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domingo, 29 de mayo de 2011

Diálogos

Te retuerces como una serpiente, le dijo muy serio
Ella trató de imaginarse a sí misma sobre esa cama, entre esas sábanas de Ikea, reclamando con su cuerpo más, ahora,ya.
Escúchame con atención idiota, mi aroma no es de manzana, sino de naranja. No lo olvides, querido.
Se giró, y furiosa metió su cabeza bajo la almohada.

Entre lo significativo y lo útil el diálogo es el equilibrio perfecto. Al servicio de la acción, de la historia. Un diálogo nunca es inocuo, innecesario,siempre aporta algo al conocimiento de las voces que los sostiene.

2 comentarios:

Flops!!! dijo...

Lo único que no soporto de un diálogo es que el autor -este el primero- o cualquiera de los personajes sean unos plastas.

Mi sentido práctico hace que el grano sea el eje; es por esto que la mayor parte de las veces, los giros literarios recurrentes -salvando algunos autores- me incordien en el transcurso de la lectura.

"Sujeto, verbo y predicado" es lo mío... Es que uno es un poco simple.

Louella Parsons dijo...

Siempre aporta algo, querida Tasmania, para bien o para mal, sobre todo entre desconocidos que con cinco minutos de conversación ya nos hemos hecho una idea más o menos acertada del tipo de persona que tenemos enfrente. Y muchas veces, no damos opción a más.