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miércoles, 22 de diciembre de 2010

in Memoriam

Hace pocos días escribí en la Zodiac una entrada sobre Richard Holbrooke a raíz de su fallecimiento. Si el mundo mantuviera los valores de aquellos viquingos que cogían el mar y no volvían hasta haber luchado y conquistado, un hombre como Holbrooke no debería haber muerto en una mesa de quirófano, sino en su puesto. Pero, y doy las gracias por ello, vivimos en un tiempo en el que el avance de la humanidad nos permite aprehender la vida gracias a la ciencia en todo lo que ésta puede y, de haber salido bien la operación, el diplomático posiblemente no hubiera vuelto a su puesto, pero hubiera aconsejado bien al siguiente.


El caso es que ayer, leyendo en el NYTimes la votación favorable en el Senado al New Start (nuevo tratado de control de armamento nuclear entre Rusia y Estados Unidos) vi que el almirante Mike Mullen, Presidente del Estado Mayor Conjunto, comentaba el tratado. Me puse a curiosear sobre el militar y encontré en la web de la Institución un artículo suyo en memoria de su amigo Richard Holbrooke.


Les dejo el enlace porque creo que es un texto, no sólo sincero, sino que arroja una visión de la labor del diplomático fallecido que, como sugiere el texto, no hace falta que le cayera bien a uno para poder apreciar qué hizo y qué aportó.


Mullen sobre Holbrooke

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