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domingo, 3 de abril de 2011

Alejandro

Si van a Roma verán, en diversos monumentos, la inscripción de un Papa; Alejandro VII: La columnata de San Pedro, la iglesia de Santa María del Popolo, la Scala Reggia o su propia tumba, en la que aparece en posición orante encima de un pedestal. Debajo del cual se ve un manto en el que se esconde un esqueleto representando la muerte y del que asoma un brazo que sujeta un reloj de arena. Orante, sí, pero nada le queda por encima, tan sólo una media cúpula.


Toda esa grandeza mostrada en financiación del que es su más visible legado, no se corresponde en carácter político y en aquello que le tocó enfrentar durante su pontificado. Antes aún de ser Santo Padre no quiso participar en los acuerdos de la paz de Westfalia. Ya siendo Papa, un largo enfrentamiento con Francia, personificada en el Cardenal Mazarino, derivó en una época sin embajador ante la Santa Sede, dejando que todos los comunicados, acuerdos o encuentros se realizaran a través de distintos cardenales. Enfrentarse a Mazarino era enfrentarse a Francia entera. Tras la muerte del cardenal, llegó el duque de Crèqui, quién siguió instigando a Alejandro hasta que Francia decide intervenir en Avignon ocupando los territorios papales. El papa llega a tal límite de inoperancia que se ve obligado a claudicar, siendo conducido a firmar la paz de Pisa.


Y sin embargo ahí está, por todo Roma, inscrito en piedra como uno de los papas más poderosos de la historia del Trono de Pedro.

8 comentarios:

Olivia dijo...

Nrq, mi ignorancia sobre lo que habla en su post es total. Pero sigo lo que cuenta con interés, por si vuelvo a esa maravillosa ciudad, y así lo haría un poco más informada.

Sólo estuve en ella una vez, tres días. Entre otros sitios, visité el cementerio protestante -que recomiendo- porque había leído algo muy interesante sobre las lápidas y sus inscripciones. Mi frustración: no poder ver la cárcel Mamertina, a la que llegué justo cuando cerraban.

Artanis dijo...

Mi experiencia de breve visita a Roma, es más patética...
En grupo de crucero común por parte del Mediterráneo, horrible comida concertada, visita rápida al vaticano (vimos huir al Juan Pablo II cuando llegamos y no es broma, aunque no quiero decir que saliera escopetado por nosotros...), tuvimos que volver al dichoso barco cuando llegaba la noche ¡de Viernes con Vía Véneto a tiro de piedra! para seguir en ese tópico viaje, en el que -y esto es otra historia- mi mayor ilusión era mutilar al pianista del barco...

Ejem...

Y volver a Roma... ahora tiene otros significados. Simbólicos.

Y eso, también es otra historia...

Artanis dijo...

"vaticano"...
Parezco Pepiño Blanco... que diría "mi vaticano (por vaticinio) es...)

¡¡¡Palabra de verificación "ducce"!!!
Es una señal... con doble "c", pero señal...

Louella Parsons dijo...

Tomo nota de esos lugares por si algún día vuelvo a Roma.

--

Mr Artanis...¿usted en un crucero???

Último sitio donde me hubiera imaginado encontrarle.

Artanis dijo...

Yo tampoco me encontraba, Dña. Louella...

Nrq dijo...

Caray, Mr Artanis; ¿usted en un "si hoy es martes esto es Bélgica"?

Artanis dijo...

Todos tenemos páginas oscuras, D. NRQ...
Y carecemos de sus envidiables bonosviaje. ¿Son del Lidl?

Nrq dijo...

No. Son de hastío y necesidad de perspectiva (inc., claro)