Y Quinto Tulio Cicerón le dijo a su hermano Marco:
"Como todo mi discurso gira en torno a la devoción de los amigos, creo que no debo dejar de advertirte sobre las precauciones que es necesario tomar ante un asunto de este tipo: el mundo está lleno de engaños, de traiciones y de perfidia.
No es éste el momento oportuno para plantear la eterna discusión sobre cómo se puede distinguir a un amigo bondadoso de uno que finge serlo: ahora me limito a ponerte en guardia.
Tus grandes cualidades han llevado a algunos hombres a simular que son tus amigos, al tiempo que a tenerte envidia. Recuerda, por lo tanto, aquella sentencia de Epicarmo de que los nervios y las articulaciones de la sabiduría consisten en no confiarse a la ligera, y así, una vez te hayas asegurado la devoción de tus amigos, estudia entonces los motivos y las peculiaridades de tus detractores y enemigos"
Yo diría que en veinte siglos la humanidad no ha cambiado mucho ¿no creen? El otro día un grupo comentábamos -alrededor de una mesa y de unas excelentes croquetas de marisco- nuestra desesperanza respecto al ser humano, nuestro pesimismo sobre su futuro. Si en dos mil años hemos cambiado tan poco -o nada- si seguimos fingiendo, engañando, chivándonos como cuando éramos críos... ciertamente valores supremos como la amistad o el amor siguen y seguirán siendo quimeras.
Sólo nos damos cuenta de la traición y de la amistad cuando ambas se cruzan... Allí podemos distinguirlas y compararlas, sentirlas y despreciarlas. El corazón no siente si los ojos no ven; pues, mis ojos ya vieron.
martes, 24 de agosto de 2010
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5 comentarios:
No puedo estar más de acuerdo con esta excelente entrada, amiga TASMANIA. Y me llena de gozo que hayas expresado tan certeramente lo que precisamente me ronda más en este hipercaluroso mes de agosto.
Es verdad. No hemos avanzado nada. El chivateo infantil está hasta dentro de la familia. En cuanto a la amistad, para qué hablar: no entiendo ese culto a esa cosa tan quimérica, a cambio de unas cervecitas y de unos contrapesos de noticias "menos buenas" de las que se alegran esos "amigos", aunque simulen lo contrario, pero corran raudos a contárselo al enemigo tuyo más cercano.
Y, si hablamos de amor, no cabe duda. Lo que no perdono es la traición y la deslealtad. Y me pregunto: en estos tiempos de quita y pon, de divorcios y casorios de conveniencia, zurcidos y rezurcidos de vírgenes y capullos, en los que se esmera fundamentalmente la voluble progresía, ¿qué nos queda de dignidad, a quién podemos recurrir ya sin peligro de que nos clave un puñal en la espalda a las primeras de cambio?
El panorama es desalentador. Me hubiera gustado compartir mesa y mantel en esa reunión, TASMANIA. Lo hubiera necesitado (excuso decir que, por supuesto, para deleitarme con esas croquetas impresionantes). Pero seguiré con mi soliloquio andaluz, esperando tiempos mejores, tiempos absolutamente leales... como el del Amor imaginado.
Querida Tasmania.
Me ha encantado el post.
Leí un día las reflexiones de un hombre que había sido torturado (no recuerdo el nombre y no tengo el libro a mano) y venía a decir que en los momentos de más tormento su sufrimiento mayor consistía en darse cuenta de que los torturadores eran seres humanos. Contaba que en aquellos días perdió la confianza en la humanidad y que nunca la volvió a recuperar. Terminó suicidándose años más tarde.
Hace mucho tiempo rescaté del blog de Arcadi un conmovedor post que escribió el MariscalZhukov sobre Victor Frankl. No he encontrado todavía mejor descripción de la calidad humana:
Decía Viktor Frankl (..) que la gran escalinata de la calidad humana estaba en subir por el respeto a los temores ajenos, del respeto a la inquietud del prójimo, de la lucha por proteger y tranquilizar al otro y por tanto en crear esa sintonía gloriosa e inigualable entre fuerte y debil, entre el ánimo que aletea y convence al abatimiento ante la existencia. (..)
Deliciosa descripción Ms. Parsons, digna de tan alto rango como el del Mariscal.
La desesperanza es consustancial al ser humano, creo, pero la combatimos mirando al frente, con los ojos abiertos y el sol en la cabeza.
Perdón por la cita cinéfila, ya bastante manoseada y que no recuerdo si estaba previamente en el best seller original de Mario Puzo... "Ten cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos."
Parafraseando -a mi ralo nivel- a Epicuro y sus juegos verbales con la muerte... "Nada es la muerte para nosotros, puesto que cuando nosotros estamos la muerte no está y cuando ella llega, no estamos ya nosotros." Podemos jugar, pues. Cambiar muerte por traición, vida por amistad. ¿Se rompe cuando el hacha descarga su golpe traicionero o desde el momento en que se planifica, si bien nuestros ojos y pensamientos no alcanzan a ver la sucia jugada?
Aún así, soy partidario de hilar fino... fidelidad y lealtad, por ejemplo; y fidelidad a uno mismo, aunque sea la fidelidad del escorpión a su carácter; creo que entre adultos se hacen pactos que no tienen por qué ser comprendidos por la mayoría, ni hechos explícitos si no se quiere. Si bien esa mayoría lo leería como traición. Mas son acuerdos que pertenecen a la esfera de lo privado, de persona a persona. Nada más ultraliberal que dejar fuera al Estado, a la Iglesia, a los Boy Scouts, del trato que dos sellan.
"El corazón no siente si los ojos no ven; pues, mis ojos ya vieron."
¡Ah, querida co-forera! Está vd. tan en racha estos días, que no puedo sino maldecir al que la incomode, ataque o pretenda golpear a traición... Confío de nuevo en que solo sean elucubraciones de su mente para deleitarnos en este foro.
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