El apartado que Vargas Llosa dedicó a los nacionalismos en su discurso de Estocolmo fue demoledor. Algunos lo hemos aplaudido con entusiasmo, otros lo han criticado llegando incluso a hablar de ”opresión neoliberal".
Pero si el discurso iba dirigido a los nacionalistas, sabemos que cualquier discurso razonado o cualquier argumento bien fundado que demuestre que la ideología nacionalista es excluyente, nociva y etnicista no servirá para convencer de ello a los nacionalistas. No importa que apeles a razones históricas, jurídicas o legales para basar tu discurso porque todo intento de razonar es tiempo perdido.
Tú tienes argumentos, ellos, sentimientos. Tú razonas, ellos insultan.
Tú te mueves, buscas, te abres, escuchas…, ellos permanecen en el mismo sitio. El debate con los nacionalistas es un juego de frontón.
Hace años tenía amigos nacionalistas. Ya no los tengo. Entonces, yo creía que el nacionalismo era una ideología más bien aldeana sin más pretensión que la reivindicación nostálgica de una utópica independencia. Consideraba además, que el terrorismo y el PNV, que era el partido que nos gobernaba, no tenían conexión alguna y ni siquiera me planteaba si los fines de ambos eran los mismos. ¡Qué ingenuidad!
Sólo unos ratos de reflexión sobre lo ocurrido en los últimos años, (si quieren, desde el asesinato de Miguel Angel Blanco), bastan para darse cuenta de la indecente complicidad del PNV con ETA desde el principio y, por ende, de sus votantes. Y el que no lo vea es porque no quiere. Y lo malo que es hay mucha gente que no quiere verlo.
Los votantes nacionalistas quizás lo vean pero no lo van a reconocer. Su causa, bien merece mirar para otro lado. Y los “nuevos” nacionalistas, esos a los que esta ideología les ha regalado una falsa aristocracia para que se crean especiales y mejores y entren en el redil ya están imposibilitados para verlo.
¿Qué tenemos ahora? Casi mil asesinatos, miles de extorsionados y exiliados y la sensación de un Estado impotente que no ha sabido defendernos. Y no ha sabido hacerlo, entre otras cosas, porque ha tratado a los partidos nacionalistas como partidos “moderados” y “democráticos” y los ciudadanos se lo han creído.
4 comentarios:
"Tú tienes argumentos; ellos, sentimientos."
Enhorabuena por su entrada, Ms. Parsons.
Cuando mi madre terminó Magisterio, fue a ejercer (como primer destino) a un pueblo de la comarca del Goyerri. Dieciocho años recién cumplidos y todas las ganas del mundo de hacerlo bien. Unos cuarenta alumnos por clase, que estudiaban allí y luego iban a examinarse a San Sebastián, así eran las cosas entonces.
De vez en cuando subían de excursión al monte. Ud. que es aficionada y además del Norte ya sabe cómo es eso. Se va a echar el día, asar chuletas, triscar por las peñas hasta que anochece,... Se sorprendía entonces mi madre de que subieran con tantas cosas: comida para todos los que iban y muchos más, mochilas, mantas, botas,... Ya se puede Ud. imaginar que aquello nunca bajaba del monte. Pero nadie se hacía preguntas. Y menos que nadie mi madre, la maestra, que no sólo era la última en llegar sino además foránea.
Muchos años después, siendo nosotras pequeñas, aparecieron un verano en casa de mi abuela los cuadernos de la maestra. Los ejercicios que les ponía, los exámenes, los mapas de geografía,... Y las listas de alumnos. Entre ellos, algunos nombres 'ilustres', como Mª Dolores González Catarain ('Yoyes').
Fueron niños.
Es increíble.
Tremenda historia, querida Patricia.
Qué impresión.
Aquellos fueron niños. Seguro que inocentes. Sus padres no eran terroristas.
¿Qué será de los hijos de los terroristas de hoy?
Me lo pregunto muchas veces.
Cómo se puede educar a los hijos con ese odio y fanatismo?
Ayer pronunciaron en Estocolmo las palabras de Liu Xiaobo: "No tengo enemigos"
Él no odia, no es fanático.
Los terroristas, sí.
Pobres de sus hijos.
Hombre, habalndo de nacionalistas y de complicidad con ETA, que mejor ejemplo que Mayor Oreja.
Cuando Vargas Llosa ataca a los nacionalismos no solo lo hace a los periféricos. Lleva años posicionándose en contra de todos los nacionalismos. El nacionalismo español es uno de ellos. Eso si, de eso no se habla.
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