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domingo, 22 de agosto de 2010

Primeras veces

La primera vez... la primera vez. Siempre hay una primera vez para todo, sin embargo, esas tres palabras evocan una primera vez en particular.

Ayer me enviaron el texto publicado por Marías
en El Mundo bajo ese título. Hermoso géminis este Marías. Retazos adolescentes, enamoramientos sudorosos, platónicos, sexo y palabras... pero lo mejor, lo que verdaderamente me sacudió, fue su confesión. Sexo y mortalidad. Empiezas a morir lentamente desde esa primera vez. Confío en que uno no muera más deprisa cuanto más sexo practique, francamente...

Y ahora, con su permiso, les cuento.

Se había escandalizado al enterarse de que había llevado a otro hombre a mi propia casa. De que me había quedado a desayunar con mi amante. A un caracol le escandaliza que una gota de lluvia caiga sobre su concha. A un general le escandaliza que su guarnición haya sido exterminada durante su ausencia. Al propio Dios, seguro, le escandaliza ver lo repugnante, estúpida e insensible que es la bestia humana. Pero dudo de que los ángeles se escandalicen nunca... ni siquiera ante la presencia de un loco.

Intentaba hacerle comprender la dialéctica del dinamismo moral. Me retorcía tratando de hacerle entender el matrimonio de lo animal y lo divino. El entendía tan poco como un profano cuando se le explica la cuarta dimensión, no había forma. Me hablaba de delicadeza y respeto (¡delicadeza y respeto!) como si fueran trozos de un bizcocho. El sexo era un animal encerrado en el zoo al que uno visitaba de vez en cuando para estudiar la evolución.

También esta fue una primera vez.

3 comentarios:

Artanis dijo...

La felicito, Dña. Tasmania. Puede que ya haya visto cómo me he permitido recomendar su post de hoy en la nave nodriza. Hay una cierta polémica acerca de primeras veces, el pasado (de la mujer) y -en el fondo- la sempiterna incapacidad de parte del alumnado humano por admitir la Sexualidad como medio de conocimiento, comunicación, mezcla de recreo y deber... Sería descortés por mi parte hacer una lectura aquí de cuánta realidad hay en la segunda mitad de su post. Pero me place sobremanera que imposte el valor de la franqueza y la asunción de la propia iniciativa, del poder de lo afectivo y de lo sensual.

Un post -en el mejor sentido- para adultos.

Noumenadas dijo...

Yo me pregunto, ¿qué será el sexo para quien lo ve como un fin en sí mismo, que justifique sus propios "medios"?, ¿qué tipo de dádiva innegociable y zafia podrá ser cuando se utiliza como moneda de cambio? Aunque se diga que los bonobos se relajan, que si tal, que si cual...

¡Uf, el dichoso Concerto para Celo de Lutoslawski, no me deja expresar puntualmente lo que siento! Da igual.

Al margen del asunto, me congratulo, querida Tasmania, de esa admiración no confesada que parece sentir por la astrología. Personalmente pienso que un "hermoso géminis" es un oxímoron como una casa de grande, pero bueno, respeto los gustos, sobre todo tratándose de quien se trata. Conozco "una" géminis cuyas "primeras veces", aunque potentes y tremendamente creativas eran siempre una invitación irrevocable a arrojarte al vacío. Nada épico ni ético, por otro lado.

Noumenadas dijo...

Sobre el primer párrafo de lo anterior. Aunque sea un sospechoso juego de palabras, donde digo "medios" quiero decir también "miedos".