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viernes, 14 de enero de 2011

El hombre universal

Nunca la humanidad ha estado tan comunicada como ahora. Más allá de las diferencias culturales, acumuladas en siglos de historia, al homo sapiens le une la biología y sobre todo la razón. El universalismo ingenuo que la Ilustración propuso, embarcando en torno a él todo un modo de vida exclusivamente europeo, debe ser sustituido por el universalismo reflexivo de la globalización, en el que los valores del idealismo democrático sean compatibles con una gran pare de las culturas diferenciadoras.

Creo, sinceramente, en que éste es el momento para reivindicar lo universal que une, no lo particular que diferencia. Una tarea digna de la gran política, si ésta aún aspira a ser la "ciencia de todas las ciencias" como quería Aristóteles.

El espacio para una política con impulso transformador es aquel que garantiza un marco de autonomía y un ordenamiento democrático basados en el predominio de la razón y con pretensión de validez universal. Delimitado el terreno de juego, la política se mueve, forzosamente, entre la administración de los intereses contrapuestos que la realidad depara y los objetivos ideales a los que la libertad humana aspira. Aparentemente sencillo ¿no creen?

12 comentarios:

Noumenadas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Noumenadas dijo...

De todas formas, el ansia de acaparar cosas ha hecho que nos hayamos olvidado de lo más importante: Vivir. La gente prioriza "sobrevivir".

Tengo la sensación de que todo el mundo se mueve como marionetas aceleradas a la fuerza y sin ninguna productividad. Esa colectivización de la falta de conciencia no me interesa. Ahora no hay coherencia entre lo que se quiere y lo que se necesita. Ni siquiera -me temo- hay mucha gente que sepa lo que quiere.

Todo lo demás es destrucción del paisaje, por parte de los políticos.

José Antonio del Pozo dijo...

De acuerdo, pero hacer compatibles el ideal universalista y democrático con las particularidades emergentes no es pequeña hazaña, ¿no? Saludos bloggeros

Louella Parsons dijo...

Querida Tasmania, yo no lo encuentro nada sencillo, ni en apariencia.

La Declaración de los Derechos Humanos que es uno de los mayores logros de los hombres, algo en lo que la mayoría de los países han encontrado un lugar común a partir del cual, trabajar y desarrollarse, no se cumple por muchos de esos países que lo firmaron.

Muy difícil veo yo delimitar ese terreno de juego.

benjamingrullo dijo...

¿Pero cómo jerarquizamos, y cómo se actua cuando a unos no les da la gana de renunciar a sus tradiciones culturales incompatibles con la democracia?

¿Qué ocurre cuando el mínimo democrático y ciudadano va en contra de algunas manifestaciones culturales?

Louella Parsons dijo...

A eso me refería Benjamingrullo, ¿qué pasa con esos países que lapidan, cortan manos, cuelgan homosexuales....?

¿Dónde encontrar ese terreno común?

churruca dijo...

Tiempo sin dejarme caer por estos andurriales. Pero D. Lindo me ha picado la curiosidad con su alusión en la Argos al comentario de Doña Tasmania.

Querida Tasmania, el asunto es, como ya le han dicho, peliagudo. Nada sencillo, desde luego. Pero yo creo que más que la Declaración de Derechos Humanos que sugiere Doña. Louella, el terreno de juego queda espléndidamente delimitado en un documento anterior: la Decalración de Independencia de los EEUU. Cuyo primer párrafo deberían de repetir de memoria los niños de primaria en vez de ser adoctrinados en estúpida ciudadanía progre, porque contiene a mi entender el mejor resumen que jamás se haya hecho de la razón de ser de los estados y el gobierno de los hombres, y aboca indefectiblemente a la democracia.

“Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se vuelva destructora de estos principios, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que base sus cimientos en dichos principios, y que organice sus poderes en forma tal que a ellos les parezca más probable que genere su seguridad y felicidad.”

Es cuando los estados se orientan a fines distintos que los descritos aquí, garantizar el derecho a “la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”, que los estados se convierten en odiosas maquinarias de opresión. Tanto más odiosas cuanto más alejadas de estos sencillos principios.

Louella Parsons dijo...

Magnífica aportación a la zodiac, don CHURRUCA.

Tasmania dijo...

Bienvenidos todos, no viene mal "mojarse el culo" de cando en vez en la zódiac. El trabajo en la Argos es duro pero aquí, además, moja.

El fundamentalismo suma al componente identitario la más cerril creencia religiosa y convierte la suma de ambos en bandera política y social.

La religión -y la enorme carga de energía que de ella se desprende- se pone, de este modo, al servicio del poder convirtiéndose en un poderoso motor político. En nombre de la religión la sociedad se divide y la tolerancia desaparece.

El fundamentalismo es una contrarrevolución que niega los postulados básicos de la Ilustración. De seguir cobrando fuerza, no cabe descartar que termine por afectar a la propia democracia.

¡Qué digo! el fundamentalismo político ya nos afecta gravemente porque con él vuelven al centro de la política los aspectos más negativos de las ideologías.

churruca dijo...

Muchas gracias, Doña Louella. Pero en realidad me he limitado a seguir su estela.

Doña Tasmania, el fundamentalismo que con tanta razón denuncia no es más que una, otra, forma de sustraer el estado a los fines que justifican y legitiman su existencia, orientándolo al interés particular de un determinado grupo de población. Lo que por numeroso que sea ese grupo, incluso abrumadoramente mayoritario, lo deslegitima completamente transformándolo, no importa, ya digo, lo aparentemente democráticas que sean sus decisiones, en una dictadura de facto.

Josito dijo...

El hombre universal, titulas.
Se intentó crear un idioma universal, el esperanto, y fue un fracaso.
Se han creado organismos globales, como la ONU, y también son un fracaso.
Parece que lo que nos separa es mayor que lo que nos une.
Saludos.

Tasmania dijo...

Cierto, lo sé, pero también Kant, basándose en criterios racionales, aspiraba a lograr una paz perpetua, y en esa filosofía se han apoyado primero la Sociedad de Naciones y después la ONU. Sí, es verdad, ambas han quedado muy lejos del objetivo pretendido.

El ideal, sin embargo, es -a mi juicio- irrenunciable, Mr. Jó.