Hablar dices, N, y ¿por qué no escribir? Hablemos de escribir pues.
No se escriben relatos desde la nada, coincidirás conmigo en esto, salvo que la nada sea el lugar desde donde el narrador ve y dice.
Creo que para escribir -cualquier cosa, lo que sea- es necesario mirar a fondo y construir una mirada que ordene la realidad. Acaso debería pasarnos como a Natalia Guinzburg: "Uno, cuando escribe una cosa seria, se mete dentro, se sumerge en ella hasta las cejas." Cuenta Gustave Flaubert que cuando escribía el envenenamiento de Madame Bovary, notaba tanto el gusto del arsénico en la boca, se sentía tan envenenado que se provocó dos indigestiones, una tras otra y muy reales pues vomitó toda la cena.
Tu mirada hace de filtro entre tú mismo y la realidad. Ese filtro es un instrumento secreto y necesario. Quiero decir, tienes que mirar de una manera especial para poder contar de una manera especial; es algo parecido a hacer oficio de la mirada, tienes que ver más que otros porque miras con más atención. A eso se llama la construcción de una mirada.
Es todo, querido.
miércoles, 6 de abril de 2011
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5 comentarios:
Creo, como ud. afirma Ms Tasmania que es así como se debe escribir, de lo contrario podría parecer que sólo “pasábamos por allí”. Ni se imagina las visitas que yo hago, al medio que tengo más a mano, para refrescar mi memoria cuando cuelgo estos textos de cuatro líneas.
Flaubert llevaba sus inmersiones en la construcción de sus novelas de un modo que creo excesivo, casi rozaba la psicopatía; tampoco me parece necesario pasarse horas, días en las estaciones de tren cronometrando las entradas y salidas de los ferrocarriles, así como sus horarios y retrasos, tal como hizo para “La educación sentimental”. Soberbia por cierto.
Cabe afirmar de todos modos, que esta obsesión le convirtió en un auténtico investigador social; todos los escenarios de su obra son de una fidelidad con la época asombrosos.
"nunca te fíes de un amante francés; todo lo que hacen es poner en práctica lo que escriben sus novelistas"
si un amante francés hace lo que dicta una ficción y un novelista francés es víctima de una autosugestión, entonces el último reducto de toda una nación parece ser la qualia: vacío explicativo que existe entre las cualidades subjetivas de nuestra percepción y el cerebro, lo cual no es un mal consuelo para la tierra de los racionalistas, ¿no?
No quisiera pecar de ingenuo, pero he tenido una novia (no amante) francesa y créame, no sé si ella vivía una fantasía novelesca, pero no hubo ningún problema; sólo los habituales en una pareja joven, sin experiencia y eso sí con diferencias educacionales.
Off-topic (o quizá, no tanto) en función de las percepciones acerca de las habilidades amatorias de distintas nacionalidades...
¡Que la disfruten!
Buf! Novias francesas. I swear not to walk that road again
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