Hoy inicio viaje de regreso a casa y claro, no he podido evitar repasar todo lo que me queda por hacer, cómo se presenta el curso y esas cosas... el mundo que te espera, del que has huido exitosamente durante un par de semanas... ahí está, esperándote, implacable.
Y barrene tras barrene llegué a la loca y atemporal idea del Tiempo. El tuyo y el que no te pertenece. El que otros ocupan...
Justo en el momento en el que parecía posible saludar el triunfo de la Ilustración, nos hemos topado con esta sociedad moderna, la única sociedad de la historia humana que se ha querido a sí misma constituida por medios políticos, a partir de un espacio político, de un espacio para la ciudadanía. Sin embargo, hay motivos de sobra para afirmar que nunca jamás la vida política de la ciudadanía ha estado más imposibilitada.
Esperábamos una victoria definitiva de Zeus, una larga etapa de tranquilidad y sosiego para edificar instituciones capaces de resistir al Tiempo e imponerle su autoridad y nos hemos encontrado que el espacio para la ciudadanía que habíamos despejado había sido suplantado por un Cronos renacido, más potente y enloquecido que nunca. Un Cronos absurdo e implacable que necesita de los hombres, de todos los hombres para producir más y más, para seguir produciendo más y más, aunque eso suponga acabar con el planeta, con los hombres y consigo mismo.
martes, 10 de agosto de 2010
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3 comentarios:
Robinson Crusoe podía sentirse dueño de su propio tiempo si conseguía...
a) evadirse de los caníbales.
b) aceptar su status de náufrago (su karma, diría alguno)
c) evitar luchar contra su propio recuerdo, aquel que fue y desistía de intentar regresar. Pero era Robinson, no Ben Gunn.
Solo desde la aceptación del aislamiento, vivimos el espejismo de que el Tiempo es solo nuestro. Es un precio a pagar. ¿Es afortunado quién acepte el coste?
Lo mejor para combatir esta sensación... como cantaba mi avatar, sentirse "Young At Heart", con un añadido de Rolling Stones, "Time Is On My Side"...
La noto hoy, como su avatar, peluda y furiosa... espero que me excuse el chistecito de la Argos (ponga su punto de mira a la 1:37 hrs.)
Creo que pocas cosas me hacen sentir un ahogo mayor que verme invadido o no poder disponer de un tiempo que me había reservado a mí.
Debería educarme en el segundo aspecto.
Feliz rentrée, querida Tasmania, hacia una vuelta de tuerca más.
Sólo la estulticia del ZoPilote que nos pilota cual ave fénix de los despropósitos impuestos con tanto desprecio y desorden, supera con creces las expectativas funestas que un día fijaron para sí esas dos venéreas gallinas de los huevos de oro: Internet y el móvil. Se hace raro ya hasta visitar aquellos parajes inhóspitos y vírgenes de antes de las autovías y los aves (incluido el cernícalo de León.)
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