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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Los Nobel

Aunque los Premios Nobel se entregan el viernes, Vargas Llosa ya está en Estocolmo y ayer, en su extraordinario discurso de aceptación del Premio, aprovechó para denunciar los totalitarismos y los nacionalismos como atentados contra la libertad y la democracia.

Era oportuna esta denuncia cuando uno de los premiados es, precisamente, un luchador por la libertad, Lin Xiaobo, un intelectual chino, que se encuentra en prisión cumpliendo una condena de 11 años por su incansable lucha por la apertura y la democracia en China.

Los Premios no suelen estar exentos de polémicas. Como sabrán, este año China pide a los demás países que no acudan a Estocolmo por ser los premios una ”agitación antiChina”. Ya han anunciado que no irán Venezuela, Irán, Afganistán, Cuba, Rusia, Ucrania, Arabia Saudí,….y así, hasta dieciocho. Como verán, lo mejorcito del panorama.

(A pesar de todo, algunos siguen empeñados en trabajar en la Alianza de Civilizaciones. Otros, como Savater, aseguran, y con toda la razón, que sólo existe Una Civilización, la nuestra, y el que quiera unirse, ya conoce las reglas del juego.)

Además de controversias de este tipo, en los Nobel también hay decepciones y desacuerdos*. Cuántos científicos habrán merecido el premio, cuántos pensadores y, sin embargo, nunca fueron reconocidos con este galardón. Escritores como Toltoi, Proust, Borges o Navokov se fueron sin premio e incluso algunos lo rechazaron, mejor dicho, se vieron obligados a rechazarlo, como Pasternak, presionado por el régimen soviético.

Pero lo que resulta difícil de comprender es cómo se puede dar el mismo premio a Lin Xiaobo, un profesor encarcelado por su lucha por la libertad, y a Obama en 2009 por “sus intenciones” de pacificación.

De Al Gore, Carter, Kofi Annan,….Arafat....todos Nobel de la Paz, ni hablo.

(*El otro día me decía un amigo que no estaba de acuerdo con el Nobel a Vargas Llosa. Que prefería que se lo hubiesen dado a Philip Roth. Sé que lo decía porque no le cae bien el peruano, no le gustan sus ideas liberales. No entré a discutir porque al menos reconoció con un SI rotundo que era un excelente escritor.)

3 comentarios:

Jujope dijo...

Magnífico el discurso de Vargas Llosa ayer en Estocolmo. También soy de la opinión de que sólo hay una Civilización y -por desgracia- tantos Zapa-tiestos como mentes abducidas por su repugnante y rastrero "pensamiento único", tan maleable como su moralidad.

Lo que no se entiende es lo de China. La marca "made in China" es, hoy por hoy, la mejor del Planeta, sin duda alguna. La excelencia en la forma de trabajar de los chinos -se diga lo que se diga- es prodigiosa o, al menos, claramente superior a la nuestra. De acuerdo con que son un residuo comunista que se aprovecha de las "fuerzas de trabajo" de la única Civilización posible. Pero parten de una filosofía de vida que no comulga con el hedonismo que por aquí nos va minando la moral, poco a poco. Esa quizás sea la enseñanza que debiéramos extraer de los chinos.

Por lo demás, no estoy de acuerdo con los premios, con ninguno. Están amañados. En el campo de la fotografía el tema ya es abominable. Y en literatura, es más que dudoso. Sólo estoy de acuerdo con el reconocimiento tácito y en la intimidad, de premiar lo que se presuma de excelente.

Louella Parsons dijo...

¿Se extraña con lo de China? Pues yo no, querido Juante, aquello es todavía una dictadura y no un residuo comunista y si no son hedonistas es porque no les han dejado.
Y si no, fíjese en Hong-Kong.

Jujope dijo...

Gran verdad, mi querida Louella. Aquello es una dictadura. Quizás mucho más, por el hecho de producir febrilmente para nosotros, con los elevados patrones de calidad que requieren nuestras empresas privadas (y algunas públicas, como las bombillitas de Sebas.)

Por ahí iba mi -más que extrañeza- "crítica" a la inmoralidad profunda de ser comunistas al servicio de los extrictos parámetros de estándares productivos y aprovechamientos capitalistas. Una prototípica dualidad política/económica de un mercado intervenido también en el doble sentido.

Tomado así, no cabe la menor duda de que China es ahora el modelo más descomunal imaginable de hipocresía socialista.