa tendrían posibilidad de intervenir para impedir esa deriva.

Mubarak se ha enrocado. Quién sabe a qué espera. ¿A salir con dignidad y no hacerlo de noche y a escondidas, a dejar todo atado para que la transición sea lo más pacífica posible, a que le den instrucciones sus aliados....?

Confiemos en que si Egipto no logra una democracia plena, al menos que no se convierta en una dictadura radical.

Carmen Quirós dijo...

Un análisis muy bueno. Le felicito.