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lunes, 15 de noviembre de 2010

valores

Se acuerdan de mis listas de la compra, ¿verdad? No dejan de ser una monumental fuente de frustración, ya que el Mercadona, aunque bien provisto de alimentos y artículos de limpieza, anda un poco flojo de artículos que cubran ciertas necesidades vitales. Aquí podría ponerme a hablar en plan apocalíptico de los tiempos que nos ha tocado vivir, la pérdida de valores… pero yo los tengo, ustedes los tienen y, entiendo, que los basamos en la curiosidad y en las ganas de mejora, si no yo no buscaría temas para escribir cada dos días y ustedes no entrarían a leer. Y aquí hago una salvedad para decir muchas gracias por su aprecio y por seguir leyendo (en serio, muchas gracias) que, aunque no haya muchos comentarios en el blog, me llegan por otro lado haciendo apuntes y críticas que hacen esto más satisfactorio si cabe y ayudan a mejorar. De hecho, no se corten y comenten estilo; no voy a cambiar mi opinión sobre las cosas, pero es bueno hacer de esto un producto más inmediato. A fin de cuentas podrían estar leyendo otras cosas… si merecen la pena, avisen también, porque se lee cada cosa…


Pues no creo yo que haya más pérdida de valores que en cualquier otra época. Ayer le mandé un SMS a una amiga mía para ver que tal avanzaba su abuelo, quién anda un tanto malillo. Mi amiga es de esos amigos a los que podía haberse referido Platón en su Metafísica donde las cosas sensibles existen fuera de las Ideas, aunque sean de las que reciben su nombre porque participan de éstas (¡¡tildes al poder!!). Pero si evalúo el tipo de amistad que me proporciona… nunca se me ocurriría cosificar. Creo que captan la idea.
Pues bien, me comentaba que su abuelo nació en 1915 y que ha vivido todo sin ser consciente mucho de nada porque la información no fluía. Pero el señor ha pasado dos guerras mundiales, el crack del 29, Hitler, la Guerra Civil, la Guerra Fría… ¿no creen que son más que motivos suficientes como para creer que estamos con tan pocos valores ahora como históricamente?


Lo malo es que no aprendemos y generamos nuevos problemas porque nuestra esencia es la misma. Creo que éste es uno de los principales motivos por los cuales el socialismo como régimen no funciona; porque el ser humano es codicioso y envidioso. No exclusivamente, claro, pero la igualdad no existe de inicio y si se quiere imponer se requiere de un brazo regulador. Esto obligaría a que ese brazo estuviera en un estamento superior, con lo que habría algunos ciudadanos menos iguales al resto y nunca ha pasado que el resto de los ciudadanos se queden de brazos cruzados cuando alguien tiene más que uno.
Porque ansiamos lo que el otro tiene. Las que en los 60 querían ser Jackie Kennedy ahora tienen 101 programas de Antena 3 y Telecinco para que sus madres las graben en vídeo, y de ahí a las revistas del corazón (o de la carne). Lo mismo pasa con el flujo de dinero en casos como internet o la construcción pero, amigos, es que tampoco todo el dinero puede ser tan sólido como el de Amancio Ortega y apuesto a que sigue por ahí habiendo futuros Madoff. ¿Perdemos valores? No los ganamos. Lo que aquí llamamos una estafa piramidal, en los países sajones de llama "Ponzi Scheme" y debe su nombre a Charles Ponzi que fue detenido en 1910. ¿A que sonríe?






Si tuviéramos valores de verdad, o si alguna vez los hubiéramos tenido sabríamos respetar la igualdad y la propiedad ajena y eso no ha pasado nunca.

6 comentarios:

Jujope dijo...

Creo que son dos cosas distintas, mi estimado NRQ. Antes que nada, enhorabuena por el blog y por la parte que humildemente me toca, en cuanto a solidaridad y sinergia con el mismo. Permítame la boutade: conocida es mi postura -inamovible y muy meditada- de no creer en internet para nada de lo que sibilinamente ofrece -incluso el retoque por photoshop o la iluminación de un teatro-; pero sí que creo en este blog.

