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lunes, 2 de agosto de 2010

Nuevas formas de solucionar viejos problemas

Hay un dicho popular que dice algo así: Un hambriento dará más valor a una caña de pescar que a la entrega de un pescado porque una vez que se haya comido el pescado volverá a tener hambre.

La excesiva dependencia que tienen los países en vías de desarrollo de la caridad de ONGs de buena voluntad o de pijosprogres que tranquilizan su conciencia enviando cuantiosas sumas de dinero de cuyo uso poco se sabe es, cualquier cosa, menos sostenible.

Es cierto que la naturaleza de las iniciativas ha cambiado en las últimas décadas hacia programas que persiguen la autosuficiencia pero, lo que verdaderamente deberá perfilar la solidaridad bien entendida, se encuentra -a mi juicio- en dos tendencias: las soluciones de mercado que sivan a la base de la pirámide y los emprendedores sociales que surjan de los propios países en vías de desarrollo.

Es evidente que facilitar el acceso a las personas de ingresos bajos a una mayor oferta de productos y servicios es una manera de incidir directamente en su calidad de vida y, lo que es más importante, en su manera de ganársela. Servir a la base de la pirámide implica ofrecer productos y servicios a los 4.000 millones de consumidores potenciales que viven con menos dos euros al día. Lejos de tratarse de una acción altruista se trata de una auténtica solución de mercado, bueno para unos y bueno para otros. Eso es lo que verdaderamente funciona.

De hecho, se me ocurre -como habrán concluido otros antes que yo- que estas personas podrían ser el motor del siguiente capítulo de comercio y prosperidad globales y una fuente de innovación beneficiosa, tanto para países ricos como pobres. Las empresas privadas del cuarto sector han sido en gran medida las encargadas de cubrir la demanda de la base de la pirámide de productos y servicios de mayor calidad.

Algunos ejemplos de modelos de negocio escalable exitosos: Pay per use, por ejemplo, permite a los consumidores de la base de la pirámide pagar un precio más bajo por cada uso de un producto, servicio o instalación, en lugar de desembolsar una gran cantidad de dinero por él. Una fundación hindú, de la que no recuerdo el nombre, ha creado centros comunitarios de filtración de agua, de este modo la gente compra el agua purificada a menor precio puesto que no tiene que comprar un purificador individual.

No frills service (que traduzco -a la espera de la oportuna corrección de Mr N- como "servicio sin florituras") cubre necesidades de los más pobres a precios muy bajos gracias a un recorte en los extras, pero manteniendo la calidad.

De otra parte están los emprendedores locales. No hay mejor visión que la de las personas que viven el día a día enfrentadas a la dura realidad que pretenden solventar. Aunque sus iniciativas no logran el nivel de escalabilidad deseable, los emprendedores sociales de países en vías de desarrollo contribuyen de manera nuy significativa al bienestar de sus comunidades, con un impacto destacable en su entorno más inmediato.

Son personas que no quieren depender de la caridad, sino encontrar una manera sostenible de ganarse la vida, y con las herramientas y recursos necesarios tienen la capacidad de utilizarlos para servir a los que les reodean y están dispuestos a hacerlo.

Llegados a este punto ahora procedería el debate sobre los microcréditos ¿Funcionan? ¿Se emplean verdaderamente en innovación o teconolgía? ¿En activos o en contratación de personal?... o se utilizan de modo conservador para proteger su subsistencia.

Bueno, eso, si les parece, lo dejamos para otro día.

Anoche, mientras cenaba con un grupo de amigos bajo el calor y la brisa del sur, comentamos estas cosas. No, por favor, no crean que somos una pandilla de aburridos. No erradicamos la pobreza ni resolvimos los problemas del mundo pero fue una charla interesante y después... bueno, las noches de verano están llenas de música, risas, copas... y un manto azul cobalto que parece no oscurecer del todo nunca.

6 comentarios:

Artanis dijo...

Para defender la globalización, suelo lanzar en las discusiones, como una saeta (arma, no canto), lo siguiente...

