A pesar, muy muy a pesar de acontecimientos recientes, de sensaciones actuales, de conflictos, creo, sinceramente, que más bien antes que después renacerá el sentimiento religioso.
Toda crisis lo es de futuro y en toda crisis reaparece lo religioso, ya sea como protección social, ya como búsqueda mística. También en el renacer religoso pesa la carencia de un futuro articulado. El hombre necesita futuro y lo que es más, necesita inmortalidad.
Desde las Pirámides de Egipto a la obra de Unamuno esta exigencia es piedra angular de todas las religiones y de gran parte de la cultura universal. Aquí tienen cabida y comprensión las mil y una formas del folclore y el esperpento, bajo las que a menudo se presentan las nuevas modalidades del fenómeno religioso.
jueves, 20 de enero de 2011
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6 comentarios:
En eso, mi querida Tasmania, los judíos y los de las montañas y el turbante, nos llevan la delantera.
Ni tienen una "Missa Solemnis" de Beethoven, ni unos Reyes Magos, ni un puente de la Inmaculada Concepción, de los que avergonzarse...por muy de izquierdas o de derechas que sean.
Sin ir más lejos. La progre que recientemente tuve la desgracia de conocer y que mira por dónde es de Murcia (sólo vota a "zapaterito", según ella ¡cómo no!), lleva años queriendo apostatar (digo "queriendo" porque, como buena progre, quizás esté esperando a que su "santa" madre suba a los cielos para no desairarla) de la religión católica, para convertirse al judaísmo más acérrimo, sectario, cabalístico, oscuro y demoníaco (más vale no recordar la "pulsa denura") que se pueda imaginar. Ojo, que la chavala es sectaria, temeraria, confusa, cínica e hipócrita hasta decir basta. Pero progre, progre, lo que se dice progre, que se caga la vaca (aunque "sus" judíos simpaticen con Losantos, por la carga contra los palestinos -es lo que tiene ser progre: ser lábil hasta para adular enemigos de conveniencia-).
Sip, querida mía: la necesidad de religión es ostensible en la gente, por mucho que disimule su compasiva crisis. No sólo del Herrera y su cofradía, sino de los sociatas de Canal Sur con el Rocío y la Macarena. O de otras religiones menos estéticas, como la del barça, de la sexta o de la secta (que, para el caso, vienen a ser lo mismo.)
Un afectuoso saludo.
Querida Tasmania, con independencia de que finalmente exista Dios o no, la trascendencia es una pulsión humana irreprimible. La idea de que formamos parte de un algo que nos trasciende ha acompañado al Homo Sapiens desde que adquirimos consciencia de nuestra propia existencia. Y si es lógico que cuando todo va bien, y estamos pletóricos y seguros de nuestras fuerzas, tendamos a sobrevalorarlas y minimizar la necesidad del amparo de un ser superior, a nada que la realidad nos pone frente a nuestra frágil condición la misma lógica hace que la tendencia se invierta. Somos así.
En mi opinión la búsqueda religosa personal -¿podríamos llamarla mística?- será, posiblemente, el fenómeno religioso del futuro.
No puede sorprender el atractivo de las metafísicads vedas y de la moral budista. Para ambas el desmantelamiento de la realidad última es la comprensión de la existencia, la comprensión del desnudo existir.
Pues yo no creo que evolucione nada. No creo que haya más gente creyente en algún tipo de transcendencia en el futuro de la que hay ahora.
Habrá nuevas religiones pero desaparecerán otras.
¿Que habrá momentos en los que se tienda a creer más porque las circunstancias son difíciles? Sí, pero sólo circunstancialmente.
Nos pasa a todos. Cuando vienen mal dadas, todos nos ponemos más místicos y creyentes que nunca.
Pero no creo que el hombre se vuelva más religioso en el futuro que lo que es ahora.
Yo creo que el misterio del más allá y de la muerte y la incapacidad última de la razón para otorgar "sentido" a cuanto vemos, habida cuenta de que el hombre es un animal "simbólico", siempre brindarán la posibilidad del salto lógico y de cierta "religación", re-ligazón, con el entorno, que como el oxígeno necesitamos.
Saludos bloggeros
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