La relación entre políticos y periodistas siempre ha sido conflictiva. Nadie pone en duda, inicialmente, lo imprescindible que resulta el control que ejerce el cuarto poder para el buen funcionamiento de la democracia, pero llegados a este lugar común procede recordar la famosa frase atribuida al tercer Presidente de USA, Thomas Jefferson, que en 1787 dijo que si tuviera que elegir entre un gobierno sin prensa o una prensa sin gobierno no dudaría en escoger lo segundo.
Sin embargo, fue el propio Jefferson el que, años más tarde, dijo que el hombre que nunca lee un periódico está mejor informado que el que los lee, igual que el que no sabe nada está más cerca de la verdad que aquel cuya mente está llena de errores.
He aquí el dilema. ¿Ejerce la prensa la función de control de la calidad democrática de los gobiernos que, supuestamente, le asigna el sistema?
Veamos. La prensa debe actuar como un watchdog, ser un foro de ideas y proporcionar información veraz.
Sin embargo, la prensa desvela escándalos de nuestros políticos dependiendo de quién es el político y por dónde respira el medio. Unos los agrandan poniendo el ventilador y otros los minimizan otorgándoles poco espacio en el peor sitio posible cuando no, directamente, silenciándolo.
¿Es esto actuar como un watchdog? No lo creo
Como foro de ideas tampoco los medios ejercen con rigor este cometido. Las páginas de opinión, las sábanas editoriales (Artanis dixit) o los escritores invitados no acostumbran a ser, precisamente, opinadores públicos libres, sin intereses ni etiquetas. Aquí leerás a los unos y allí a los otros.
Y no me pidan que les hable de la tele porque me echo a llorar ahora mismo.
Finalmente, los medios son informativos.
Pues depende. Un suponer. La flotilla de la paz ¿recuerdan? Aquellos embarcados que osaron desafiar a Israel y llamaron la atención del mundo tratando de esquivar su bloqueo marítimo a la franja de Gaza. Murieron nueve personas cuando su embarcación fue abordada por soldados de Israel.
¿Supimos en verdad qué ocurrió? Visionamos varios vídeos diferentes. En unos los soldados eran atacados, en otros eran los activistas los machacados... hasta la agencia de noticias Reuters asumió públicamente haber manipulado una fotografía para que pareciera "otra cosa" y dar así, cumplida respuesta a lo que su público demandaba: condenar a Israel fuera como fuera.
Que los medios son el cuarto poder sigue estando meridianamente claro. El problema está en que, visto lo visto, necesitamos un quinto poder. Uno que nos proteja en verdad de la mentira y la manipulación.
martes, 22 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
El quinto poder -mi querida Tasmania- es "LA EDUCACIÓN".
Pero tenemos que matizar. Desgraciadamente, la mayoría de los que conciben las leyes de educación es de izquierda (siempre son los más espabilados para adoctrinar a las masas). La mayoría de los profesores de la enseñanza pública es de izquierda. Además, una asignatura que debiera ser "Medios de Comunicación" carece de carácter troncal, como debiera tener una "Introducción a la economía", que no existe. Las cosas que no interesa instruir, sencillamente no aparecen en los sistemas educativos.
Por tanto. Conclusión. Mientras no cambien los sistemas educativos (y va para largo), la gente estará proclive a tragarse todas las bolas de los medios des-informativos y a disfrutar de las evoluciones, tanto de Belén Esteban, como de Letizia y todo lo que le rodea.
Yo tengo un familiar que ha sido durante muchos años periodista deportivo. Ante la pregunta clásica "de qué equipo eres" contestaba que un periodista no tenía nunca afinidad por un equipo. Un fin de semana de esos de septiembre, en los que todavía se está de vacaciones y se jugaba un partido de pretemporada el Madrid metió un gol y por poco rompe el techo del salto.
Recuerdo sus crónicas y sí que era muy ecuánime, incluso exigente de más con el Madrid.
Durante el Watergate, el trabajo del WP provocó que los republicanos lo llamaran "el Pravda del Potomac", aunque K. Graham dio orden de que nunca se apoyara a ningún candidato. Es más, Woodward era abiertamente republicano.
No pretendo que toda la prensa sea ecuánime, igualitaria o, al menos, prudente. Pretendo de mí mismo poder distinguir criterios y calidad, incluso exposiciones razonables o falaces.
¿Origen la Enseñanza, Juante? no sé qué decir. Cuando no sabía algo mi padre me obligaba a que lo buscara y me creara mi propia opinión. En el colegio también nos obligaban a ello, pero como en casa, en ningún sitio se me hubiera quedado esa enseñanza. Con mi hermano, lógicamente, actuó igual y aunque nos educaron en colegios distintos, desarrollamos el mismo hábito, parecido criterio y similar actitud de prudencia a la hora de creer.
Yo no digo que no haya periodistas ecuánimes, responsables incluso certeros en su observación de la realidad, de lo cotidiano. Hablo de las empresas periodísticas, de los subdirectores que te cambian el titular, de los directores que ponen tal foto a cuatro columnas sólo por jod** aunque no tenga ninguna relevancia informativa.
Hablo de perros ladradores, de fondos de reptiles, de echarles de comer aparte. Guau.
Publicar un comentario