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miércoles, 11 de agosto de 2010

San Crispín

Si tienen tiempo, tienen la oportunidad. Y si están de vacaciones con más motivo aún; lean Enrique V de Shakespeare. Desde mi punto de vista Enrique V es una obra de incorrección política terriblemente elegante. Un monarca inglés que quiere ser rey de Francia, clásica pretensión bilateral porque los franceses también quisieron y lograron ser monarcas ingleses, un país que se prepara para la guerra e incluso un mitrado demasiado apegado a sus posesiones terrenales.


Políticamente incorrecta porque se muestra, nada más comenzar la obra, que el rey está llamado a ser la representación de Marte en la tierra. Un rey nacido para luchar y para aniquilar todo aquello que se ponga en su camino con tal de conseguir el trono. Curiosamente el objetivo es el mismo que con su sucesor Ricardo III, pero Ricardo lo hace con propios y esto es feo. En cambio, el halo de gloria que da el Bardo a combatir por Inglaterra es enorme y la tarea una de las más elevadas que se puedan acometer. No había miedo a decir que la amenaza de un enemigo ha de ser eliminada. Leyendo esta frase algunos pueden pensar que no hay enemigo salvo aquel que Enrique se crea al querer invadir Francia pero, como digo anteriormente, eran ellos a por los franceses o los franceses a por ellos.
Enrique cruza el canal y en Harfleur arenga a sus soldados bajo el "de nuevo en la brecha mis queridos amigos", describiendo la motivación por la lucha, por el enfrentamiento, por luchar como fieras. Apela a que no mostrarse valiente en el campo de batalla es deshonrar a una madre y, en el colmo de la impertinencia pero qué bien empleada, les dice que la lucha es lo que les demostrará ser hijos legítimos de sus padres. "Sed modelo de la gente de sangre burda y enseñadles cómo se lucha".
Tras Harfleur, dónde las bajas han sido numerosas y el cansancio ha calado de forma extrema entre los hombres de Enrique, se retiran a Calais a pasar el invierno. El rey francés, a sabiendas de su recorrido, les quiere interceptar en Agincourt y manda un ejército cinco veces más numeroso. Es entonces, el día de San Crispín, cuando Enrique se dirige a sus hombres y les dice que, efectivamente, son pocos, pero son felices. Que todos ellos son sus hermanos, por honrados o villanos que hayan podido ser anteriormente. Que todos aquellos supuestos caballeros que en ese momento se encuentran en la cama, se sentirán miserables por no haber estado este día en Agincourt y, por mucha que sea su valentía, no podrán mirar de frente nunca cuando escuchen la voz de alguien que combatió el día de San Crispín.


Un discurso de inspiración de una época en la que las pretensiones territoriales mantenían países en guerra casi continuamente. En la que las batallas eran desde pequeñas escaramuzas en poblados, castigo y muerte a los aldeanos, sitios interminables o decenas de miles de hombres citados en medio de una llanura a luchar sin más estrategia que la táctica y sin más táctica que la locura o la valentía de avanzar blandiendo una espada a buscar un golpe frontal con un muro de odio, sudor y acero.
Y es el honor que se veía en estos actos lo que inspira y honra Shakespeare. La lucha por el respeto y el respeto por la tierra. Leer Enrique V potencialmente supone hoy un doble acto. Primero el intelectual; el de descubrir otra época, otros intereses, otras motivaciones y, todo ello, en un lenguaje en apariencia duro, pero muy representativo, evocador y terriblemente fluido. Los discursos antes de las batallas y las consecuencias de éstas, nos proporcionan una visión reveladora de cómo debió ser el acontecimiento. El segundo acto es el de comparar, no la época, sino la actitud ante la realidad que Enrique y sus coetáneos vivían. Por eso es políticamente incorrecta. Porque vivimos en un momento en el que la defensa del territorio o las acciones preventivas son consideradas como actos vandálicos y en los que quién amenaza, por puro miedo, se ha convertido en un "luchador por la libertad", Un momento en el que ese miedo, justificable, no lo dudo, a que esos luchadores por la libertad cometan un atentado, un asalto o una acción inesperada, hacen que se esté dispuesto a ceder o a no intervenir. No quiero decir con esto que debamos invadir Francia, ya saben que no, pero sí que si hay una amenaza hay que mantener un posicionamiento que comienza con el propio respeto porque, lo crean o no, a este nivel las cosas no han cambiado mucho desde el 25 de octubre de 1415.

9 comentarios:

Artanis dijo...

Pocas cosas comparables a defender la teoría de las acciones preventivas, para lograr que te llamen "fascista" en un pispás. Si, encima, dices que en la Casa Blanca siempre debiera haber un Kissinger de guardia, te lanzarán las cenizas de Allende y Víctor Jara a la cara (perdón por lo eufónico). Y agitan las portadas de las imágenes de bombardeos iraquíes. Portadas que nunca existieron como denuncia de las matanzas dentro del territorio, bajo la dictadura. Las imágenes de los casi cotidianos atentados, parecen culpar al ejército con un "si no hubiérais venido". Pero es imposible olvidar el dolor individual, claro.

