Cada tiempo tiene su impronta, cada época, sus modas y modales. Incluso, con lo del calentamiento global, ahora dicen que ya no hay primavera, que pasamos directamente del invierno al verano, sin solución de continuidad. Como hace el que parece haberse erigido en guía espiritual de una preocupante mitad de españoles (la otra también lo es, a su manera, no me vayan a juzgar mal), reza o reniega de la justicia social, según convenga y le vaya la feria. Como hace cualquier treintañero que, al mejor estilo Espido Freire, pasa del frío al calor, del no al sí, haciendo uso de su siempre adolescente pensamiento "Alicia", en un pispás, con alevosía, nocturnidad y porque ellos lo valen.
A excepción de los fenómenos de la tertulia radiofónica -exportado a la televisión- y de la "sitcom" o "comedia de situación", con el que pretenden transmitir optimismo ciego, todo lo demás depende hoy en día de las veleidades y antojos de cada momento específico.
Quizás haya habido un antes y un después de la informática y el móvil. Es posible incluso -cosa que intuyo- que no tengamos más hijos, por culpa del portátil, no por falta de dinero, cuestión incontrovertible que ese faro occidental en que se ha revelado el Presidente de la Unión Europa durante el semestre que acaba, nos ha demostrado fehacientemente al dejar de abonar los 2.500 euros por cada nueva criatura candidata a descenciente de sus votantes. No cabe duda de que, si la mujer y el hombre están ahora casi todo el tiempo en la calle, buscándose la vida y alternando con lo que, dentro de muy poco va a ser la conexión multitudinaria al iPad, la nueva situación hará que nuestra capacidad individual de consumir y depredarnos unos a otros y viceversa -en el menor tiempo posible y sin importar el daño moral de las implicaciones y consecuencias de tanto cambio súbito e inmoral- sea el pan comido de cada día.
Un resentido exministro de Cultura como César Antonio Molina comentó en unas recientes declaraciones que, en realidad, no sabemos qué nos deparará Internet de aquí a poco tiempo. Pero que indudablemente estamos en los inicios de una revolución de la que no sabemos cuál será el resultado a medio y largo plazo.
En el mismo sentido se pronunciaron en una de las tertulias radiofónicas de la tarde, al tratar el tema de la "desprotección de datos". Un experto en la materia cibernética comentó lo increíble que resulta que la mayoría de la gente, tan celosa aparentemente de dar datos privados en la vida cotidiana, baje sin embargo la guardia, cuando interactúa en Internet, con una facilidad y comodidad absolutas. Elisa Beni, la mediática mujer del no menos mediático juez Bermúdez, afirmó que "se puede saber si nos ponemos tanga o braguitas en cuanto entra un troyano y eso ocurre siempre que se recibe o envía un mensaje y se participa en una red social."
¡Pues claro, acabáramos! De eso se trata. Ya es realidad aquel mito de la aldea global que tan acertadamente preconizara Marshall McLuhan. Y, ¿qué se pensaba la gente, que eso iba a ser gratis, tan fácil? La única condición sine quo non era la desprotección de la integridad personal y de la propia dignidad de las personas, que dispensa la ingeniería inversa. Pero también, asociado a ello, la captación y abducción -por parte de ayatolás sin escrúpulos y nuevos dictadorzuelos- de muchas personas que muestran con tolerancia máxima todas sus debilidades, fundamentalmente las ideológicas y las sexuales. Conozco algún caso que otro, Y, por lo que veo, ya hay varias generaciones perdidas de internautas -de "incautos" y confiados ciudadanos a la deriva- que se dirigen de cabeza hacia ese nuevo y siniestro "Orden Mundial".
sábado, 5 de junio de 2010
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7 comentarios:
Mr JuanTe;
internet es como todo; acabará siendo lo que empujemos por que sea. Las revistas del corazón eran la puerta de las clases no pudientes a mirar por el cerrojo de las pudientes. Ahora las no pudientes y no pudientes miran por el ventanal abierto que ha dejado Belén Esteban. Como el tema de mirar por una cerradura ya es, de por sí, feo no nos paramos a observar esta evolución (involución), pero es una evolución que nos come el día a día. Ya he comentado en esta Zodiac alguna vez lo interesante que es Humberto Eco en Apocalípticos e Integrados. Explica como, las tertulias de las que habla, generan temas innecesarios por el condicionante que suponen los minutos a llenar. Y esos mismos minutos nombran intelectuales por necesidad; así descubrimos que Ramoncín encandilaba a las audiencias de las 7 de la tarde o que Adriansens se puede ganar muy bien la vida con su culturilla de trivial poco razonada.
Sobre internet? bueno, ¿Es un webmaster o un generador de contenidos cualquiera que tenga una web? Entiendo que no.
