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domingo, 1 de agosto de 2010

TOTO



No sé si les va a ser fácil encontrarlo, pero si pueden o sienten interés, lo merece, desde luego, hagan lo posible por ver las películas de Totò (Antonio Focas Flavio Angelo Ducas Comneno De Curtis di Bisanzio Gagliardi). Napolitano de origen noble y con la cara como si él ya fuera una caricatura,  fue un actor al que descubrí muy de pequeño en uno de esas grandes favores que un padre le hace a un hijo. Un sábado por la tarde, debía ser invierno porque era ya de noche mi padre me hizo sentar en el sofá y me dijo que tenía que ver una película. Lo cierto es que recuerdo no entender muchas cosas, pero mi padre me las iba explicando. Era la historia de un hombre que saltaba a un río desde un puente dispuesto a perder la vida. Un prohombre, un ciudadano con varios reconocimientos cívicos colgados en la paredes de su casa en forma de medallas y diplomas, se lanza al agua y le salva la vida. Al día siguiente Totò se planta en su casa y le viene a decir que quería suicidarse para evitar de una vez todos los problemas le le acuciaban con lo que, cómo el prohombre le ha salvado, ahora éste se va a hacer cargo de sus problemas... y Totò le planta a toda su familia en casa. No recuerdo mucho más. Ni siquiera el nombre de la película, pero esa tarde me dejó grabado el nombre de un actor italiano de comedia (y a mí la comedia, el humor y el ingenio son temas que me importan mucho).


Al cabo del tiempo volví a buscar a Totò y me hice con una película que considero una genialidad. No ya la historia o el guión sino los dos actores principales; "Totòtrufa 62". En esta película que realizó acompañado de Nino Taranto, quién le da la réplica de una manera magistral, Totò es un timador callejero con una hija interna en un colegio muy caro. La hija, y por supuesto el colegio, creen que Totò es embajador y que, por eso, va a ver a su hija con cierto espacio de tiempo. La hija a su vez es una díscola que busca en todo momento divertirse y salir de fiesta, con lo que es enternecedor y divertido a un mismo tiempo cada ocasión en la que él, que adora a su hija, busca que no vaya por mal camino y que se centre.
Como el colegio es caro, todo lo que saca de timar a la gente lo dedica a pagarlo y él vive en una casa de un suburbio dónde, por supuesto, tienen también al casero engañado. La película arranca con Totò llegando al colegio en un Mercedes en su papel de embajador. Pero a la vuelta a Roma descubrimos que el mercedes sí es de un embajador, pero de uno africano, que aparca en un hotel (del cuál el conserje es cómplice). Total, que cuando el verdadero diplomático está de viaje es cuando aprovechan para montar el número e ir a ver a la hija. Hay timos antológicos, como el del servicio público, en el que, se hacen pasar por trabajadores públicos que van a instalar un vespasianuccio justo enfrente de la terraza de un bar. El dueño del bar, viendo que le va a derrumbar el negocio, les "soborna" para que lo pongan en otro sitio.
Pero si hay una escena verdaderamente antológica es aquella en la que timan a un italiano emigrado a América y que quiere volver a Italia para montar un negocio y quedarse definitivamente. Pues bien, le ofrece comprar la Fontana de Trevi. "Antonio Trevi, para servirle", le dice al recién llegado. Le explica que el negocio ha pertenecido a su familia durante siglos, pero que él se quiere retirar. Que ya está mayor y que tiene reuma, con lo que un trabajo tan próximo al agua...


Pero por encima de todo esto Totò era un grandísimo actor. En Italia le veneran. Fue un incansable. Una de estas personas que no paraba de demostrar talento en cada cosa que hacía y, aunque la experiencia de la televisión no le funcionó bien, no le hizo perder en absoluto la leyenda que ya llevaba tras de sí.


Si pueden vean alguna de sus películas y, sobre todo, fíjense en lo buen actor sin línea que es. Lo natural que atiende a las conversaciones de otros y cómo participa de ellas sin necesidad de asentir continuamente o cambiar la vista de dirección cada vez que habla alguien. Son detalles así los que demuestran el oficio de un grandísimo actor y de un grandísimo cómico como fue Antonio de Curtis

8 comentarios:

Nrq dijo...

Para hacer boca:

La Fontana de Trevi

timo al casero

Artanis dijo...

Y dígame, D. NRQ... ¿a vd. nunca le han llamado la atención las coincidencias que van de lo físico a la vena humorística, pasando por la extracción social, entre Totó y D. Luís Escobar?

Louella Parsons dijo...

Tomo nota de su recomendación, don NRQ.

Nrq dijo...

Hombre... Toto era más... actor. Escobar era más... señor. Los dos eran realmente buenos en comedia, pero mientras Toto se implicaba más, Escobar siempre basó su humor en el distanciamiento.

Lo que no puedo evitar es pensar que los italianos copiaron, un poco, la genial "Los Tramposos" de Lazaga

Tasmania dijo...

La cantidad de deberes que me ponen ustedes ¡caramba!

Patricia, anote, anote. Uno más. Totó

Unknown dijo...

Ja, ja, ja, Doña Tasmania. ¡Qué razón tiene! Eso mismo he pensado yo esta mañana al leerlo.

Aprovecho para informarles que anoche vi "Munich", y fue increíble. En todos los sentidos.

BenGunn dijo...

Yo también vi de niño la película del suicida (pero no me pregunte el título). Si no me falla la memoria, Totó resulta ser un entrometido de tomo y lomo que se pone a manejar todos los asuntos de su salvador. Al principio el buen hombre se exaspera, hasta que Totó, un enredante genial, le resuelve todos sus problemas económicos y familiares.

Creo que desde los doce años o así no he vuelto a ver una película suya.

¿Antonio Focas Flavio Angelo Ducas Comneno De Curtis di Bisanzio Gagliardi? Venga, ¿de verdad se llamaba así?

Nrq dijo...

Tal cual, es lo que tiene la aristocracia... O los napolitanos