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domingo, 21 de noviembre de 2010

conflictos


Ya hemos hablado con anterioridad acerca de la difusa línea que supone estar inmersos en un conflicto bélico o en tiempo de paz hoy en día. Con una amenaza terrorista permanente que en cualquier momento puede hacer estallar una bomba en un restaurante, la seguridad nacional ha dejado de ser una cuestión de rateros y matones para ser un tema que, en una contradicción de términos, trasciende nuestras fronteras. Muchos mandatarios, y sus correspondientes gabinetes, han tenido, a lo largo de la historia, que enfrentarse a escenarios de enfrentamientos totalmente novedosos; desde el bloqueo de Leónidas en las Termópilas que frenaron el avance de Jerjes I, o los elefantes de Aníbal que atemorizaron a Roma a los longbows de Enrique V en Agincourt. Desde el gas mostaza en la PGM, el error de Joffre al construir la línea Maginot, la Blitzkrieg alemana, hasta la bomba atómica, los dirigentes de los países y ejércitos han visto la integridad de su territorio amenazada por nuevas formas de asalto e invasión, destrucción y conquista en las que lo que tiempo atrás les llevó a la victoria, ahora se convierte en su sepultura. Porque no hay mejor manera de ganar que salir de una derrota y, por irónico que pueda parecer, la inversa también se cumple.

Por eso, independientemente del partido político al que pertenezcan, los responsables de la seguridad nacional deben merecer inicialmente atención y, posteriormente, decidan si han sido inteligentes o no. Atención porque las potenciales amenazas a las que se enfrentan las han ido resolviendo conforme las han ido enfrentando. Nadie les ha enseñado a tratar con ellas y lo que hayan aprendido y comunicado a raíz de su aprendizaje, servirá de base de reflexión para futuros ocupantes del puesto, pero no creo que les sirva como modelo de actuación, porque el escenario volverá a cambiar. Si no, fíjense en uno de los ejemplos anteriores. La Línea Maginot fue una alargada fortificación que ponía cañones en Francia mirando hacia Alemania en previsión de conflicto tras la PGM. Joffre pensó que la guerra sería en adelante frentes estáticos posicionados en trincheras, así que construyó la trinchera más grande de Europa. Independientemente de que el mariscal francés no se hubiera percatado de que las murallas quedaban atrás, en la Edad Media y totalmente superadas, Hitler no consideró la guerra como una cuestión estática y lanzó tanques en divisiones y no como apoyo de la infantería. Ahora esto nos parece lo normal, pero en 1939 sólo se había probado una vez con anterioridad; en la Guerra Civil española y los franceses no prestaron atención.

Y llegamos al día de hoy y nos encontramos con la difusa línea de cuándo estamos en paz y cuándo en conflicto. ¿Recuerdan el Irán-Contra? en estos días se cumplen 24 años de los testimonios en la Russell Caucus Room del capitolio. ¿Han visto la película "La Guerra de Charlie Rose"? Rose se salió con la suya y los soviéticos abandonaron de Afghanistán. Pero aún sufriremos un tiempo el talibanismo. ¿se debe financiar a Colombia para la lucha contra las FARC? Las FARC ya no quieren derrocar gobiernos, quieren vender su droga en régimen de oligopolio, en el mejor de los casos. ¿Debemos seguir buscando a Bin Laden? En el camino de las preguntas les he puesto dos ejemplos en los cuáles los americanos financiaban, en una ilegalmente y en la otra gracias a un descuido legal, tanto la liberación de rehenes como la lucha contra el comunismo. En las otras dos les pongo ejemplos de amenazas reales en las que la gente puede morir de forma masiva, pero la financiación para combatirlas también puede ser oscura o, incluso, pisar el terreno del terrorismo de estado. Mientras en las dos primeras había una guerra real, en las dos últimas no hay un campo de batalla declarado y el ataque puede surgir en cualquier sitio. ¿Mandar soldados o financiar el armamento puede considerarse ilegal? Sí, si lo basamos en las leyes de hace 60 años, pero también Joffre se equivocó al pensar que la guerra sería siempre como la que había terminado 12 años atrás.

3 comentarios:

Louella Parsons dijo...

Dificilísima cuestión la que nos planteamos ahora, en este tiempo de líneas difusas que plantea Mr NRQ porque al no saber, efectivamente, quién es el enemigo, dónde está y dónde, el campo de batalla, los países no saben, por tanto, qué medidas de seguridad adoptar sin rebasar otras dos líneas, éstas, fundamentales y que definen a nuestra Civilización: el Estado de Derecho y la Libertad.
Rebasar estas líneas, una quiebra en cualquiera de estos dos logros, es una batalla ganada por el enemigo.

Antes, los gobernantes o estrategas se podían equivocar en cómo plantear la batalla pero solían tener claros los objetivos del enemigo, que normalmente eran la conquista de territorios.

Ahora, sin embargo, no sólo no sabemos como enfrentarnos a una guerra, si se me permite, intangible, sino que también el objetivo es bastante difuso.

Sabemos que quieren desestabilizar países, romper la unión de los aliados, quebrar los logros de Estado de Derecho y Libertad de Occidente….pero, ¿qué es lo que quieren en última instancia? ¿hasta cuándo seguirán? ¿cuándo se gana?....

En cuestiones de terrorismo islamista, decía Ignatieff (creo que ya lo dije en esta zodiac), que de nada sirven las presiones exteriores, la ideología radical sólo puede combatirse desde dentro, desde los mismos islamistas.

Tasmania dijo...

Napoleón, Hitler, Aníbal, Alejandro Magno... establecían el lugar del campo de batalla.

Hoy, como entonces, la guerra ha cambiado pero no ha desaparecido. Somos conflicto y no dejaremos de serlo mientras humanos sigamos siendo.

¿Llegará un gran estratega al mundo global y someterá al mundo conocido como lo hizo Roma?

¿Lo conoceremos por Mr. Tecnología o por Mr. Dinero o por...?

Louella Parsons dijo...

¿y Mr Comunicaciones, doña Tasmania?

¿No ha oído hablar de la guerra cibernética?
Atacar servidores de un país como los de defensa, administración...paralizándolo completamente.

Ocurrió una vez en Estonia. Muchos servidores sufrieron ataques y tuvo que intervenir la OTAN que calificó los ataques como "actos de guerra".