Me refiero a que son distintos los "valores", como los conocemos o intuimos, de los "exabruptos" o "eruptos" históricos o histriónicos que los humanos solían emitir, antes de la llegada del ordenador, precisamente para consagrar unos valores que se tenían por inalienables y precisos para hacer discurrir con dignidad la azarosa aventura humana. En un sentido o en otro, las tentativas siempre han sido más o menos declaradas "a cara de perro".

Pero lo de hoy en día es infinitamente peor, por lo taimado y destructivo desde dentro, no exteriormente, como ocurriera en las guerras del pasado siglo.

Niego la mayor del post. Hoy ya no hay valores, afirmo tajantemente. Y se trata de un problema generacional. Si el caricato de Zapatero invoca al Papa para rebajar a Rajoy, ante una audiencia-electorado que le ríe la gracia, no es que desprecie la poca inteligencia del mismo, sino que regurgita babosamente sobre la gigantesca indigencia moral de los que lo secundan. Pero está el conflicto saharaui, la delicuescencia del arte (cine, fotografía, etc.), la terrible mediocridad que nos ha traído internet, con sus telarañas sociales, la inanidad de la gente de cuarenta para abajo, que ya no habla de nada... ¡absolutamente de nada!

¡No me diga, por favor, D. NRQ, que siempre ha ocurrido lo mismo, que se me mueven los mofletes... je, je! No, lo de hoy es sencillamente penoso, catastrófico. Y sin disparar un solo tiro. Todo el mundo está muerto, entregado a los pérfidos propósitos de unos amorales sin conciencia, que ya han logrado implantar su "pensamiento único", únicamente basado en no pensar.

Nrq dijo...

Mr Juante;

me remito a aseverar que el volumen de valores actuales viene a ser el mismo que tradicionalmente. Si usted me dice que ahora no hay, me atrevería a decir que antes no había.

Jujope dijo...

Me limitaré a traer a la palestra tan sólo tres de esos "valores" de los de toda la vida, por no resultar pesado: la familia (la "sagrada" familia, no la zapateica, no la mujer con delfín, hombre con hombra o porqueyolovalgo con tropecientos guays sucesivos o simultáneos y viceversa), el esfuerzo y el mérito (por ejemplo, antigüedad en el cargo o mayor titulación, pero titulación de las de antes, no la panolada actual, ni la FP de mierda, de Bolonia).

¿De verdad cree usted, mi amigo, que ahora hay igual que antes, que ¡viva la Virgen! en cualquier época?, ¿que, en realidad, cualquier tiempo pasado fue... "igual"? Porque yo creo que fue mejor.

Es que... a ver si no hablamos de lo mismo. Un valor es un valor y el relativismo moral tan sutil de hoy en día puede que sea un valor para los sociatas abyectos. Aspirar a comer en El Bulli mientras se acuerda uno de los niños de Etiopía, puede que hoy sea el único "valor", tan de derechas como de izquierdas. Y quizás, ni para Hitler, ni para Stalin, valiera lo mismo ocho que ochenta, aunque alimentaran el embrión, casi sin saberlo, de lo que hay hoy. Aquellos "porvos" trajeron estas arenas movedizas, que tampoco se trata de salvar a nuestros antepasados "per se". Me limito a criticar lo de hoy.

Nrq dijo...

Ya, pero esto es como la edición de libros;

- ¿Cuánta gente hay escribiendo libros y buscando que se los publiquen? incontables
- ¿cuántos libros nuevos de cuántos escritores hay cada semana en las librerías? Miles... al menos una barbaridad.

- ¿Cuántos de esos escritores llegarán a ser recordados y leídos en un siglo? ¿y en dos?

O visto de otra manera; ¿cuántos escribían al tiempo que Unamuno y Baroja?