"Me encantaría ver innumerables dependencias de McDonald's y Burguer King en todos los países africanos. Si estuvieran allí, eso querría decir que la mayoría de la población tendría cinco dólares en el bolsillo para gastar en comida, de esa que nosotros llamamos, basura."

Lo se. Es casi indigna de Pepiño. Pero suele ser efectiva, como lo sería incorporar plenamente a la cadena de consumo a países que aún no están ni en vías de desarrollo, tal como me ha parecido enteder a Dña. Tasmania.*

Y nada molestaría más a la progresía. Ellos prefieren la dependencia con el que regala peces, que el trato entre dos privados, el que vende la caña y el que la compra. Nótese... "el que la vende", porque si se la compras, nada le debes. Si aceptas la dádiva, endeudado estás... moralmente.

* Eso sí, Dña. Tasmania nos ha hurtado el relato de su habitual taconeo descalza de fin de fiesta en las cenas. Algunos ya tenemos mili, ¿eh, D. NRQ?...

Nrq dijo...

Me comentaba un amigo que, en Sudáfrica, Mandela se encargo de abastecer de agua corriente los poblados y suburbios y dar a cada familia un terreno para construir una casa y, creo pero no recuerdo bien, una subvención económica por un periodo. Además de dar cierta dignidad fue un medidor muy bueno para ver el espíritu de salida de cada una de las familias. Las hubo/hay que construyeron buenas casas y otras que meramente salvaron el escollo de la intemperie.

Esa misma Sudáfrica es la que acaba de organizar un mundial. No. No estoy diciendo "miren qué avance" porque, en principio, no tienen nada que ver. Bueno, poco. Lo que veo en todo este tema es que la globalización es inevitable en tanto en cuanto esas familias salgan con las vuvucelas a los campos, o vean el fútbol o ya simplemente tengan TV en sus casas. Verán a Messi, Xavi o Robben y querrán sus botas, sus camisetas... De ahí sus gafas, pantalones, coches... La globalización entra por los ojos; Africa o Sudamérica quiere balones y China y Thailandia o los fabrican o los copian. En otros países del Pacífico es el cricket o el rugby, pero todos quieren parecerse a americanos y occidentales.

La globalización abarca tanto espectro que todos los antisistema se visten igual, llevan los mismos cortes de pelo y se mueven de cumbre en cumbre avalados y financiados por quién sabe qué. Insisto en el materialismo histórico; ¿de dónde viene la pasta?.

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Cierto, Mr Artanis, mili, instrucción y maniobras: por cierto, la maniobra de "agitado no mezclado" es para flojos. Si se agita en la coctelera el hielo se rompe y el martini se diluye.

BenGunn dijo...

La actitud de la izquierda caviar ante la pobreza la definió muy bien Thomas Sowell en el subtítulo de uno de sus libros: self-congratulation as a basis for social policy. En los siglos XVI y XVII algunos teólogos argumentaban que la miseria debía existir para que los ricos pudiesen ejercer la caridad. En esto como en otras muchas cosas, el progresismo asimila y recicla viejas hipocresías. Resulta tranquilizador ver al que no tiene como un incapaz crónico, eternamente disponible para recibir la solicitud y la compasión ajenas. El pobre-objeto...

Tasmania dijo...

El problema, mi querido N, es que en cuanto ponen antenas parabólicas en sus humildísimas moradas lo que suele ocurrir es que creen haber descubierto El Dorado y, a continuación, salen todos mangados a subirse en las pateras para vivir -equivocadamente- el paraíso.

Y hablando de mili. Pónganseme firmes ambos que voy a pasar revista, verán lo "floja" que puedo llegar a ser.

Y usted, Artanis, salude, firme y con taconazo incluido o recibirá un buen puntapié.

Tasmania dijo...

Ahhhhh D. Bengunn, usted queda libre del retén de guardia, sólo faltaba y gracias, muchas gracias por su visita.

Artanis dijo...

(Tac)

Yo estoy dispuesto a ponerme firme... D. NRQ, (N para usted) que responda por sí mismo...

Me tiene vd. entre ceja y ceja, ¿eh?