¿Dónde están los que hace un par de décadas, lamentaban que los Aliados, tras tomar París, Roma y Berlín, no hubieran enfilado hacia Barcelona, Bilbao y Madrid?

Por mi parte, sigue pareciéndome bien el viejo plan de declarar la guerra a Portugal, rendirnos a los quince minutos (incruentos) y que nos ocupen. Ellas, previa depilación.

D. NRQ, no se ha tomado a mal la chancita de la Argos a las 11:48 hrs., ¿verdad? ¿o debo aguardar a sus padrinos?

Nrq dijo...

No, Mr Artanis ¿cómo me va a molestar? De hecho le estoy preparando diligente respuesta en la Argos

Previa depilación y afeitado

Nrq dijo...

Con respecto a su post, Mr Artanis, francamente no me importa que me llamen fascista por abogar por las acciones preventivas. La guerra fría fue una gran acción preventiva y ahí estaban metidos todos los bandos / todas las ideologías. Tampoco por el término fascista. Púberes y no tan púberes sin base de conocimiento llaman fascista hasta al pobre charcutero que no tiene chopped, que sólo sirve pavo ahumado y de ahí hacia arriba. De hecho creo que no tienen una noción clara de lo que es un fascista, el fascismo y ya no hablemos del fascio. Es más, seguro que si entran en una colegiata y ven un fascistol... en fin, que da para mucho.

El caso es que ninguno de ellos es capaz de discernir que el mayor luchador contra el fascismo que ha conocido la historia de los absolutismos fue Sir Winston Churchill, jarretero dónde los haya, que se enfrentó solito durante dos años a Hitler y a Mussolini. Ya ven, un político conservador dando ejemplos de antitotalitarismo. Si es que se están dejando ganar terreno.

El caso es que no me importa que me llamen fascista si son estos de los que hablo quiénes me lo llaman.

Artanis dijo...

Estimado D. NRQ...

¡Olé!

Louella Parsons dijo...

Cuestión delicada la que plantea NRQ.

¿Dónde situarnos ante la amenaza? ¿en las acciones preventivas o sentarnos a esperar la invasión, atentado o provocación para defendernos?

Si se paran a pensar, es más fácil conocer los riesgos que conlleva una acción preventiva (descrédito, destrucción, guerra, sobrevaloración de la amenaza…..) que los de la inacción (ya que los hechos asociados a la amenaza son más difíciles de analizar), por lo que la tendencia natural sería esperar y no intervenir.

Pero a veces los Estados actúan de forma preventiva y se justifican basándose en la inminencia del ataque pero ¿quién decide que la amenaza es real y el ataque inminente?

Aunque esto también sea políticamente incorrecto, creo que uno de los problemas con los que tienen que lidiar los Estados que se sientan amenazados es enfrentarse a la ONU, el Consejo de Seguridad, la comunidad internacional y demás organismos “autorizados” a decidir si un país está amenazado y puede ser atacado de forma inminente pero los Estados saben de antemano que estas acciones preventivas no están incluidas en el decálogo de buenas maneras de estos organismos por lo que a veces no les queda otro remedio que aplicar su derecho a la “legítima defensa” de forma unilateral.

Porque, además, los Estados saben que los costes políticos por reaccionar tímidamente ante una amenaza son siempre más altos que los costes de una reacción exagerada.

Artanis dijo...

Irán, Irán... Israel fosfatinizado. Obama ensaya como ponerse de perfil, que cuatro años pasan rápido. Las columnas de Albiac no son armas de destrucción masiva.

Louella Parsons dijo...

Una amiga mía de Tel-Aviv me escribió un mail hace unos años, cuando Hezbollah atacó Israel. Extraigo un párrafo del mail que creo que viene al caso.

We (Israeli leaders and citizens) realized that going forward and keeping peace between our neighbours is a possible reality.
We are all witnesses to the outcomes, on the one hand Hamas winning the elections and Hezbollah attacking from the other border. I, myself believe that we should not loose faith and remember that we have the right to protect ourselves during this period and not forgetting our main goal which is peace. That doesn't mean that our need for peace means that we have to give up the right to defend ourselves. We are entitled to defend ourselves just as every nation is entitled to that right. The Israeli opinion is one that opts for peace yet does not mean that she accept terror attacks. Just because Israel is stronger and is a democracy does not mean that these qualities will prevent Israel from defending herself by retaliating against those who are intent on bringing about her annihilation.


--

Don ARTANIS, el comentario sobre Obama, muy acertado.

Artanis dijo...

"...will prevent Israel from defending herself by retaliating against those who are intent on bringing about her annihilation."

Her...

It's a "she" for them...

I didn´t know that.

Thank you.

O sea, que Israel es una entidad femenina, maternal, supongo.

Louella Parsons dijo...

A mi también me llamó la atención ese femenino, don ARTANIS.
De hecho, en un momento hasta mi amiga lo resalta así:

"....a state that once felt insecure due to the fact that "she" is surrounded by enemy states...."