Entiendo también que no, D. NRQ y, aunque se trata de algo muy "provocativo" en sí mismo, por su naturaleza poliédrica y proteica a veces, no deja de ser, para mí, un pasatiempos más. Incluso no le veo color ni como sustituto de catálogos. Y aún soy más extremista: una vez que se me ocurrió comprar un portátil on line, en El Corte, resulta que venía defectuoso. Lo devolví, claro está, pero me costó el porte de la agencia. Ahora ya no, te lo sirven en la propia tienda, aunque lo compres on line. Entonces... ¿para qué el juego de la oca, en la red? Lo tengo claro: para alimentar a las gallinitas de los huevos de oro que actualmente picotean por ahí. Las mismas exactamente que sostienen el negocio de la telefonía móvil y de las energías in-sostenibles fomentadas por gobiernodespaña.
Muy buena, amigo NRQ, la alusión al libro de Eco. Es, junto con "La estructura ausente", mi ensayo favorito.
Pero y qué me dicen de Second Life. Hay gente que se pasa la vida -y nunca mejor dicho- viviendo otra vida, la que se ha creado para sí misma.
Otros hacen negocios en SL, pinchan en la disco de moda, venden minifaldas que sientan de cine a las muñequitas de cera, venden parcelas para las pandis...
¿Qué es internet? Cierto N, lo que queramos que sea pero con tanto grupi de Belén Esteban no tengo claro qué llegará a ser.
Excelente post Juante, un crack.
Muchas gracias Tasmania. Es todo un placer contar con fantásticas aportaciones como las tuyas.
Es verdad que Internet tampoco es tan preocupante, con excepción de esos esnobistas progres del Ministerio de Educación y Consejerías asociadas, que creen haber descubierto la solución a todos sus males en la relativa pasividad y superficialidad de conocimientos 2.0 y 3.0 que genera la Red.
Por el momento, quizás sea más preocupante el fenómeno de bulímicos y adefesios que pululan por los hipermercados de medio pelito y alternativos al Corte.
Esas "generaciones perdidas" son las que te encuentras dirigiendo y presentando programas de televisión; haciendo películas y escribiendo relatos insustanciales; ocupando el edificio de pisos alquilados sólo por los 200 euros de subvención; obstruyendo las puertas de los Institutos con sus audis y con toneladas de colillas de tabaco; abarrotando las copisterías de la Facul para fotocopiar las páginas de libros pirateados en el pen, con los que los profes universitarios quieren sacudírselas, incluso copiando; en macrobotellonas revientahígados de inhibidos pagafantas; intentándonos vender una tarjeta, un plan, un coche más, un aparato en el palacio de los tontos -a ser posible, para chatear hasta en la bañera- o un link youtube de cortos de Médem -mucho peor que la peor bazofia imaginable- al que adoran como epígono infalible de su estulticia globalizada, sostenible y con hedor a zapato mugriento.
Sé que mi visión no participa del optimismo antropológico de Zetapé y sus adláteres. Pero en eso me honro. Esta mañana, más que nunca, he tenido esa impresión apesadumbrada de que el "nuevo orden" está ganando la partida y corre desaforado hacia la victoria final. Cada cual en su "keli", frente al portátil, impávido ante las medidas impotentes de un gobierno inútil de bobos corruptos. Observé, por puro aburrimiento, las imágenes televisivas de un ciclo de conferencias de la Asociación de la Prensa, sobre el momento actual de la Información frente al Poder. ¡Y han tenido la jeta de mostrar el público que había frente a la mesa redonda, presidida por dos niñatas y un niñato!: ¡sólo un matrimonio mayor, posiblemente papás de algún plumilla rezagado o rezongado! El hombre, con una cara de paleto que tiraba para atrás y riendo en un primer plano estúpidamente sostenido. Eso sí: las cámaras de la tele local, del último grito. La sede de la Asociación -conchabada con el Ayuntamiento- como si fuera un Ministerio, la moqueta, los asientos, de la mejor calidad y las gafas de los ponentes...¡ay, las gafas! el mejor símbolo de esa modernidad tan autocomplaciente como estúpida y hueca: la mejor evidencia del punto de tontería saturada al que han llegado, para no decir nada relevante, ni medianamente edificante. Todo un pavoneo insufrible de memez que justifica una tele hipermillonaria y prescindible total.
Quizás esta visión repentina y dominical merezca una segunda parte del post pero, por lo pronto, no me cabe la menor duda: esta misma mañana -más que nunca- he tenido esa acuciante y angustiosa sensación de que hay varias generaciones perdidas... e irrecuperables.
Pues sí Juante, ordenar esas cabecitas se hace bien difícil... y no digamos tratar de amueblarlas...en demasiadas ocasiones parece un imposible.
Nada hay, nada existe, nada vale la pena más que el último mac, el último ipod, el último modelito...
La curiosidad... ¿pero eso qué es? se preguntan... la satisfacción del trabajo bien hecho... ¿se refieren al sexo? preguntan... la mirada crítica....¿una peli americana?....se preguntan.
En ocasiones me dan ganas de golpear mi cabeza contra la pared. O la de ellos, a ver si sale algo.
Me alegra no encontrarme solo, Tasmania. No sabes cuánto.
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