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viernes, 3 de junio de 2011

pensando

Estaba viendo un video de Bill Maher, un cómico americano muy transgresor, irreverente en ocasiones, y muy ingenioso y divertido. No de carcajada, sino de risa breve porque te paras a darle un par de vueltas y pudes salir, de las mismas, cabreado o sonriendo. Maher es el que dice que la religión no se puede sostener en la palabra Fe. Que si tu mejor argumento es que es una cuestión de Fe, entonces él te dirá lo estúpido que hay en ello… pues de ese pelo.


Pero hay una alocución suya en la que habla de los "think tanks". ¿Se han parado a pensar por qué no traducimos el término? ¿Tanque de pensar? ¿Contenedor de pensamiento? ¿Contenedor de ideas? En inglés un "tank" representa no sólo un espacio de almacenamiento, sino un motor.
Pues bien, dice Maher que no te puedes llamar think tank si todas tus ideas son estúpidas. Que ya hay un nombre para definir a la gente que siempre está equivocada acerca de todo; maridos. Sigue hablando y dice una cosa realmente interesante; los think tanks solían ser organismos respetables hasta que furon absorbidos por las ideologías de los partidos.


Hace mucho que no hablo de los lobbies, de lo necesarios que son, regulados obviamente, y que este tipo de organizaciones traerían claridad a los posicionamientos de las fuerzas políticas. Pese a que el movimiento del 15M esté en contra (tampoco estuve yo muy a favor de ellos) los partidos políticos, en virtud de una democracia real, deberían financiarse con fondos privados y donaciones. Es más, es la única vía que tienen los partidos pequeños de ser menos pequeños y de demostrar que sus programas pueden atraer intereses reales, no románticas aspiraciones. En cambio las instituciones que desarrollan ideología, pensamiento, análisis… deberían dejar la cuna que les lleva a alinearse y tratar de enfocar la realidad de cada país de una forma más estricta. No puedo leer algo que supuestamente me ha de enriquecer si lo que va a hacer es posicionarme y anular toda mi iniciativa en virtud de aceptarlo o rechazarlo. Porque finalmente no avanzas, sino que das vueltas a los mismos temas que te ha ganado la realidad que ves en los telediarios.

2 comentarios:

Flops!!! dijo...

Convendrá conmigo que el mundo del lobby se mueve en un terreno de penumbra; y de momento se lo mira con lupa y el gesto un poco torcido. No ha conseguido (o querido) verter un poco de luz sobre sus actividades reales. De esto saben bastante los masones.

Leía hace algún tiempo en una entrevista (disculpe mi falta de memoria) que el entrevistado respondía sobre las actividades de los lobbies: “tenemos que dar al legislador informaciones útiles para que luego pueda tomar una decisión”. Proviniendo de intereses particulares, esta afirmación deja un cierto tufillo en el aire, cuando menos, un poco inquietante. ¿Es sólo tráfico de información? ¿Cómo nos libramos de la manipulación? ¿Habrá compra-venta de favores? ¿Hasta dónde llegan ya sus tentáculos?

La regulación de este sector cuya característica no es la transparencia ha de ser, en mi opinión, exhaustiva y su gestión permanentemente controlada.

Nrq dijo...

Evidentemente y, como todo, una vez hecha la regulación habrá huecos en los cuales se podrán filtrar las corruptelas, los corruptos, los innobles o deshonestos, pero... ¿no lo hacen ya?