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sábado, 16 de abril de 2011

El jardín de los Capuleto

Romeo y Julieta

"El reloj daba las nueve cuando envié al ama, que prometió volver en media hora. Acaso no le puede encontrar. No será eso; ¡Ah, es una inválida! los heraldos del amor deberían ser los pensamientos, que se deslizan diez veces más deprisa que los rayos del sol cuando rechazan a las sombras por los foscos montes: por eso palomas de ligeras plumas tiran del carro del amor, y por eso tiene alas cupido, el rápido como el viento. Ahora el sol está sobre el más alto collado del viaje de este día, y de las nueve a las doce hay tres largas horas, y, sin embargo, ella no ha vuelto. Si ella tuviera afectos, y caliente sangre juvenil, sería tan rápida en su movimiento como una pelota; mis palabras la lanzarían en saque hacia mi dulce amor, y las de él hacia mí: pero la gente vieja, muchas veces hace como si estuviera muerta; inerte, lenta, pesada y descolorida como el plomo."

W. Shakespeare

3 comentarios:

Olivia dijo...

Me gusta leerlo así, a trozos, aislado. Se emborracha uno menos de tanta y tanta maravilla y se paladea más. Gracias, doña Tasmania, por el regalito, pequeño y precioso.

Artanis dijo...

Relees al bardo y tu cabeza se vuelve una coctelera...
Pero, cuando se asienta, percibes los elementos. Y no hay tristeza.
Puñeteros finales felices... y aún así, puede que esos chicos lo merecieran.
Excepto por esas mallas, indignas, que ellos vestían.

Todo pasa por una razon dijo...

Muchas veces la gente vieja, no solo es en edad es en mentalidad, jovenes viejos y viejos jovenes.

Saludos,

Celosias