Como decía en la entrada, tenemos valores; yo los tengo, mi entorno los tiene y dentro de él, según quién acentúa más unos que otros y yo acentúo los míos.

Los hay, pero lo que en su momento llevó a la PGM, a la SGM o al Holocausto fue la ausencia de valores y el dejarse arrastrar por la confianza de la mayoría. Esa misma dinámica es la que nos lleva a barbaridades también hoy en día.

Lo ha puesto en clave ZP: Zapatero dice eso para poder ser oído en un telediario de forma breve y barata sobre la separación entre iglesia y estado y potenciar su imagen de héroe habiendo ido a Afghanistán y dejando de lado a un Jefe de Estado. Su público percibe que da de lado al Papa y él acentúa porque no tiene en cuenta el voto católico. Su mensaje tiene audiencia. Por eso lo dice, por que tiene acólitos que le aplauden y todo eso se puede mostrar en 20'' en un telediario.

Por supuesto que si el Papa viene a legislar a España yo sería el primero en oponerme; bastante timo de sistema democrático tenemos como para que encima lo empeoren con leyes que no emanan de una necesidad civil y soberana.

Jujope dijo...

El debate de qué y cuánto se hace hoy, tampoco da para mucho. Yo lo observo en derredor mío, entre gente que escribe, hace fotos, urbanismo o quiere dedicarse al cine.

Cierto es que hoy se pueden hacer sinfonías con el "Finale 2.011" o películas con el "Dramatica Pro". Y si hablamos de cuentos, redacciones para el Coca-cola o epigramas informáticos, de todo tipo y jaez, la cosa es exponencial.

Pero, hombre. Brahms no ha sido ni será superado. Tampoco "El Conde de Montecristo", ni los Rolling Stones. Por no hablar de Henri Cartier-Bresson, al que personalmente conocí en Almería y que sacaba una navaja como alguien osara querer fotografiarle. (¿Se imagina hoy alguien que preserve tanto, tanto su intimidad, pero que sea tan inconmensurable artista?)

No. Hoy sólo hay "mediocridad" y "contravalores". La anécdota del Papa por boca de Zp es más mediocridad en un individuo soezmente mediocre. Y claro que se la compran muchos, por supuesto: una inmensa mayoría.

Louella Parsons dijo...

Yo estoy de acuerdo con don NRQ, la pérdida de valores se da en todas las épocas históricas.
Stefan Zweig describe a la perfección en El mundo de ayer la Europa del siglo XX entre las dos guerras mundiales y el desmoronamiento que sufrió entre ambas.
A medida que Europa iba progresando económica, social y científicamente, los nacionalismos también prosperaban.
Cuenta, por ejemplo, cómo antes 1ª guerra mundial, escritores, filósofos, poetas y periodistas alemanes se encargaron de animar a los ciudadanos a ir a la guerra y de exacerbar el nacionalismo llegando incluso a jurar solemnemente que no volverían a tener relación cultural con ningún inglés o francés.
Tras la llegada de Hitler, se preguntaba cómo era posible que en un país donde el derecho estaba fuertemente arraigado y la libertad asegurada, se podía imponer algo por la fuerza.
Cuenta en su libro:
”Resulta difícil desprenderse en pocas semanas de treinta o cuarenta años de fe profunda en el mundo. Anclados en nuestras ideas del derecho, creíamos en la existencia de una conciencia alemana, europea, mundial y estábamos convencidos de que la inhumanidad tenía una medida que acabaría de una vez para siempre ante la presencia de la humanidad.”

Creo que los valores siempre están ahí pero la ambición de poder, el nacionalismo, el individualismo feroz, la indiferencia, el consumismo…..dependiendo en qué época se viva (aunque algunos de estos aspectos son comunes a cualquiera) son los que terminan por aparcarlos hasta que la propia sociedad los rescata como mecanismo de defensa para sobrevivir.

Sí, sonríe.