Al principio de cada año Espasa Calpe presenta igual una nueva colección por fascículos sobre el arte del macramé o para aprender inglés en cien lecciones, que un coleccionable sobre las miniaturas de tu vida. También a principio de cada año el gobierno e investigadores académicos e independientes expenden en cantidades imposibles de asimilar estadísticas sobre cualquier cosa: probabilidades de morir en un accidente de coche, tendencias del crédito bancario, audiencia cinematográfica, cambios de domicilio, consumo de cerveza, nacimientos extramatrimoniales...
Muchas de estas estadísticas atañen de forma directa a problemas políticos controvertidos y muchas se aportan para apoyar determinadas políticas. Pero, por esa misma razón, la tentación de jugar con malas artes es demasiado fuerte para que la fragilidad humana pueda resistirla.
Consideremos las estadísticas sobre delincuencia, por ejemplo. Son un compendio de todos los problemas imaginables. Las definiciones de los diversos delitos que el derecho subsume bajo la definición de delincuencia son notoriamente ambiguas. Muchos actos delictivos no son detectados y de muchos no se informa porque ni sus víctimas ni, obviamente, quienes los cometen informan a las autoridades. No hay que ser un experto en criminología para suponer que el comisario del distrito X de la ciudad X tiene interés en mostrar a sus superiores una tasa de delincuencia todo lo linsonjera para él que pueda...
Desde la definición hasta el sistema. Todo miente. Créanme, no se crean nada.
jueves, 3 de febrero de 2011
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6 comentarios:
Cuando aplicas la conveniente equidistancia sobre lo que sea, entonces es cuando te das cuenta de manera cristalina de que todo es mentira.
Y cuando no, también.
Sólo hay una verdad: el adagio de la octava de BRUCKNER.
Me ha hecho gracia la introducción, querida Tasmania. Alguna vez he intentado imaginar, ni que decir tiene que sin conseguirlo, cómo es posible que alguien pueda llegar terminar la maqueta del Titanic a base de entregas semanales de piezas, esta semana dos remaches de una del las planchas de la aleta de estribor; la próxima el tirador de la mesilla de noche de un camarote de primera clase, y así hasta el final. O, más complicado aún: qué aspecto tiene el tipo al que se le ocurrió lo de la colección de platos decorados con obras maestras del impresionismo. ¿Sigue vivo?.
En cuanto la estadística, sin negar que es una herramienta muy útil, hay que reconocer que últimamente se está produciendo un fenómeno preocupante. Y es que las estadísticas han pasado de ser instrumento al servicio del estudio de determinados aspectos de la realidad a convertirse en un medio para modelarla a ojos de la opinión pública.
Obviamente, servidor ya no se cree nada.
Todo miente (πάντα θαπα), Dª Tasmania
Les diré que un amigo de mi familia construyó un impresionante órgano con sus dos teclados, cientos de clavijas, un montón de pedales....todo de una madera buenísima, con los mejores materiales....y lo hizo pieza a pieza que le iban enviando de Estados Unidos. Lo disfrutó mucho años y cuando nuestro amigo se murió, la sorpresa fue que se lo dejó en herencia a uno de mis hermanos (organista de la parroquia en sus ratos libres) puesto que ninguno de sus hijos tenia la más remota idea de cómo funcionaba aquella maravilla.
Ya ven. Algunas de estas colecciones sirven para algo.
Y en referncia al tema que plantea doña Tasmania, yo me creo muy poco de lo que se publica
La última estadística que he leído por ahí es que más del 55% de la población está a favor de la nueva ley del tabaco. Me parece un porcentaje altísimo y no me lo creo pero conviene que sea así.
¿Y con los toros en Cataluña? Parece que también un porcentaje altísimo está a favor de prohibirlos. ¿Han tomado la muestra en núcleos nacionalistas?
Y así, con todo. Como dice don CHURRUCA, ahora las estadísticas sirven para modelar la sociedad.
"... para modelar la sociedad"
100% de acuerdo. Vamos, como que hasta se miente en las respuestas
Con muestras como ustedes me van a dejar sin trabajo
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